Desde hacía cinco años no entraba agua con cierto fundamento en los grandes embalses de la isla, todos ellos situados al sur de Gran Canaria, hasta que ayer miércoles, y después de envilmar la tierra con las precipitaciones que cayeron del domingo al lunes, más las que 24 horas después terminaron por hacer correr los caideros, han permitido recuperar la imagen de unos caudales entrando en las presas. Como ocurría ayer en Chira.

En el pueblo aledaño al gran embalse, que se encuentra desde 2010 en continuo retroceso, ayer no es que se viviera una fiesta, "porque tampoco es para tirar voladores", según valoraba el vecino y cultivador de papas de fortuna, Saturnino León León, pero sí se respiraba en el ambiente un punto de cierto optimismo, el de que las tornas quizá están cambiando para abrir un cambio de ciclo.

La importancia del asunto se la daba Antonio León Hidalgo, de 72 años, un señor con una Toyota Hilux, natural del lugar pero residente en Vecindario, Santa Lucía, que cogió el volante a las once de la mañana para plantarse arriba a otear el panorama y comentar con su rancho el ya casi inusual fenómeno. "Lo bueno es que han caído muy suavemente, sin viento, sin destrozos", que fue la forma de entrar de una borrasca de la que al parecer se esperaba mucho más.

Y es que desde el domingo pasado, cuando el archipiélago se comenzó a teñir de aviso naranja, las expectativas eran altas. Sobre todo por sus precedentes en el sur de España, donde descargó baldes de casi 150 litros por metro cuadrado en apenas horas. De hecho en la Base Naval de Rota, se ha tenido que cotejar si ese fin de semana pasado, tras el cual partió inmediatamente la inestabilidad hacia Canarias ha supuesto el récord registrado en esa estación, con nada menos que 121 litros por metro cuadrado el sábado día 22, y otro remate de 26 litros al día siguiente. Pero no. Quedó a apenas cinco litros del 10 de octubre del año 2008, cuando recibieron en esa única jornada unos respetables 126 litros por metro cuadrado.

La apariencia de la tormenta en mapas de predicción y radares de vigilar, acercándose amenazante a las islas y formando un abigarrado tren de masas nubosas también hacía recordar el desastre vivido en la ciudad de Telde el pasado año, con coches haciendo la falúa por los barrancos hasta la playa, y en menor medida en el cono sur de la capital grancanaria, formando unos kilométricos atascos en las peores horas de transitar.

Pero Elisabeth, como bautizó a la borrasca el departamento de Climatología de la Universidad de Berlín, venía con una cierta pachorra y agotamiento tras el alarde de energía que había demostrado en el sur del continente.

Con todo, y según el Consorcio Insular de Aguas, el volumen captado en las grandes presas de su titularidad supone unas cuatro semanas de riego o, en cifras, un volumen de unos 116.000 metros cúbicos de agua.

"En total, son en torno a 4.100 horas de agua, a razón de 36 metros cúbicos por hora", según informa el consejero de Soberanía Alimentaria del Cabildo de Gran Canaria, Miguel Hidalgo.

Para Saturnino León León, el beneficio para sus papas, que es donde está la clave del asunto, no son sólo la garantía de unas mayores reservas de agua, sino además cuatro semanas sin tener que regar el cacho verde que tiene pegado a su casa. Tan pegado que tienen casi encima un altavoz , "con música para animarlas", según suelta en tono de broma. Lo que implica para los agricultores del sur, que se confiesan aburridos de sequía, el ahorro de 30 días de factura según el tipo de cultivo. Igual ocurre en Tasarte, -que estos días han recordado, viendo cómo corría el barranco por el pueblo, la fecha del 21 de diciembre de 2009, cuando una avalancha arrasó por buena parte del pago-, así como en los cauces de Veneguera y barranco de Mogán.

De nuevo arriba, en Chira, de vez en cuando un claro hace brillar el espejo algo marrón de la lámina de agua. El nivel está subiendo muy poco a poco, a milímetros por hora. Lo hizo ayer miércoles, con unos tímidos 20 centímetros que fueron trepando por el muro, para ayer jueves dar otro empujón de 37 centímetros, a los que se irán sumando los procedentes de otras dos aportaciones: los chubascos que con cierta intensidad seguían cayendo ayer en el área de captación, y los caideros que mantienen una humedad que ahora es clave si, como esperan arriba, se monta "otra carajera" la próxima o la siguiente semana.

