La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Gandini: "Los colombianos en Canarias sienten que deben votar en el plebiscito de paz"

"No había vínculos históricos como con Venezuela o Cuba, pero existe una similitud de la idiosincrasia", afirma el cónsul de Colombia en Canarias

Pierangelo Gandini, en el balcón del Consulado de Colombia en Canarias. JUAN CARLOS CASTRO

¿Cuántos colombianos residen en Canarias?

Hay casi 30.000 colombianos en las Islas, más en Gran Canaria (8.400 personas) pero también bastantes en Tenerife (7.400), Lanzarote (5.600) y Fuerteventura (3.500). Europa exige un visado a los colombianos a partir de 2001, por lo que hubo una oleada migratoria para ingresar antes que coincide con el boom de la construcción en España. El colombiano es una mano de obra muy apetecida porque es polivalente y un rebuscador, un termino que significa que no se queda quieto y siempre busca oportunidades. Históricamente no había tantos vínculos con Canarias como en Cuba o Venezuela, pero existe una similitud en la idiosincrasia, en el trato personal y el clima, así que la gente se siente a gusto. Primero emigraron por las oportunidades y después, por el efecto llamada.

¿De ellos, cuántos son desplazados por la violencia?

Durante los dos últimos años hemos atendido a un centenar de personas con solicitudes de inclusión en la Ley de Víctimas. El trabajo del Consulado sólo es ser puente, no tenemos ningún poder de decisión, aunque acompañamos en todo el proceso.

¿Y cuántos prevé que voten este domingo?

Están inscritas en el censo electoral casi 3.000 personas y en los comicios de hace dos años, por ejemplo, votaron alrededor del 30%. No esperamos subir el porcentaje, sobre todo, por la situación económica. No es fácil venir a Gran Canaria, porque muchos no tienen trabajo y otros no definieron su situación migratoria, por lo que no se benefician del descuento de residente. A diferencia de otros procesos, sin embargo, la gente siente que debe y quiere participar. Recibimos muchas llamadas y correos, hay mucha expectativa.

Lógico, tras más de medio siglo de conflicto...

Desde 1982 se intentan negociaciones de paz y hubo un proceso no público, un trabajo previo increíble, antes de sentarse en 2012. El momento histórico estaba dado para la negociación, pero nada estaba acordado hasta que todo estuviera acordado, esa fue la máxima. Los seis grandes ejes de negociación forman uno solo, se trabajaron temas verticales pero desde la transversalidad. No puede acuerdo parcial ni plebiscito parcial. Si hablas de reparación de víctimas, tocas también la reforma agraria, la restitución de tierras. O el abandono de armas y la participación democrática. Se ha hecho un trabajo fuerte, amplio y concienzudo. Nos sentimos orgullosos.

Sí o no a la paz parece una pregunta retórica, ¿pero después?

El reto es el postconflicto, que se puede demorar diez años. Logramos un acuerdo sin injerencia extranjera, porque la negociación no fue impuesta por un tercero, aunque se miraron todos los procesos para terminar conflictos en cualquier parte del mundo y tuvimos el acompañamiento de países como Cuba, Venezuela y Noruega. El respaldo internacional obtenido es fundamental para el postconflicto.

¿El dolor de las víctimas se cura en un decenio?

Todo depende de la persona. La reparación económica no es todo, son mucho más importante los mecanismos o tribunales de verdad y justicia. Cuando logras la certeza sobre un desaparecido, comienzas a cerrar la herida. El centro del acuerdo de paz son las víctimas, porque si no hay una reparación efectiva de lo sucedido, se corre el riesgo de la repetición. Y si las víctimas pueden pasar la página, nos dan a todos una enseñanza increíble.

¿Es más fácil reparar a las víctimas que terminar con el narcotráfico?

El narcotráfico es un problema mundial complejo y hasta que no se lleve a otras instancias más elevadas, donde todo el mundo esté de acuerdo, va a ser muy difícil. Todo negocio ilícito genera mucho dinero. El campesino cultiva porque logra unos ingresos, pero si ofrecemos otras alternativas que generan más o menos lo mismo podemos empezar a hacer algo.

Y ahí se conecta con la tierra, con la reforma agraria...

La tierra también es un asunto complicado en cualquier parte. No se va a quitar tierra a nadie, no se han negociado expropiaciones, sino lograr un mayor productividad del suelo. Y también más acceso al agua. Hay una desigualdad, por lo que hay que dar más oportunidades a los más desfavorecidos para cerrar la brecha. Por eso hablamos de tantos años de postconflicto, porque nos quedamos a mitad camino si no hay un acompañamiento a lo largo de los años. O entra la inversión o corres el riesgo de la repetición.

¿Y ya hay inversores canarios en Colombia?

Todavía no, pero la directora comercial de la oficina ProColombia en Madrid y el embajador en España se reunieron en abril con empresarios canarios y fue interesante su respuesta. Y también se observó que Canarias es un espacio idóneo para que empresas colombianas inviertan como vía de introducción en África. Ahora se está comenzando un proceso para explorar oportunidades mutuas.

Compartir el artículo

stats