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Salud Da comienzo el horario de invierno

Horas son amores

Esta madrugada los relojes se atrasaron sesenta minutos para dar entrada al horario que regirá durante seis meses, una medida controvertida que puede interferir en nuestra salud

El insomnio es uno de los posibles efectos adversos en nuestra salud del cambio de hora. LP/DLP

Esta madrugada los relojes se atrasaron 60 minutos, de manera que a las 2.00 horas sus manecillas se deslizaron hasta volver a marcar la 1.00. El efecto inmediato de este cambio es que pudimos disfrutar de una hora más de sueño, que no es poca cosa. Pero tal modificación, que da entrada al llamado horario de invierno, no es tan inocente: puede tener incidencia en nuestra psique y nuestro cuerpo, según cocluyen algunas investigaciones médicas. la iniciativa de los cambios de hora, que se generalizó en plena era de la crisis del petróleo para arrancarle algo más de luz al día y ahorrar energía, viene siendo muy contestada desde hace algunos años por estas mismas razones.

¿Pero en qué puede afectar el cambio de hora? Entre los posibles efectos adversos que se aducen con frecuencia constan las distorsiones en los patrones de sueño, la distimia (estado de ánimo melancólico), somnolencia, irritabilidad, cefaleas y nerviosismo. No es, en cualquier caso, una cuestión pacífica dentro de la comunidad médica y psicológica. Si para algunos es imposible establecer una relación causa-efecto entre los dos cambios horarios anuales (el reloj se adelantará dentro de seis meses para dar inicio al horario de verano) y estas sintomatologías, otros ven claro el vínculo.

El psicólogo Francisco Montesdeoca prefiere relativizar esta cuestión para un lugar como Canarias, habida cuenta de las condiciones climatológicas que disfrutamos. "Hay cierta tendencia a mitificar este tema, que yo pongo bastante en solfa en las Islas. Aquí gozamos de un clima primaveral casi siempre, con más horas de luz", comienza explicando el psicólogo, que señala dos colectivos especialmente vulnerables a posibles incidencias psicológicas por el cambio de hora: "Los niños, que se deben levantar con una hora de diferencia, y los ancianos, que tienen menos protección, menos capacidad de adaptación, sobre todo los que muestran ya ciertos desajustes de comportamiento".

La clave de todo esto, apunta, reside en los llamados ritmos circadianos, "una serie de señales que se encuentran en el cerebro y nos dan la pauta para saber diferenciar la vigilia del sueño, la noche del día". El cambio de hora puede interferir en los patrones de ese ritmo, pero Montesdeoca insiste en no sobredimensionar esa incidencia: "No hay que alarmarse. En dos o tres días el organismo se adapta perfectamente y retoma el ritmo normal de la vida".

El psicólogo ve más desestabilizador el otro cambio, que se establece en marzo-abril para adelantar una hora, y compara este factor al jet-lag, sobre todo el correspondiente a los vuelos en dirección oeste-este. En cuanto a incidencias de conducta, aprecia "cierta irritabilidad, pero no comportamientos disruptivos o anómalos".

Finaliza recomendando "no mitificar esta cuestión. Estamos encontrando síndromes para cualquier cosa relativa a los problemas del alma. Hay gente que va al centro de salud para que le receten un ansiolítico que le permita sobrellevar el cambio de hora, como una prevención contra el posible estrés que se pueda derivar". En todo caso, este psicólogo se une al colectivo que apuesta sin ambages por eliminar estos dos cambios de hora.

Benigno Gago, médico de atención primaria, señala que "sí hay algunos cambios en la salud por este motivo, pero no son importantes". El facultativo ve más sensibles a estos problemas a las personas mayores de 50 años y también establece el símil con el jet lag, "en especial cuando viajas al este, que pierdes una hora de tu reloj biológico".

Los trastornos que pueden aparecer tienen que ver con la privación del sueño: "Cefalea, trastornos del sueño, irritabilidad, incluso problemas digestivos, estreñimiento y dolores abdominales". Pero no les concede mayor importancia. "Es como un jet lag mínimo, un jet lag de una hora. Si uno sale de noche un fin de semana y se acuesta a las 2.00 de la mañana, se somete a una mayor privación de sueño". Nada que no se diluya con el paso de un par de días, mientras nos habituamos al nuevo ritmo impuesto por el cambio horario.

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