La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

"Nuestra aplicación de participación ciudadana se importará a las Islas"

"La gente en Madrid ha elegido cómo y en qué gastarse 60 millones del presupuesto anual de la ciudad", destaca Miguel Arana

Miguel Arana, director de Participación de Manuela Carmena en Madrid. LP/DLP

Usted aborda el rol de la ciudadanía en la democracia online. Vivimos un momento de explosión de herramientas digitales, pero se impone el caos. ¿Cuál es el rol que usted defiende?

El rol que empieza a tomar la ciudadanía no depende sólo de una cuestión de herramientas. Estamos viendo algo que ocurre desde hace varios años y que en España surgió a partir del 15-M. Se trata de un momento en el que la ciudadanía decidió asumir un rol activo en la política, de una forma mayoritaria y abierta. Esto lo vimos también en la Primavera Árabe y saltó al movimiento Ocupa Wall Street en Estados Unidos. Así ha ido pasando a Turquía, Brasil y otros muchos países. En el caso de España hemos visto como esto ha derivado al plano institucional con la aparición de nuevos partidos políticos. Se trata de movimientos muy abiertos, donde cualquier persona que se sienta llamada a formar parte de la política puede hacerlo y se junta con otros para tomar decisiones. La mayor parte de estos movimientos, aunque muy ayudados por la tecnología como elemento catalizador, son procesos que empiezan accidentalmente. En Madrid, con una manifestación y en Estambul, defendiendo un parque. Depende más de un proceso de encontrarse y de descubrir satisfactoriamente que otros piensan igual, comparten un deseo de cambio y se siente un actor posible en el cambio de las cosas. A partir de esta idea, la tecnología no debe desviar el foco de los importante. Los ciudadanos son protagonistas del cambio.

¿En qué momento se encuentra el proceso de empoderamiento de la sociedad y la toma de decisiones a través de las nuevas tecnologías?

Nosotros vemos un cambio importante en el momento en que los nuevos partidos entran en las instituciones. Pero hay que entender que estamos hablando del mismo movimiento social, que entra en una nueva fase. Antes se podía proponer un cambio pero no se podía ejecutar directamente. Y ahora nos encontramos con un vehículo para llevarlo acabo. Nosotros, en Madrid, estamos dando los primeros pasos y son los mismos que se están dando en todo el planeta. No hay referentes de sitios, que podamos coger como ejemplo, de sistemas que funcionen de manera robusta. Hay pocos casos. Sí los hay en cuanto a los mecanismos de democracia directa consolidados, como el caso paradigmático de Suiza. Pero estos corresponden a los medios tradicionales: propuestas, recogida de firmas y, luego, votación. Es un tipo de democracia directa y, aunque asentada, es limitada, porque es costoso llevar las propuestas a la votación y no es fácil involucrar de manera total al ciudadano.

¿Cuál es su propuesta?

Pretendemos que cualquiera pueda forma parte, de manera fácil y regular, de todo lo que tenga que ver con el gobierno de la ciudad, como ocurre en Madrid con los presupuestos participativos, la remodelación de parques y plazas -como en el caso de la Plaza de España- o la realización de un plan de Derechos Humanos, en el que estamos inmersos. Es el tipo de modelo que estamos iniciando. Son al mismo tiempo, los primeros pasos y los más avanzados. Porque vivimos un momento de experimentación y prueba.

Ustedes iniciaron un proyecto, llamado Decide Madrid, para recoger propuestas ciudadanas, pero se encontraron con el boicot de los llamados trolls de internet. ¿Lo han resuelto?

