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Salud

Mi cabeza es un infierno

Más de cuatro millones de españoles sufren migrañas, una dolencia que puede cronificarse si hay automedicación - En Canarias hay que tener cuidado con las altas temperaturas y el sol

Mi cabeza es un infierno

A Mercedes le lleva doliendo la rodilla cuatro días. No ha dudado en pedir cita con el traumatólogo rápidamente. La cabeza, en cambio, le duele cada dos por tres; dolores insoportables a los que, muchas veces, se unen náuseas, vómitos y que la invalidan para hacer su trabajo. Al menos para hacerlo correctamente. Ha tardado diez años en decidirse a ir al neurólogo porque creía que, al igual que le pasaba a su madre, es algo con lo que tenía que cargar y que los analgésicos eran su único consuelo.

Mercedes es una de los cuatro millones de españoles que sufren migraña, un tipo de cefalea que puede convertir la vida de quien la sufre en un verdadero infierno. Aguantar el dolor o automedicarse con analgésicos no es la solución.

Pero, ¿qué es realmente la migraña y por qué ataca tanto a unas personas y menos a otras? "Es un tipo de cefalea, de dolor de cabeza, que se conoce desde tiempos inmemoriales. Afecta a un hemicráneo, de ahí viene el nombre de migraña, se da más en mujeres que en hombres y puede tener un componente hereditario. Se acompaña de molestias por la luz y los ruidos, incluso náuseas y vómitos. Dura desde horas a dos días y la gente, para calmarla, acostumbra a acostarse en un sitio oscuro", explica Juan Rafael García, jefe del servicio de neurología del Complejo Hospitalario Insular-Materno Infantil, quien añade que se desconoce el origen de esta dolencia que ya describían los sumerios.

Varios factores coadyuvan a su aparición o agravamiento, y algunos tienen especial incidencia en Canarias, en concreto las altas temperaturas y la exposición prolongada a los rayos del sol. Así, García señala que "la migraña aumenta con la falta de sueño, el calor, el estar sometido mucho al sol y también el no dormir por las noches, por lo que suele darse en personas que trabajan en turnos nocturnos".

Con este cuadro, es fundamental tener una buena higiene del sueño, mantener el estrés bajo control y tener una alimentación adecuada. "Normalmente el estrés y la ansiedad lo empeoran. Incluso hay personas que tienen migrañas del tipo alergia alimentaria, al ingerir fresas, vino tinto, queso curado, nueces o chocolate. Por eso es importante hacer una vida adecuada con hábitos saludables, no fumar, no beber en exceso, una buena nutrición, que se respeten las horas de sueño y no estar mucho al sol", recomienda este neurólogo, García señala que la incidencia de esta dolencia en mujeres es muy superior que en hombres. "La proporción es de tres a uno. Posiblemente haya cuestiones hormonales que influyan", señala el jefe de neurología del Insular. Hay otro tipo de cefaleas, las denominadas en racimo, que se dan más en hombres y que pueden venir acompañadas de lagrimeo.

El coste directo de la migraña para el sistema sanitario español es de 400 millones de euros al año, aunque los costes indirectos pueden ascender al doble.

Tratamiento

En cuanto a los tratamientos, cuando las formas de prevenir las cefaleas antes enumeradas no son suficientes, puede ser necesario recurrir a fármacos adecuados, esencialmente los analgésicos o antiinflamatorios, pero el neurólogo subraya la necesidad de contar con un diagnóstico previo que señale la dolencia como migraña, ya que en ocasiones una sintomatología similar puede corresponder a otra patología. "Mucha gente cree que la tiene y no es así. Cuando se diagnostique hay que poner un tratamiento específico", señala el neurólogo, para advertir a continuación que el abuso de estos analgésicos y antiinflamatorios puede tener un efecto contrario al que se busca: "El abuso puede propiciar una migraña de rebote, la incrementa. Por eso hay que limitarla".

Una de las novedades en los tratamientos de las cefaleas son las inyecciones de toxina botulínica, que se plantean como especialmente útiles en las cefaleas de tensión, relacionadas con la contractura cervical. "Se empieza con dosis bajas, en tres o cuatro puntos, y se van ajustando cada cuatro meses", concluye.

En cuanto a los analgésicos o antiinflamatorios, se recomienda tomarse más de tres días a la semana ya que su abuso puede provocar una cronificación del dolor, que cada vez se haga más frecuente hasta ser diario o casi diario. Por ello, en los casos de que el número de cefaleas sea superior se debería consultar al neurólogo para decidir un tratamiento preventivo que pueda ser eficaz de cara a tener controlada la incidencia de esta dolencia.

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