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Entrevista

Van den Broek: "Los musulmanes radicalizados están indignados"

"Los hijos de inmigrantes buscan su identidad y la encuentran en la religión", afirma el sociólogo

Hans van den Broek. J. P.

El caso de Abdellah Ouelji, el yihadista detenido recientemente en España, ¿ejemplifica el proceso de radicalización?

Claramente. Se trata de un hombre que llevaba veinte años en España, con la nacionalidad española, casado y con hijos, totalmente integrado, y sin embargo... Esta integración no lo significa todo. En los países del Norte de Europa, son los jóvenes inmigrantes de segunda y tercera generación los que se han dejado seducir por las versiones más radicales del islam, los que acuden a encontrar el martirio en Siria, los que han cometido los últimos atentados en Europa. Solo hay que ver a los jóvenes del barrio de Molenbeek en Bruselas. Hablan el idioma, han acudido a escuelas occidentales y se han socializado en los valores de Occidente.

¿Qué les lleva a esa radicalización?

Una explicación fácil sería decir que se trata de jóvenes que sufren exclusión social. Pero esa es una parte de la historia. Una investigación sobre los padres de los jóvenes que se fueron a Siria revela que la situación es más compleja. Algunos son gente con estudios, con trabajo. Otros llevan a su mujer y sus hijos a Siria y se incorporan al Estado Islámico. Es cierto que a algunos les faltan perspectivas de futuro. El común denominador es que están indignados con el trato que han recibido sus padres en las sociedades de acogida. Sienten rabia por la situación de Oriente Medio, por el apoyo de Occidente a dictadores y guerras. Y también una gran frustración porque creen que se denigra al islam y al Profeta en Occidente.

¿No hay quizá un problema de identidad?

Efectivamente. No son de aquí ni de allí. Cuando vuelven al país de sus padres los tratan como a occidentales, no como a turcos, argelinos o marroquíes. A veces no hablan bien el idioma de sus países de origen. Muchos buscan su identidad y la encuentran en la religión. Y hay algo además que para los occidentales es muy difícil de entender, y es que la religión sigue siendo muy importante en el mundo. La secularización solo es un hecho en Europa. Para el 75 u 80 por ciento del mundo, la religión sigue siendo un pilar importantísimo. No obstante, aunque busquen su identidad en la religión, no tienen mucha idea de ella. Lo vemos en esos dos jóvenes de Birmingham (Mohammed Ahmed y Yusuf Sarwar) que fueron a luchar a Siria con libros como The Koran for Dummies o Islam for Dummies (El Corán y el Islam para tontos, en inglés). Sin embargo, tenían ese ímpetu de ir a luchar.

¿Cabe una reacción negativa frente al islam?

Se puede reaccionar como países como Hungría o Polonia, y apelando al miedo a la supuesta islamización de Europa. Cerrar las fronteras y sobre todo aplicar medidas más represivas tampoco es una solución; precisamente esas medidas pueden provocar una radicalización. Lo que no quita que haya que estar muy pendiente de lo que ocurre en las comunidades, infiltrándose sobre todo en las redes. Lo que demuestran las últimas detenciones es que funciona el trabajo de las fuerzas de seguridad. En España, tenemos mucha experiencia por la lucha contra el terrorismo de ETA. Sin embargo en otros países del Norte de Europa, no tienen tanta.

¿Hay un final para esta radicalización?

No se ve el final todavía. Acabo de escribir un artículo donde hablo del interés de esos movimientos yihadistas por provocar un mayor rechazo en las sociedades occidentales a lo musulmanes, por generar una mayor islamofobia. Los partidos islamófobos están encantados con lo que está ocurriendo. Hay una cierta retroalimentación entre la extrema derecha y el salafismo. El objetivo de los salafistas es separar las comunidades musulmanas del resto de la sociedad occidental. Para ellos, un musulmán integrado es un mal musulmán. Hay que combatir activa e ideológicamente el salafismo y desenmascarar esa corriente como lo que es, una versión muy radicalizada y de extrema derecha del islam.

¿Y cómo se combate ese radicalismo?

Intentando no cerrar las puertas desde la sociedad Occidental. Hay que apoyar las corrientes liberales dentro de las comunidades musulmanas. El nuevo alcalde de Londres, Sadiq Khan, y el de Rotterdam, Ahmed Aboutaleb, son personas que hacen todo lo posible por favorecer las corrientes más tolerantes, y por eso están recibiendo amenazas de muerte. Los movimientos sociales tienen que apoyar a estas personas. Son los únicos que pueden mover algo dentro del islam.

¿Aprecia cierto caldo de cultivo del radicalismo musulmán en nuestro país?

En España veo cierto radicalismo musulmán, sobre todo en la Comunidad de Cataluña, aparte de Ceuta y Melilla. La mayor parte de los detenidos por las fuerzas de seguridad del Estado en los últimos años han salido de Cataluña. Pero también es verdad que aunque no haya caldo de cultivo en otras regiones, basta con que una o dos personas tengan la voluntad de cometer un atentado para que provoquen un gran daño...

Tienen una visión medieval del mundo, sin embargo son maestros en las nuevas tecnologías.

Son como los amish (grupo anabaptista que viste de manera tradicional y se resiste a adoptar comodidades y tecnologías modernas), solo que en su caso aspiran a vivir como en la época de Mahoma. Quieren que la sociedad sea como en los inicios del islam, en el siglo VII. A diferencia de los amish, hacen amplio uso de todos los medios modernos. Ahí están esos vídeos del Estado Islámico, tan profesionales, o la revista del Daesh, Dabiq, que es estupenda, a todo color. Saben utilizar las redes para captar posibles reclutas, pero esas mismas redes son la puerta de entrada para las fuerzas de seguridad. Hasta ahora, la radicalización tuvo lugar en las mezquitas, pero ahora es a través de los ciberimanes, que aseguran tener conocimiento de los textos sagrados, pero en la mayoría de los casos hace simplemente un corta y pega.

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