Sí. Pusimos en marcha este proyecto a través de la web Decide Madrid. Este es precisamente el proyecto que se va a importar a Canarias y que se ha llevado a Barcelona, La Coruña, Oviedo y este jueves lo ha incorporado Valencia. Es un modelo de participación muy interesante y sí, cuando lo abrimos, nos encontramos con un ataque de gente que se juntó con la intención de sabotearlo. Esto duró solo un par de días y no ha vuelto a ocurrir. Es algo que pasa con plataformas nuevas cuando están conectadas a instituciones que han estado cerradas durante mucho tiempo. Ahí surgen personas con ganas de liarla y armar escándalo. Pero el propio funcionamiento de las plataformas lo soluciona en cuanto empiezan a entrar usuarios. El efecto de los saboteadores queda diluido, porque todo lo que ocurre en ellas son evaluados en por los propios usuarios. Por eso, cuando hay suficiente masa crítica estos ataques desaparecen frente al control de estos.

¿Qué instituciones canarias están interesadas en este tipo plataforma de participación?

Bueno, prefiero que sea cada una la que lo comunique. Sí es verdad que nos han contactado de muchos ayuntamientos de España, alguno solo interesados y otros para instalarlas.

¿Cómo operan estas plataformas de participación?

Nosotros hemos hecho una plataforma de software libre y esta contiene todas las herramientas que estamos poniendo en marcha. Son aplicaciones muy cómodas y sin coste para la administración, en el que la persona que entra con un fin participativo, puede ver a su vez propuestas relacionadas con los derechos humanos o cualquier tema. Es un pack y cada ayuntamiento decide qué incorpora de la misma. La Coruña, por ejemplo, lo ha hecho con los presupuestos participativos. Con esto no se tienen que gastar dinero en hacer su propia plataforma y, al mismo tiempo, la vamos perfeccionando conjuntamente con el uso. Hemos cambiado las tornas. Antes una empresa se lo vendía a 20 ayuntamientos distintos y ahora, las construimos y ofrecemos conjuntamente. Ya hay ciudades de otros países muy interesados: en Argentina, Colombia, México...

¿Sirve esto como vehículo para denunciar abusos sociales?

Nuestro planteamiento no es tanto el de la idea de reforzar el activismo, entendida como un vehículo de presión sobre la toma de decisiones. Lo que nosotros pretendemos es que la ciudadanía, directamente, tome las decisiones. Se trata de abrir más las instituciones y darle el control a la gente.

¿Qué haría falta para que esto, que asegura estar en sus primeros pasos, sea una herramienta habitual?

Lo estamos haciendo poco a poco. La gente en Madrid, con los presupuestos participativos, han propuesto miles de ideas y al final han votado, sin intervención del Ayuntamiento, por 200 que corresponde a 60 millones del presupuesto de la ciudad. La gente ha elegido directamente cómo y en qué gastarse 60 millones del presupuesto. Así, poco a poco, iremos ampliando el tipo de decisiones que toma la ciudadanía. Hace poco se aprobaron dos propuestas: una para un billete único de transporte y otra para hacer una ciudad sostenible. Ambas llegaron al punto de votación, recibieron suficientes apoyos y la gente ahora votará si se llevan a cabo o no. Así que ya la gente ya está tomando decisiones de manera directa. Ahora, la cuestión es ir ampliando para que cada vez haya menos decisiones que se tomen sin la intervención directa del ciudadano.

Tenemos ejemplos reciente de votaciones como el Brexit o la propuesta de paz en Colombia. ¿Se aceptará lo que decida la gente, guste o no al gobernante?

Eso es lo más importante, evidentemente. Las decisiones deben ser vinculantes. Si no, esto no tiene sentido. Tienen que ser procesos con el compromiso de que lo que salga se lleve adelante. Es lo que le da la fuerza y anima la gente a participar. Siempre hay miedo pero es infundado. En Suiza se vota en referéndum desde 1848 y si vemos los efectos que produce de forma sistemática en diferentes culturas durante cien años; lo que vemos son efectos muy positivos en la sociedad. Vemos que se protegen mejor las minorías, se respetan más los Derechos Humanos, las deudas de las ciudades se reducen. Solo es cuestión de mirar a los datos y lo que ocurre cuando dejas elegir a la gente para darse cuenta de que la gente vota y elige con mucha cabeza. Lo importante es que esto se produzca de abajo a arriba y que sea la propia gente la que haga las propuestas. Y no puedes darle un paquete cerrado.

Compartir el artículo

stats