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Entrevista a Leandro Pecchia

"En el futuro sabremos el estado del corazón con una corbata inteligente"

"En el futuro se usarán pendientes o ropa interior inteligente que nos darán datos sobre la salud", asegura el profesor de Ingeniería Biomédica

Leandro Pecchia. JUAN PLAZA

Nacido en Nápoles, Leandro Pecchia lidera el grupo de investigación Applied Biomedical Signal Processing and Intelligent eHealth Lab, una plataforma para el desarrollo de dispositivos inteligentes que ayudarán a conocer datos médicos sin perjuicios para los pacientes. Es autor de más de sesenta trabajos sobre reconocimiento de patrones, necesidades de los usuarios y evaluación de tecnologías sanitarias.

¿Cuál es el futuro de la ingeniería biomédica?

Creo que es una de las disciplinas de la ingeniería que están creciendo más rápidamente. La Comisión Europea ha publicado un documento en abril de este año que dice que la ingeniería biomédica no es una rama de la medicina, sino que la medicina progresa gracias a la ingeniería biomédica. Es la primera vez que la Comisión Europea dice esto. La Organización Mundial de la Salud ha publicado también un documento en el que se reconoce la necesidad de la ingeniería biomédica, porque no es posible que vayas a un hospital y no se sepa quién se ocupa del dispositivo médico. La cirugía ha cambiado, los cirujanos siguen la preparación que se seguía siempre, pero ahora hacen su trabajo con instrumentos que permiten tener acceso a partes del cuerpo que antes no se podían tocar. Y esto es gracias a la ingeniería biomédica.

¿Qué avances se han im- plementado en los últimos tiempos?

Se aplican mucho en la cirugía miniinvasiva, laparoscópica. Se trata de abrir al paciente con instrumentos mínimamente invasivos, posiblemente a través de orificios ya existentes para dejar la mínima cicatriz, y así se llega a los órganos en los que se tiene que intervenir limitando al mínimo el daño. Por ejemplo, en la próstata se interviene de forma mayoritaria de manera muy poco invasiva. Para las intervenciones del corazón se interviene a través de las venas, con instrumentos muy flexibles, y eso es gracias a la ingeniería biomédica. La habilidad del cirujano es importante, pero poder hacerlo es gracias a la ingeniería.

¿Qué intervenciones serán posibles en el futuro?

En el futuro podremos llegar a tener información sobre cómo están el corazón, la piel, con el aliento podremos llegar a saber si el paciente tiene un problema me-tabólico, si ha dormido mal, viéndole los ojos... Y es algo muy útil, por ejemplo, para la terapia oncológica, que tiene muchos efectos colaterales que hay que abordar en el momento justo. La ingeniería biomédica da este tipo de información.

¿Cómo se hará?

Con unos pendientes inteligentes con sensores, pulseras, incluso ropa interior inteligente, corbatas para medir las pulsaciones cardiacas... son cosas que hace esta ingeniería.

Hasta hace poco parecía ciencia ficción...

Sí, ya es posible hacerlo. Ir a la Luna también era ficción y se ha conseguido, como pronosticó Julio Verne varios años antes (risas). Es algo que ya está aquí, hay prototipos. Yo digo que todo lo que una persona puede soñar puede también tener una versión real, y es esto por lo que estamos trabajando en este campo.

¿Están bien preparados los ingenieros de hoy en día en este campo?

Sí, la Ingeniería Biomédica se imparte en muchas universidades y los ingenieros españoles son muy punteros. Tenemos a Teresa Redondo, a Del Pozo en Madrid, Laura Roa en Sevilla... son profesionales de primera fila a un nivel mundial. España tiene una tradición muy larga en biomedicina.

¿Qué consejos da a los ingenieros?

Hoy [por hace varios días] vengo con una serie de datos sobre cómo está evolucionando y creciendo la ingeniería biomédica y cuál es el impacto, cómo se está reconociendo a nivel mundial esta disciplina, cosa que antes no ocurría. Ahora contamos con un reconocimiento público. Creo que es importante poner ejemplos de las cosas que estamos haciendo en mi laboratorio, como las realizadas para prevenir las caídas en los ancianos, que son un problema muy grave.

¿Cómo lo hacen?

Las caídas tienen un motivo específico: cuando uno se levanta rápido baja la tensión y por ello se puede perder el equilibrio y caer, y es algo que a los ancianos les ocurre con frecuencia. Lo controlamos leyendo las señales fisiológicas, cómo varía el latido de un instante al siguiente, y esos datos se ponen en relación con la presión sanguínea.

¿Qué dispositivos utilizan para ello?

Hemos diseñado un dispositivo que se fija al corazón en el tórax, es algo fácil de llevar y que no supone ninguna molestia para el paciente.

¿Están los ingenieros biomédicos llamados a tener cada vez más responsabilidades?

En un hospital debería haber al menos tres ingenieros que se encargasen de la programación de la maquinaria, es algo que ahora no ocurre y que ocurrirá en un futuro. Nuestro entrenamiento prevé formación en la seguridad del paciente y programación de las máquinas y el instrumental médico; debemos tener en cuenta que algunas de las máquinas cuestan millones de euros. Los ministerios de Sanidad prevén que siempre haya expertos en farmacia, y ahora se espera que también haya expertos en biomedicina en los centros hospitalarios, los tiempos han cambiado.

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