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Música

"Escuchar a los Beatles con sitar fue un impacto cuando empezaba mi carrera"

"El ímpetu que tiene la guitarra con cierta raigambre flamenca se hace entender rápido", confiesa el músico Javier Ruibal

El músico gaditano Javier Ruibal. LP / DLP

Sus canciones se caracterizan por una enorme exuberancia sonora. ¿Cómo se produce ese traslado a un directo acústico?

Muy natural porque mi música está basado en la guitarra, pero cuando compongo trato de ser lo más rico posible y todo lo que llegue bienvenido sea. En el concierto incluiré algún tema inédito que no está en ningún disco. Soy de la opinión de que hay que hacer entrega nuevas y no ser tacaños.

¿En estos 35 años se ha visto ubicado en algún movimiento?

Mi identidad es andaluza, por encima de todo. Eso hace que esté en un camino de fusión de entrada y forme parte de una tendencia enriquecedora. Hay muchos artistas que se mueven en estos mimbres, y cada uno tiene sus pequeños matices. Pero otra cosa es que al público no les llegue igual la divulgación de esta música. Yo formo parte de un espíritu creativo que va buscando terceras vías a lo previsible. Porque en medio del pop y el rock sacar la cabeza no es tan fácil. En vez de ser un handicap, me estimula.

¿Y esa fusión permite que funcione mejor en el extranjero?

Funciona por una cuestión de vibraciones. El ímpetu que tiene la guitarra tocada con cierta raigambre flamenca se hace entender rápido. Y, por encima de las barreras del idioma, cuando he tocado delante de rusos o argelinos hay una empatía que surge de la forma de cantar ya que las formas andaluzas están muy internacionalizadas.

¿Cómo ha sido su evolución desde los ochenta hasta ahora?

La propuesta siempre fue crear un ámbito propio, un espacio en el que uno se exprese musicalmente y poéticamente y conformar objetos y creaciones que sean cuando menos respetables. Yo he ido trabajando y el tiempo ha hecho que la propuesta tenga mejor resultado y los poemas sean más sobrios. Y el tiempo me ha ido dando mayor concreción porque una canción debe ser algo más extenso que un haiku y más breve que un cuento, pero debe tener algo de las dos cosas: abstracción como un haiku y desarrollo, moraleja y estribillos como un cuento.

¿Y cuál cree que debería ser la reacción del oyente?

Debe provocar una emoción inmediata que de ganas de escucharla de nuevo. Es mi modo de concebir el trabajo y la experiencia para hacerlo un poco mejor.

¿Tenía influencias claras cuando empezó a componer?

A mí me influyeron cosas tan esenciales como el Revolver de los Beatles que fue la primera vez que incluyeron el sitar. Aquello me produjo un impacto sonoro porque me resonaba algo también flamenco que era mi entorno familiar. Y lo que me provocaron el disco de Serrat dedicado a Antonio Machado, el Electric ladyland de Jimi Hendrix, o Fuente y caudal de Paco de Lucía. He sido un chaval flasheado por músicas tremendas. Pero siempre he percibido dónde había solemnidad y profundidad en lo que escuchaba y mi deseo fue acercarme a la creación de estos artistas. Fueron mis ídolos e imitaba su música hasta que me di cuenta que era el momento de iniciar mi propio camino y a eso me he dedicado toda mi vida. Hay que saber honrar lo que ha habido antes porque te dota de una cierta respetabilidad.

Usted ha trabajado componiendo para otros artistas. ¿Se siente cómodo en esta faceta?

La comodidad no es precisamente uno de los estados de ánimo en la gente que está creando cosas, porque para generar una pieza nueva hay que sentir cierta incomodidad. Sólo sientes comodidad cuando la terminas. El hecho de componer es sentir una inquietud. Cuando voy a hacer algo con una cantante escucho sus canciones para ver qué lenguaje es el que utiliza, y qué modos son los que más le gusta o qué palabras quedan mejor en boca de la voz de una mujer que en la de un hombre. Para el cine, lo primero que pido es el guión e intentando que haya párrafos de los diálogo convertidos en verso. O que esté en mayor sintonía con el mensaje.

También ha trabajado creando temas para el teatro.

Juan Echanove me ha pedido música para la Asamblea de las mujeres de Aristófanes y que, en tono de carnaval gaditado hiciera algunas canciones. Eres como el arquitecto que le hacen una casa y eliges un estilo u otro.

¿Cómo ha sido su relación con Canarias en estos 35 años?

Muy especial porque he ido muchas veces y he estado en casi todas las islas, desde los Jameos del agua al Teatro Chico de La Palma. Recuerdo, hace más de 20 años, estar en un concierto multitudinario por el Sáhara en Tenerife. Y la relación en el plano artístico es bastante buena. Los canarios tiene más proximidad con los modos andaluces y uno se siente más confortables ya que las Islas hacen de puente de Latinoamérica.

Usted colaboró en un disco de José Antonio Ramos.

Canté Fúlgida Luna y sentimos mucho su pérdida porque era un musicazo sensacional, sobrio, muy buscador. El timple, en si mismo, tiene un colorido muy bello, pero él sabía que para hacer buen arte había que complicarse la vida y él se la complicaba.

¿Cuáles serían sus proyectos musicales más cercanos?

Tengo pensado terminar otro disco, y vengo de Argentina con la idea de preparar algo con Juan Quintero, que es el líder de Aca Seca Trío. También tengo que entregar una canción para Pasión Vega.

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