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Espectáculos

Las artes escénicas y la música en directo no levantan cabeza en las Islas

Estos sectores se estancan en las bajas cifras de recaudación y asistencia que exhiben desde que arrancó la crisis

Las artes escénicas y la música en directo no levantan cabeza en las Islas

El consumo de espectáculos es-cénicos y musicales permanece estancado en Canarias después del gran bajón en oferta y demanda experimentado en 2007-2008, cuando la crisis obligó a redi-mensionar drásticamente estos sectores para adecuarlos a los recortes presupuestarios y la dis- minución de la renta disponible de las familias.

La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) presentó ayer su anuario correspondiente a 2015, en el que se constata para el Archipiélago que si bien algunas estadísticas, como las relativas a la asistencia al cine o la recaudación por espectáculos escénicos, presentan ciertos repuntes con respecto a la anualidad anterior, otros capítulos importantes, caso de la música popular, siguen cayendo. Rubén Gutiérrez, director de Investigación y Desarrollo de la Fundación SGAE, habla de "estancamiento en 2015, tras una tendencia a la baja desde 2008".

Muy indicativo de esta compleja coyuntura en el caso de las Islas es el ámbito de las artes escénicas, que en 2015 registraron un descenso en el número de representaciones con respecto al año anterior (de 507 a 497) y una asistencia prácticamente igual (pasó de 177.000 a 179.000 espectadores). Sin embargo, la recaudación creció un 15,3%, alcanzando los cinco millones de euros. ¿Cómo se explica esto? Por la presencia de dos espectáculos de gran tirón, que se pudieron permitir largas estadías en cartel y establecer un alto precio de localidades: Les Luthiers y The Hole. No obstante este crecimiento, la presidenta de SGAE Canarias, Cristina del Río, adelanta que probablemente la recaudación escénica vuelva a caer en 2016, habida cuenta de que no hemos disfrutado este año de propuestas similares a estas dos citadas.

El sector de la música popular es el más tocado desde 2008 y el más sensible a vaivenes económicos. Recaudación, asistencia de público y actividad de conciertos han caído casi a la mitad en siete años, hasta el punto de que Gutiérrez aseguraba ayer que "la pérdida fue mayor que en el resto del Estado y se está llegando ya a un suelo". Así, está actividad recaudó 3.560.000 euros en 2015 con 351.000 personas que disfrutaron de alguno de los 1.034 espectáculos programados. Por contra, en 2008 la recaudación había ascendido a 628.000 euros, repartidos entre 2.181 conciertos a los que asistieron 642.000 espectadores. Los conciertos que mejores recaudaciones lograron en 2015 fueron los de Maná en la provincia de Santa Cruz Tenerife y Romeo Santos en la de Las Palmas.

Si el ecosistema de la música popular es especialmente poroso a las circunstancias económicas, el de la música clásica aparece acorazado ante ellas, con un circuito, una oferta y un público consolidados, que apenas acusan todas estas fluctuaciones. Iniciativas de largo recorrido como el Festival Internacional de Música de Canarias y el más reciente Fimucité, centrado en Tenerife y que ofrece versiones sinfónicas de conocidas bandas sonoras, mantienen un nivel de respuesta más o menos constante, que actúa como estabilizador del sector. En 2015 se constató una ligera alza con respecto a los doce meses anteriores, tanto en asistencia de público como en recaudación y oferta de conciertos. Un total de 142.000 espectadores acudieron a las 231 citas programadas, dejando en taquilla un total de 1.200.000 euros. Las estadísticas de 2014 hablan de 136.000 espectadores, 1.126.000 euros y 203 conciertos.

El cine muestra una resistencia envidiable, si tenemos en cuenta que ja sufrido el embate del sector audiovisual doméstico, con una envidiable capacidad para la innovación tecnológica y la renovación de sus ofertas. Es cierto que, desde ya antes de la crisis, acusó estos factores, que se tradujeron en el cierre de salas y la reducción de funciones en aquellas que conseguían mantenerse en pie. En realidad, desde la aparición de reproductores domésticos de vídeo el sector de cine no ha tenido más remedio que ir reinventándose, con las grandes salas de antaño dando paso al negocio de los multicines, que permiten una oferta más atomizadas.

Los números del cine en Canarias se mantienen muy estables desde 2010, con cifras que rondan los cuatro millones de espectadores. La serie que va de 2013 a 2015 muestra un discreto patrón ascendente -3.573.000, 3.868.000 y 4.052.000 espectadores-. De forma paralela, la recaudación, que en 2013 ascendió a 19.539.000 euros, creció hasta los 20.566.000 al año siguiente para lograr en 2015 una cifra de 22.144.000 euros. Sin embargo, estos crecimientos no se han visto acompañados de una mayor oferta. Así el año pasado se ofrecieron en las Islas 161.000 sesiones, 3.000 menos que en 2014 y 9.000 menos que en 2013. Rubén Gutiérrez piensa que los buenos números que arroja el sector en Canarias deben ser materia de reflexión acerca de la posibilidad de incrementar la oferta de sesiones.

Música grabada

La música grabada como actividad económica sigue en mínimos. Su declive no se circunscribe a la crisis económica que arrastramos desde 2008, viene del principio de siglo, cuando la reproducción de archivos en MP3 comenzó a generalizarse, abriéndose todo un nuevo campo de reproducción y copia que amenazó las estructuras de la industria del disco, tal estaban concebidas desde hacía cinco décadas. Esta erosión no ha hecho sino crecer con el paso de los años.

El valor de las ventas de música grabada alcanzó en las islas los 160 millones en 2015, un pálido eco de los 305 que se registraron en 2007. El dato más relevante en este sector concierne al reparto de estas ventas entre grabaciones en soporte físico y aquellas en medio digital. Por primera vez se reparten la tarta prácticamente al 50%. El mercado físico fue responsable de unas ventas por 81.156.000 euros, mientras que las del mercado digital ascendieron a 79.034.00 euros.

Gutiérrez y Del Río aprovecharon esta circunstancia para ofrecer una reflexión acerca de la depauperación en España del mercado de música grabada y la poca repercusión que las ganancias del mercado digital tienen en los creadores. Si en la época dorada de los vinilos y los CDs un 10% del precio de las grabaciones iba a parar a los artistas, con las nuevas plataformas de distribución de contenidos, este porcentaje no alcanza ni el 1%.

La razón estriba en que los márgenes de beneficios de estas plataformas son muy escasos, obligadas como están a establecer precios muy bajos por la competencia de la piratería. En realidad, se estima que más del 80% de la música grabada que se consume proviene de estos circuitos piratas. Gutiérrez señaló que la irrupción de internet, lejos de democratizar el gusto musical lo ha acabado uniformando aún más, pues sólo las grandes compañías logran dar a conocer sus productos al gran público. Además, todo un tejido empresarial discográfico español de dimensión media ha quedado tocado de muerte. Y con él, la carrera de muchos músicos.

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