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Ciencia

Las aerolíneas perjudican a la investigación en Canarias

Las compañías aéreas bloquean el traslado de animales de laboratorio y paralizan varios proyectos en las Islas

Las aerolíneas perjudican a la investigación en Canarias

La Universidad de Alcalá de Henares, hace unas semanas, era el punto de destino de un curioso envío que partía desde Gran Canaria: una pareja de ratones con los que se había trabajado en la Isla para investigar el metabolismo del colesterol. La espera de la facultad madrileña resultó inútil. Los roedores no salieron jamás del Archipiélago porque las compañías aéreas -desde marzo, según informa El País- no permiten el traslado de animales de laboratorio ni en cabina ni en bodega, un bloqueo que ha dejado en fuera de juego a la investigación en Canarias.

"Esta medida", advierte José Luis Martín Barrasa -responsable del Servicio de Experimentación Animal del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín-, "empieza a generar cierta urgencia, de bloqueo, en casos concretos de investigación que se realizan en las Islas". "En este tipo de proyectos", explica, "se trabaja con unos plazos muy concretos, se buscan resultados de excelencia y este escenario empieza a dejarnos en una situación muy delicada".

Para Martín Barrasa, que también ejerce como profesor del Instituto Universitario de Sanidad Animal (IUSA), el contexto que provoca la decisión de las aerolíneas genera un "hándicap más" para los científicos del Archipiélago. "A veces", prosigue, "el sustento económico de nuestros programas parte de subvenciones públicas que nos hemos ganado a pulso en un sector con mucha competencia. Con este panorama, ahora, además de correr el riesgo de tener que paralizar los procesos de investigación, se crea otro obstáculo enorme: la posibilidad de tener que renunciar a esas ayudas si no cumplimos con nuestros objetivos".

Martín Barrasa, como miembro de la Sociedad Española para las Ciencias del Animal de Laboratorio (SECAL), subraya que "en mi caso, a corto plazo, no corro el riesgo de quedarme sin ejemplares" para el trabajo en el laboratorio por el embargo de las compañías aéreas, pero apunta que "en unos meses espero la llegada de unos animales reproductores". "Pero si esto sigue así", reconoce, "podría tener que detener o abandonar un proyecto. Y como el mío, hay otros casos".

Entre las empresas de transporte aéreo sólo Iberia ha explicado el por qué de su negativa para trasladar animales de laboratorio en la bodega o en la cabina. "En el caso de que se fugue un grupo de estos roedores, podría ocasionar daños en el cableado del avión y afectar a la operación del vuelo", apuntaron a El País desde la compañía de International Airlines Group (IAG).

Los investigadores, sin embargo, temen que la medida se deba a la presión ejercida sobre las aerolíneas por grupos en contra de la experimentación con animales. Frente a esa teoría, Martín Barrasa considera que "nuestra misión, desde un punto de vista científico, debe ser mantener un encuentro con las compañías aéreas" para dar con la solución al conflicto.

Tres preguntas

El responsable del estabulario del Hospital Universitario Doctor Negrín señala que las empresas de transporte aéreo -además de Iberia, Air Europa también se niega a incluir en la cabina y la bodega de sus aviones a animales de laboratorio- deben responder a tres preguntas sobre este problema. "¿Desde cuándo entra en vigor esta medida?, ¿qué entienden por animal de laboratorio? y ¿por qué?" son las cuestiones que plantea el investigador canario antes de recordar que "los peces, los pulpos, los conejos, los cerdos o las cabras son especies con las que se trabaja en los laboratorios, va mucho más allá de los ratones".

Martín Barrasa, ante la posibilidad de que las compañías aéreas están sucumbiendo una a una -sólo Air France se mantiene al margen de esta prohibición- a presiones y boicots de grupos en contra de la experimentación con animales, receta que "las instituciones de investigación y desarrollo sean capaces, a partir de la pedagogía profesional, explicar a la sociedad en qué consiste nuestro trabajo y cómo lo desarrollamos para que la gente pueda tener una opinión formada al respecto".

Para que un animal de laboratorio pueda viajar, el investigador canario relata que "se necesita la expedición de unos permisos especiales y superar unos controles sanitarios muy estrictos". "No se puede transportar", reitera, "a los animales de cualquier manera". Y, en este punto del dilema, destaca que "dudo mucho que se den esas condiciones si queremos que un animal salga o llegue desde o hasta Canarias a través de un barco".

El científico del Doctor Negrín ilustra con un ejemplo su explicación. "Si tuviera que enviar a un grupo de ratones por barco a Barcelona", manifiesta, "probablemente tardarían unos cuatro días y su estado no sería el mejor". "Pero si tuviera que mandarlos a una ciudad de Alemania", agrega, "el asunto empeoraría considerablemente, porque habría que añadir el trayecto en coche o tren desde una localidad con mar y eso no es factible desde el punto de vista del bienestar animal. Por eso, aunque la prohibición de las aerolíneas afecta a toda Europa, para los proyectos de Canarias, por nuestra situación geográfica, es mucho más grave. Si yo trabajara en Valladolid y tuviera que enviar a un grupo de roedores a Santiago de Compostela, podría hacerlo en unas horas con un coche".

Martín Barrasa resalta que el trabajo con animales en los laboratorios es básico para la salud de los humanos, pero también "para la salud ganadera, la fauna silvestre o las mascotas". El investigador, ante los recelos que puede provocar el trabajo con seres vivos, comenta que "los modelos son necesarios". "Trabajamos con modelos in vitro", enumera, "modelos con células, pero hay un momento en el que para conseguir resultados hay que pasar al trabajo con animales, tanto para experimentar con enfermedades que afectan a los seres humanos como para saber, por ejemplo, por qué encontramos un delfín muerto en nuestra costa".

Frente a esos prejuicios, recomienda "un uso racional" de los animales a partir de las tres 'erres': "reducir su número, reemplazar a los ejemplares y refinar los procedimientos". Y para ello considera clave explicar a la sociedad el código de transparencia que rige el trabajo de la investigación en laboratorios con animales, abrir las puertas del trabajo de investigación y ofrecer charlas en diferentes ámbitos para despejar las sospechas.

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