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Dependencia Barreras a la integración

"A veces pienso en dejar la carrera"

Saray Rodríguez, la alumna de Arquitectura con un 92% de discapacidad a la que se le retiró la ayuda para ir a clases lamenta que el Gobierno vuelva a hacer "oídos sordos" a su problema

Saray Rodríguez, en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas. QUIQUE CURBELO

"A veces pienso en dejar la carrera, pero para no tener que depender de la ayuda de nadie, e irme para mi casa, pero ya que llevo tantos años, me gustaría terminarla". Así lo afirmó Saray Rodríguez, la joven de Fuerteventura, con una discapacidad del 92%, que desde el pasado curso libra una batalla contra el Gobierno de Canarias, después de que le quitaran, sin previo aviso, la ayuda para pagar a una persona que la acompañe a clases en la Universidad de Las Palmas donde estudia los últimos años de Arquitectura.

Saray nació sin manos, sin uno de los brazos y el otro atrofiado, y apenas puede caminar, por lo que está sujeta a una silla de ruedas. Sin embargo, siempre ha sido una chica alegre y luchadora, con una voluntad de hierro para lograr sus metas, un carácter que la llevó a dejar su hogar en Fuerteventura y a su familia con 18 años e irse a estudiar Arquitectura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Pero esa fuerza se ha ido desgastando en el último año, tras ver como peligraba su carrera cuando el Gobierno de Canarias le retiró la ayuda para pagar a una persona que la acompañara a las clases. "Cuando llegué a la Universidad luché por esa ayuda, porque siempre necesito a alguien conmigo para vestirme, trasladarme, que me ayude en clase... y el Gobierno de Canarias me la concedió. Sin embargo, en el curso 2014/2015, me encontré con que me habían retirado la ayuda, sin ninguna explicación, y me encontré sin asistencia para ir a la Escuela. Así estuve cuatro meses, perdí medio curso y ha sido sin duda la peor etapa de mi vida", afirmó Saray Rodríguez.

Al final logró retomar los estudios en febrero, después de que la Fundación Ralons le financiara una auxiliar para acompañarla hasta final de curso. "Aún estoy esperando la respuesta de Servicios Sociales. Nunca me comunicaron nada, desapareció la ayuda y ya está. Verbalmente se me dijo que no se me iba a dar, cuatro meses después de sufrimiento y de no saber lo que iba a hacer. Yo mandaba escritos, pero nunca me contestaron. Fue entonces cuando el Consejo Social de la Universidad se puso en contacto con la Fundación Ralons y ellos me contrataron a un auxiliar hasta final de curso, con lo cual les estoy muy agradecida, sin ellos hubiera perdido el curso".

Para Saray fue una etapa muy dura, se incorporó ya empezado el segundo trimestre del curso y con la presión de que podían echarla de la carrera si no cumplía el mínimo de aprobados exigibles. Al final aprobó cinco asignaturas y pudo matricularse para el nuevo curso, que empezó el pasado miércoles, 21 de septiembre, una vez más gracias a que la Fundación Ralons, le renovó la ayuda.

"Este año sigo sin saber nada de Servicios Sociales del Gobierno de Canarias, el silencio sigue vigente, y una vez más, la Fundación Ralons ha acudido en mi ayuda, me llamaron y me dijeron que desde la Fundación iban a continuar con el servicio de la auxiliar que me acompaña a clases, y así pude incorporarme. Les estoy muy agradecida, pero me hubiera gustado que las cosas fueran de otra forma, no haberme visto tan desamparada por parte del Gobierno".

La joven volvió a solicitar a la Administración autonómica la asistencia en verano, mandó todos los escritos a los registros, pero sigue sin noticias. "Tampoco me dan la ayuda de dependencia, que se me reconoció en 2009. Yo en todos estos años no la había reclamado porque ya tenía la ayuda que realmente necesitaba, que era alguien que me acompañaba, no lo veía necesario, y supuestamente el año pasado se iba a arreglar la ayuda a dependencia que llevo años sin cobrar porque no me estaban prestando el servicio a la universidad. Al final ni una cosa ni otra".

Ella no se explica qué ha pasado, desde que empezó la carrera nunca tuvo problemas , " costó, como todo al principio, pero se luchó mucho y se consiguió".

Es por eso por lo que ve ilógico que durante años la hayan apoyado para que estudiara la carrera, "y cuando aún no ha llegado a su fin me dejen de lado, no tiene sentido. Han tirado más dinero del que le falta por aportar", indicó la joven.

Los cuatro meses de incertidumbre por los que pasó el pasado curso han pasado factura a su carácter alegre y positivo. "No sabía que iba a hacer con mi vida, y encima se juntó que ese año tenía además un Erasmus concedido. Yo soy conscientes de que aunque todos seamos iguales ante la ley, yo no estoy en igualdad de condiciones que los demás, y antes de pedir el Erasmus en la Universidad fui al Gobierno a preguntar si con mis condiciones podía hacerlo. Me dijeron que sí, lo hice y me lo concedieron para ir a Polonia".

La sorpresa fue cuando empezó el curso y se vio sin asistencia de la noche a la mañana, "fue un palo no poder irme de Erasmus, pero lo peor es que ni siquiera podía asistir a mi Escuela, en el Campus de Tafira. Fueron los peores cuatro meses de mi vida, con diferencia". Aunque su familia y su novio la animan a seguir luchando, ella reconoce que le fallan las fuerzas. "A ver, que yo estoy acostumbrada a ir a contracorriente, pero tampoco hace falta ir contra tsunamis, es que es insano".

El respaldo de la Fundación Ralons le garantiza el curso, pero le gustaría que el Gobierno de Canarias "hiciera mejor las cosas", sobre todo para los jóvenes con discapacidad que luchan por llegar a la universidad. "El mío no es un problema individual, es colectivo y si no lo solucionan los discapacitados vamos a volver a la prehistoria, a tener que quedarnos en casa, escondiditos".

Dentro de un mes cumple 25 años y no puede dejar de preguntarse por qué ha tenido que luchar tanto para estudiar. "Es importante tener la cabeza en los estudios, y no estar con la angustia de la incertidumbre de si podrás ir a clases o no. Me pregunto, ¿por qué adaptan las aceras de las calles para los discapacitados y no la educación, que es un derecho de todos?", concluyó la alumna de Arquitectura.

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