Profesores LGTB de enseñanza secundaria y primaria en Canarias se han implicado en una iniciativa nacional con la cual se muestran ante sus alumnos abiertamente gais o lesbianas, buscando reciprocidad natural entre los jóvenes, y tratando de lograr que los chicos y chicas homosexuales encuentren en ellos un referente además de frenar la homofobia en las aulas, un problema que no sólo existe entre el alumnado sino también en el equipo docente, como admiten educadores y asociaciones LGTB.

"No es cuestión de ir con la bandera del arco iris a clase pero sí de generar un grado de confianza que permita, en el caso de que lo precise, un acercamiento confiado del alumno LGTB hacia el docente", explica Kika Fumero, profesora de francés en secundaria, con más de 11 años en la educación y una de las referentes en Canarias y España en la implantación de medidas que favorezcan la diversidad afectivo sexual en las aulas. "Nunca he ocultado a mis alumnos que mi pareja es otra mujer", afirma.

Y de eso se trata en parte esta iniciativa en la que participa. Docente en el IES Cabo Blanco de Tenerife y "lesbiana visible", como ella misma se define, actualmente se encuentra en excedencia para atender las solicitudes que desde colegios, institutos y universidades le realizan para formar a otros profesores, heterosexuales incluidos, a quienes "se les instruye entre otras cosas para que sepan actuar ante la presencia en las clases de chicos y chicas LGTB y detecten casos de homofobia", cuenta Fumero, que respalda una acción activa en las aulas como la "visibilidad" para dotar al alumno "de referentes reales" y así lograr un desarrollo sano de los chicos y chicas.

"Claro que es necesario significarse en un aula", explica por su parte Pedro Rodríguez, profesor del IES Amurga, de San Fernando de Maspalomas, en Gran Canaria, y coautor del libro Adolescentes ante la diversidad sexual: Homofobia en los centros educativos.

"Los alumnos LGTB también deben tener en quien mirarse. Es evidente que el profesor heterosexual no lo esconde y hablan de sus esposas, de sus hijas? Lo hacen sin ánimo de nada pero la normalización también está en que abiertamente un profesor gay, una profesora lesbiana o trans hablen de sus parejas o sus hijos con la misma naturalidad".

En ese sentido, Rodríguez lamenta que "algún alumno me haya venido a decir 'oye profe, qué guay porque tu no pareces gay'; y lo dicen como si eso fuera bueno. Yo les respondo que me ofenden y les planteo si les sentaría bien a ellos que yo les dijera 'oye, pues tu no pareces heterosexual'", cuenta sobre una situación "fruto de la educación machista imperante" contra la que lucha el colectivo LGTB dentro de las aulas.

Según datos de un estudio realizado hace unos años entre un centro de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) y otro de Coslada (Madrid), el 83,2% de los 4.600 adolescentes encuestados ha sido testigo de insultos homofóbicos; el 50,2% ha presenciado amenazas; el 51,8% violencia física; el 37% palizas y el 51,9% exclusión.

"La situación es dramática", insiste Kika Fumero. Y de ahí el empeño de profesores como ella para poner en marcha en el centro donde trabajaba en el sur de Tenerife, el IES Cabo Blanco, reconocido por la comunidad docente LGTB como centro de buenas prácticas, la Semana de la Afectividad Afectiva Sexual, donde se celebra cine fórum, funciones de teatro y charlas.

Además, han implantado una acción consistente en que cada uno de los empleados del centro, desde los profesores a los camareros de la cafetería o el personal de administración, se cuelgue una etiqueta visible donde escriben su orientación sexual. "No se trata de hacer activismo en las aulas sino de facilitar a los estudiantes la posibilidad de mantener una conversación sobre el asunto que les concierne con alguien que es como ellos", añade Fumero.

El éxito de la iniciativa les animó a que este año se sumaran por primera vez los alumnos, que también se colocaron esas tarjetas identificativas. Los resultados "fueron mejor de lo esperado -"emociona cuando te vienen a decir profes, soy como tú", admite- y se ha ido estableciendo en el centro más tolerancia "porque también juega un papel crucial que los heteros se relacionen con gais, lesbianas, bisexuales o transexuales en las aulas y entiendan la realidad de esas personas con las que comparte en el fondo tantas cosas".

