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Entrevista a Francisco Javier Aragón

"Hemos reducido a la mitad las amputaciones por pie diabético"

"El que la enfermedad sea indolora hace que el paciente pueda desarrollar niveles altísimos de azúcar", informa el jefe de la Unidad de Pie Diabético del Hospital Policlínico La Paloma

Francisco Javier Aragón, ayer, en el hospital La Paloma. SANTI BLANCO

¿Cómo ha evolucionado la cirugía de pie diabético desde el año 2008 hasta la actualidad?

Cuando surgió este concepto de cirugía conservadora empezó a ser bastante revolucionario en el ámbito sanitario y marcó un antes y un después en el tratamiento de estos pacientes. Clásicamente los pacientes con una herida en el pie, que se complicaba con el hueso, estaban destinados a la amputación. Nosotros hemos demostrado que sólo quitando el hueso infectado éramos capaces de controlar la infección y de que el paciente tuviera una calidad de vida. Y de 200 paciente con infección en el hueso, la mitad se han salvado sin ningún tipo de amputación. Se publicó cuando en todos los países se realizaba la amputación. Ahora yo acudo a bastantes conferencias a nivel internacional para enseñar mis técnicas y cómo lo hemos ido haciendo, y está cada vez más extendida esta idea de que extirpando sólo fragmentos de huesos podemos curar la infección de estos huesos en personas con diabetes.

¿Y cómo se ha recibido en el resto del mundo?

Había controversia en un principio, pero luego nosotros presentamos una tesis doctoral sobre esto y lo hemos ido desarrollando mucho. Podemos sentirnos tan desarrollados como en Canadá o Estados Unidos. El grupo La Paloma es el que más ha publicado a nivel nacional y, probablemente, uno de los europeos que más ha publicado en el tema del pie diabético.

¿Cómo es la evolución del paciente tras la cirugía?

Aunque hagamos una cirugía mínima, ese paciente lo vamos a considerar, de por vida, paciente de riesgo, porque al quitar un fragmento de pie, o tener que realizar una amputación menor, se va a producir un trastorno biomecánico que supone que la forma de caminar de ese pie va a ser totalmente distinta de la fisiológica.

¿Y cómo será, desde ese momento, la calidad de vida de ese paciente con diabetes?

El paciente siempre va a necesitar un tipo de plantilla para que su forma de caminar sea lo más normal posible y no haya una transferencia de presiones hacia otro sitio. Luego hay que hacer revisiones cada dos meses porque hay que ver si la plantilla le está haciendo daño o si el paciente está desarrollando algún otro tipo de lesión. Pero gana en mucha más calidad de vida con respecto a una imputación mayor, que es la de debajo del tobillo.

¿Cuál suele ser el perfil de este tipo de pacientes?

Un paciente que tiene sobre los 65 años, tiene una posibilidad casi 100 veces mayor, pero en el rango de 45 a 65 también se practican. Los infartos están en un proceso de repunte, y somos la comunidad con más complicaciones. Esto incluye a la ceguera, las amputaciones, la insuficiencia renal requiriendo diálisis y en mortalidad cardiovascular. En pacientes con infección, riesgo de amputación, cuando la circulación no estaba afectada, lo hemos salvado en el 97% de los casos. Con la infección del hueso, que es de la más severa, sólo hemos tenido que hacer una amputación mayor en el 6% de los casos, y en el 50% no se han hecho ningún tipo de amputación.

¿Se cubren las necesidades médicas a nivel nacional?

Son necesarias más unidades. Pero solo uno de cuatro diabéticos a nivel nacional se benefician de ser tratados en estas unidades de pie diabético. La cantidad de personas con diabetes es muy alta y todavía hace falta bastante trabajo. Luchamos contra algo importante, pero con la desventaja de que es indolora: el hecho de que no duela, aunque el paciente tenga unos niveles altísimos de azúcar en la sangre, hace que la persona pueda desarrollar complicaciones sin que se de cuenta de que es diabético. Y muchas veces el debut de la enfermedad es por una infección tremenda en el pie y se enteran de que es diabético 10 o 15 años después. Los síntomas son los de las tres 'p', poliuria -orina mucho-, polidisia -mucha sed- y polifagia -mucha hambre-. La mayoría de los pacientes no se hace un chequeo anual con una determinación de azúcar en sangre. Pudimos desarrollar técnicas de cirugía. Hemos demostrado que con un abordaje agresivo y precoz se pueden evitar muchas amputaciones de forma innecesarias. En Canarias estamos a la cabeza de amputaciones a nivel nacional, con 3.000 en los últimos cinco años, con los costos económicos y pérdida de calidad de vida tan grande que conlleva. Hace unos años realizamos un estudio y llegamos a la conclusión de que existía anualmente 320 amputaciones por cada 100 mil casos. Somos el segundo país del mundo por detrás de EE UU.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de pie diabético?

Las dos más comunes son la neuropatía, que es la pérdida de sensibilidad, y la enfermedad arterial, que es la falta de circulación en el pie. A esos pacientes podemos ponerlo en prevención para que no desarrollen la enfermedad con algo tan sencillo como educar en el calzado. El mal uso puede desencadenar en lesiones en personas con falta de sensibilidad.

Este año el día de la diabetes está dedica a la retinopatía.

La retinopatía diabética es la principal causa de ceguera. Pero las complicaciones en un enfermo de diabetes van entrelazadas, porque un paciente que es incapaz de ver bien sus pies, es incapaz de cuidarlos de forma adecuada. Y necesita el concurso de profesionales en asistencia primaria. Y, sobre todo, implicar a la familia, porque a veces creemos que solo nos corresponde a los sanitarios cuidarlos. Va a ser un paciente de alto riesgo a tener una infección.

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