Vivienne Westwood era la más punkarra de todos cuando, en el Londres de principios de los años 70, todo cambió. Maestra de profesión, la creadora dejó su pueblo aburrida para instalarse en Londres donde, en 1971, conoce a otro gran innovador, Malcolm McLaren, de quien se convierte en pareja y en socia, y montan la tienda Let it Rock, en King"s Road, un establecimiento que combinaba la música con la moda y de donde surgieron la modernidad más radical y provocadora, que como banda sonora tuvieron a los Sex Pistols, a quienes representaba y producía el propio McLaren.

Cómo pudo salir tanto de aquella pequeña tienda de Chelsea sigue siendo hoy la cuestión. Y como reina de todo aquel movimiento estaba la primero rubia y después pelirroja fuego Vivienne Westwood, quien supo uniformar a aquella época y lo que es más importante, universalizar aquella tendencia.

Los cueros, la licra, los pinchos, las camisetas rotas, las proclamas anti sistema, las crestas en el pelo y hasta ponerse hasta arriba de todo loque pasara por sus manos creó tendencia. Y el éxito de Westwood es que supo cómo aprovechar todo aquello para inocular una tendencia que ahora ya no es moda: es lo normal. El germen de su actual imperio, que cuenta con pintos d de venta en todo el planeta y comercializa varias marcas bajo el sello Westwood, la sitúan entre las mujeres más ricas de Reino Unido. Dios salve a la Reina... punk.