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El batiburrillo de los husos y las guerras

Franco decidió que la Península adoptara el horario alemán en plena II Guerra Mundial

Franco saluda a Hitler en Hendaya en 1941. LP/DLP

Con la entrada en el horario de invierno las Islas retornan al patrón que les es natural según su ubicación geográfica, y que era constante antes de que en 1974 se generalizara el adelantar los relojes en primavera para aprovechar más las horas de luz. En realidad, lo que es una anomalía es el denominado horario de verano, del que hemos disfrutado hasta ayer. Esta madrugada no hemos hecho sino retornar al que nos es propio y debería regir durante todo el año si no se hubieran establecidos los cambios, hemos vuelto al tiempo estándar.

Sin embargo, en la Península y Baleares las cosas no son tan sencillas. Ellos han pasado de estar dos horas por delante del horario que les correspondería a estar sólo una. ¿Por qué es esto así? Durante la II Guerra Mundial, el general Franco decidió adelantar una hora al reloj para acoplarse a los horarios de Alemania y congraciarse con Hitler. Fue exactamente el 2 de mayo de 1942. Así, aunque el territorio peninsular y el archipiélago balear pertenecen al huso del Meridiano de Greenwich, su reloj permanece una hora por delante de éste.

España no fue la única que adelantó su horario para homologarse con Alemania. La Francia ocupada, el Reino Unido y Portugal adoptaron esta misma medida. Sin embargo, al finalizar el conflicto bélico, portugueses y británicos decidieron retomar su anterior horario. mientras que España y Francia se quedaron con el nuevo horario.

A día de hoy existe incluso un colectivo, la Asociación por la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe), constituida en 2006, que reivindica la recuperación de la hora de Greenwich para la Península y Baleares. Los motivos que aducen son los mismos que los esgrimidos por quienes piden la abolición del horario de verano: su incidencia en los ritmos circadianos que condicionan el sueño.

Los husos horarios se establecieron en el siglo XIX, cuando se decidió armonizar los horarios correspondientes a las diferentes geografías con atención a un criterio común. Así, se dispusieron 24 bandas verticales imaginarias de 15 grados cada una de medida, que son los husos. Se designó como meridiano cero (GMT +00) la localidad de Greenwich, cerca de Londres, donde se emplazaba un importante observatorio. A partir de ahí, se sumó una hora de oeste a este por cada franja de 15 grados a la vez que se iba restando en la dirección contraria (de este a oeste).

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