El error de ser invisible

Las denuncias de bullyng relacionados con la opción sexual de las víctimas son muy frecuentes en las aulas de Canarias y aunque ya de por sí el asunto es preocupante, más grave es cuando la incomprensión y el maltrato proceden de los docentes, otra de las lacras contra las cuales trabajan los profesores LGTB visibles.

Como ejemplo de esta situación, recuerdan el caso de un instituto de la calle Tomás Morales, en Las Palmas de Gran Canaria, donde una profesora llamaba por su nombre masculino a una chica en proceso de reasignación sexual. La maestra de secundaria le prohibía a la chica acceder al baño de mujeres, obligándola a soportar insultos de sus compañeros cuando coincidían con ella en el aseso.

"La gran mayoría de los enseñantes no está en muchos casos preparado para hablar con los alumnos de nada que comience con sex pero 'invisibilizar' la homosexualidad, como hasta ahora, sólo empeora la situación y perjudica a los alumnos homosexuales", continúa Rodríguez.

En ese sentido, un estudio del Instituto de la Juventud de 2011 recoge que el 80% de la población joven española ha sido testigo de agresiones sexuales por su orientación sexual o su identidad de género. Sólo el 19% recibió alguna ayuda de algún docente. "Es necesario trabajar con ellos en las aulas", coinciden los consultados.

Otra acción que llevan a cabo en el centro tinerfeño IES Cabo Blanco ha sido repartir un cuestionario entre los alumnos donde se hace referencia a su orientación sexual. El mismo cuestionario lo responden los profesores y luego lo reparten entre los chicos y chicas del instituto. "Pues mi visibilidad me ha dado muchas alegrías pero tampoco me ha librado de que me llamen lesbiana de mierda", dice Kika Fumero, quien añade: "si sufriera una deficiencia me atacarían por ahí", añade sobre la peligrosa relación/percepción que tiene para algunos jóvenes ser gay, lesbiana, transexual o bisexual.

Pero si para los docentes LGTB resulta importante el trabajo con los chicos y chicas, insisten en la formación del propio profesorado para frenar la homofobia entre ellos. De hecho, tanto Pedro Rodríguez como Kika Fumero dicen haber presenciado "actitudes delictivas" por compañeros del centro. Desde escuchar a un profesor en la sala de reuniones decir que "hay que tener cuidado con nosequién porque se está pasando a la otra acera", cuenta Rodríguez, al "debes tener cuidado con las iniciativas relacionadas con la visibilidad homosexual entre alumnos porque en el colegio hay familias muy conservadoras", como recuerda haber escuchado Fumero. "¿Cuidado con qué?", se preguntaba el jueves la profesora.

Prohibido adoctrinar

Sin embargo, no todos los docentes LGTB son partidarios de lo que algún crítico llaman "adoctrinamiento" desde las aulas. "Para eso ya están los profesores de religión", dice Eusebio Marrero Marrero, educador en un centro de primaria en Tenerife.

"La visibilidad entra dentro de la normalidad. Soy docente y tengo la obligación de formar a mis alumnos para la vida, dotarles de una educación integral", explica Marrero, que "en absoluto" quiere decir que no le parezcan "formidables" iniciativas como la campaña Stop Homofobia, puesta en marcha por profesores como el grancanario Pedro Rodríguez con la implicación del colectivo de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales Gamá. "Pero creo que no es trabajo de los profesores", abunda Marrero.

"Para eso están los servicios sociales municipales que realmente son quienes deberían afrontar estos problemas. Bastantes luchas tenemos ya en las aulas como para meternos en una guerra más", admite antes de insistir en que "mi implicación en contra de la homofobia en las aulas es total, pero igual que me preocupa el racismo o los malos tratos o el bullying", reconoce antes de insinuar la falta de implicación de las administraciones en estos asuntos: "Cada uno debe saber dónde están sus límites", dice sobre la comunidad docente, "y dónde comienzan las responsabilidades" de ayuntamientos, cabildos y gobiernos. "Otra cosa es que funcionen como el culo", concluye el profesor que se prepara para su segunda boda. "Con un hombre, claro", responde.