Porque es ese mojado sobre mojado es el que va asentando "la autopista" para que las futuras precipitaciones monten la auténtica fiesta de agua en las medianías y cumbres.

Porque lo único que falta para que Chira y su tierra arcillosa reviente es eso. "Mucha regadera".

"Mire usted," ilustra Saturnino León enseñando su pequeño huerto plantado con un saco de semillas de la variedad picasso, "aquí de un saco salen 17 sacos", valga la redundancia, "y eso que los combino a veces con cebollas al lado".

Hay quién no descarta tanta fertilidad con el incendio de 2007, el que se llevó por delante y de arriba a abajo 18.872 hectáreas de la vertiente sur de Gran Canaria dejando las fincas de Chira renqueando y sin matos de frutas. Aún hoy cualquier conversación remite al fuego, "no hay más que ver huertas desiertas", y la que no la están, con frutales nuevos que no han cumplido aún los diez años de edad.

Vuelve a llover al salir de la casa de León León. Son ya 113 litros por metro cuadrado en los pluviómetros de la zona desde el pasado lunes. Pero todo indica que va a parar, al menos que se sepa por los pronósticos, hasta el próximo martes, en el que no se descarta incluso una visita de calima.

En números

Mientras, en este impasse el Cabildo saca números. Según sus cuentas las lluvias "han regalado 50 días de riego a las plantaciones del sur de Gran Canaria, ya que no habrá que regarlas en 20 días y las presas han recogido agua para un mes, a lo que se agrega la recogida por los embalses particulares".

En resumen, "unas siete semanas que se añaden a las reservas anteriores y a la que transporta el Consejo Insular de Aguas desde la capital", gracias a la entrada en funcionamiento del trasvase de agua industrial fabricada en las desaladoras de la capital.

Además aclara que las lluvias han caído en las zonas altas y con cierta puntería, lo que ha permitido captar agua "a razón de 36 metros cúbicos por hora".

Esto implica en concreto para la presa de Chira la entrada de 84.462 metros cúbicos, "ya que pasó de los 832.983 que había el lunes a los 917.445 metros cúbicos de este jueves, lo que suponen 57 centímetros de subida de su nivel y 2.346 horas nuevas de agua para riego. El Mulato, en el barranco de Mogán, ha pasado de 407.993 a 428.173 metros cúbicos, lo que significa 20.180 aportados por las últimas lluvias. Su nivel a ascendido unos 39 centímetros de altura, es decir, unas 560 horas de agua.

Ya más flojos han sido los registros en el embalse de Ayagaures, que solo ha recibido unos 2.000 metros cúbicos, hasta alcanzar 57.647 de volumen, en la práctica, unas 56 horas más de agua, mientras Soria ha recibido unos 3.600 metros cúbicos. Por último, Gambuesa, que tenía 709.883 metros cúbicos y ha ganado 6.000 metros cúbicos, "unas 170 horas de agua", según Hidalgo.

Todo ello a un ritmo pausado, sin los grandes aspavientos de otros octubres más virulentos. Por ese mismo motivo, el camino de Trasierra por Ayacata y la base del Roque Nublo no sorprende por sus grandes caideros, y a la vegetación baja y de matorral le falta mucho aún para coger sustancia, como parecen lamentarse algunas ovejas que se las ve almorzando más pajullo que brotes verdes.

Los coletazos

Esto en un día, el de ayer, el que la resaca del frente borrascoso quería dejarse notar aún en zonas más bajas de la isla, las que se veían desde la Cumbre encapotadas por enormes nubes que descargaron en el municipio de Telde a partir de las diez de la mañana y que continuaban alternándose con paradas intermitentes hasta pasado el mediodía, y acumular unos 24,2 litros por metro cuadrado, aupándose a la máxima del Archipiélago a las cuatro de la tarde.

También recibía la villa de Agüimes, aunque en menor medida, con un registro en el pluviómetro de la Agencia Estatal de Meteorología de 12,8 litros por metro cuadrado. De esta cola del temporal no escapó tampoco Maspalomas, playa sobre la que caían 4 litros por metro cuadrado, superando así a una medianía de solera lluviosa como la de la Vega de San Mateo, que recibió sus 3,6 litros por metro cuadrado casi al mismo tiempo. En Lanzarote y Fuerteventura, que esperaban otra entrega, no cayó apenas una gota.