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Entrevista a Javier Sánchez Medina

"Tomar café con los mejores del mundo en transporte inteligente es estimulante"

"Queremos crear una red de colaboración para el desarrollo de la 'smart mobility' en las ciudades europeas", asegura el investigador del Instituto de Ciencias y Tecnologías Cibernéticas de la ULPGC

El profesor e investigador de la Universidad de Las Palmas, Javier Sánchez Medina. LP / DLP

¿Qué es el Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica?

Es una asociación profesional internacional, la más grande del mundo. Nació en Estados Unidos y de hecho la sede administrativa está en Nueva Jersey, pero está extendida por todo el mundo en más de 160 países, y cuenta con 420.000 miembros. Es tan grande e incluye tantas temáticas diferentes que hay que fraccionarla para poderla gestionar. La dividimos por temática, es decir, por temas que trabajan los ingenieros que están en ella, y por regiones del mundo. La temática que a mí me atañe como investigador es la del transporte inteligente.

¿Desde cuándo forma parte de esta asociación?

Dentro de la IEEE hay muchas sociedades (Electrónica de Consumo, Océanos...), y una de ella es la de Transporte Inteligente, cuyas siglas son ITSS, en la que he sido voluntario y he hecho muchas cosas en los últimos seis años, como el Congreso de Transporte Inteligente que se celebró en el Auditorio Alfredo Kraus en 2015, y múltiples eventos de carácter científico, y he sido editor jefe de dos de sus publicaciones, IEEE ITS Newsletter (2015-16) y IEEE ITS Podcast (2013-2016), siendo también el fundador de la última. Ahora me han votado a nivel global como vicepresidente para las actividades técnicas, y a nivel de España, como presidente de la ITSS.

¿Qué supone este nombramiento para usted, tanto a nivel personal como profesional?

Yo soy voluntario porque me da la oportunidad de conocer y colaborar con investigadores de máximo nivel en el transporte inteligente de todo el mundo. Aprendes mucho de otros y otros de ti. No es lo mismo leer en tu despacho los artículos que encuentras en la biblioteca que estar en los pasillos con los grandes autores, por ejemplo, de la electrificación, del transporte, o de los vehículos inteligentes, aquellos que están realmente haciendo que se produzcan los avances. Les preguntas cómo resuelven esto o lo otro... Eso es lo más que me estimula, el poder estar en contacto directo con las tres o cuatro personas que más saben del mundo de eso, poder tomarme un café con ellos, organizamos juntos un workshop (talleres de trabajo intensivo), hacemos congresos... Puedes conocer de primera mano información muy valiosa, cuando estás investigando por tu cuenta puedes empezar a darte con un muro contra el que ellos ya se dieron hace seis meses, y ese tiempo me lo ahorro.

¿Qué retos se plantea cuando asuma ambos cargos el 1 de enero de 2017, por dos años?

Nuestro capítulo en España ha tenido una actividad moderada, y quiero aumentar el nivel de actividad, lo cual es complicado porque hay que buscar financiación. Y también quiero contactar e incorporar a más miembros de la industria, y esto es un reto que tenemos a nivel global porque como los profesores nos apuntamos a todo, es más fácil incorporar a gente de la Universidad, pero en la industria, por necesidades particulares y límites de tiempo, es complicado. Asimismo quiero establecer alianzas con otros grupos que trabajan en transporte inteligente, y con los que hasta el momento no hemos trabajado.

¿Participa en algún proyecto conjunto en este marco?

Estamos trabajando para solicitar un proyecto COST (Cooperación Europea en Ciencia y Tecnología), en el que vamos a participar unos 90 investigadores de 30 países europeos. El objetivo es establecer una red de colaboración para el desarrollo de la smart mobility, la movilidad inteligente y sostenible, que es un paso más en el concepto de la Smart City, ciudades inteligentes que centran todo el desarrollo tecnológico en beneficio de las personas, para hacerles la vida más fácil. El proyecto de Smart Mobility pretende solucionar a través de la tecnología los problemas de transporte en las grandes concentraciones urbanas. Ahí hay un terreno fértil para utilizar toda esta ciencia que estamos desarrollando para mejorar la vida en la ciudad del futuro, la movilidad para ir a a trabajar, para que no haya siniestralidad, que el impacto medioambiental sea mínimo, que sea sostenible...

Tiene una importante experiencia en simulación y optimización del tráfico, visión por computador... ¿Cuál es su nuevo reto como investigador?

Ahora estoy volcado totalmente en lo que se denomina Data stream mining, el manejo y accesibilidad de volúmenes grandísimos de datos. Por ejemplo, en Nueva York ya puedes descargarte, en tiempo real, todas las mediciones que están capturando los sensores de velocidad en toda la ciudad.

¿En qué se pueden aplicar todos esos datos?

Eso es muy útil porque con esas velocidades podemos crear modelos que te digan dos cosas: cómo está el tráfico y dónde hay embotellamientos ahora mismo y, lo más importante, predecir cómo va a estar dentro de media hora, dos horas... Eso en sí es muy interesante, pero lo que es más interesante es que si hoy hay un accidente, que el modelo se adapte a ese cambio abrupto en las condiciones del tráfico, de forma que te diga una ruta alternativa para ahorrar tiempo y equilibrar el tráfico. Se trata de crear modelos que se puedan adaptar a todos los imprevistos, son modelos que funcionan online, con datos que estás recibiendo en tiempo real. Eso ya se puede hacer en la ciudad de Nueva York, fabricar modelos flexibles, que se actualizan sobre la marcha y te permite hacer previsiones que se adaptan a cambios radicales. Como investigador es a lo que me estoy dedicando ahora, utilizar la inteligencia artificial para modelar y tratar de entender el tráfico, en tiempo real, a través de la Data stream mining.

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