"El 90% de la población no sabe pensar"

El 90% de la población mundial no sabe pensar, pero para comprenderlo hay que dejar claro que la gente no sabe realmente lo que es pensar, a pesar de que lo hacemos para casi todo, por ejemplo para tomar decisiones correctas. En ese caso es necesario pensar en las consecuencias que tendrán, ya sean buenas o malas. La gente no lo hace y al no pensar en los efectos negativos que tendrá lo que deciden suelen equivocarse, lo que la lleva a arrepentirse cuando ya es demasiado tarde.

¿Cuál es el origen de este problema?

Todo tiene su inicio en que cuando se enseña a los alumnos se les obliga a memorizar, eso es lo que lamentablemente se considera aprender. Pero según una investigación de Harvard, el 95% de lo que se enseña no tiene impacto fuera de la escuela, he dado conferencias en salas repletas de gente y he preguntado ¿quién aplica raíces cuadradas en su vida diaria? y nadie ha levantado la mano.

¿Cuál es la solución a un problema tan generalizado?

Conseguir que la gente piense más detenidamente y reflexione sobre los efectos que sus acciones tendrán en los demás. Por consiguiente se debe evitar que durante ese proceso se hagan conclusiones anticipadas que no son realistas.

¿Qué método propone para lograrlo?

Nuestra metodología se llama "aprendizaje basado en el pensamiento", pero es más conocida por sus siglas inglesas TBL, que trata de enseñar a los estudiantes a hacer las cosas mejor, a pensar con detenimiento, aunque hay que reconocer que no siempre es así.

¿Conoce ejemplos de que incluso pensando con detenimiento se puede tomar una decisión equivocada?

Recuerdo una situación bastante triste. Una pareja de amigos de Nueva York que querían celebrar el aniversario de su boda. Pensaron mucho dónde hacerlo, sopesando los pros y los contras de todas las opciones disponibles, hasta que decidieron que el mejor sitio era un famoso restaurante llamado Top of the world. Resulta que es- taba en lo alto del Trade Center, y la fecha era el 11 de septiembre de 2001. Es evidente que nadie sabía lo que iba a suceder, así que en cosas así una decisión pensada detenidamente no garantiza nada, pero puede evitar equivocarnos la mayoría de las veces.

¿Pero su metodología ha dado resultados constatables?

Nuestra metodología funciona, se ha comprobado a través de muchas investigaciones, porque aparte de memorizar enseñamos técnicas de aprendizaje que consiguen que más estudiantes se interesen realmente en lo que estudian y en consecuencia se les quede grabado.

¿Cómo se logra ese objetivo?

Por ejemplo, cuando se enseña la Revolución Francesa se debe preguntar al alumno por qué fue tan violenta, cuál era el sistema político anterior. Del mismo modo, cuando se habla de que la Revolución Industrial cambió el mundo para mejor hay que preguntarse cómo era antes, qué era lo que faltaba que esa revolución creó. Para comprender cualquier proceso histórico primero hay que estudiar las necesidades existentes en ese momento.

¿Cuál es el papel del educador en ese contexto?

Son clases centradas en el alumno y no en el profesor, que pregunta a los alumnos para guiarlos en su proceso de descubrimiento, de toma de decisiones, es una enseñanza orientada a aprender a aprender. A los niños más pequeños se les enseñan historias que tienen a animales como protagonistas; en mitad de ellas, los personajes tienen que tomar decisiones y en ese momento el profesor pregunta a los niños qué deberían hacer. Está demostrado que los alumnos leen mejor cuando se emplean estas técnicas.

¿Se aplica este método en Canarias?

Trabajo con el colegio Heidelberg desde hace tres años, tiene un director maravilloso, con una gran visión, que nos trajo aquí y nos hizo hablar con sus profesores. En la ceremonia que se celebró hace unos días entregué los títulos que los reconocen como profesores TBL, lo cual no significan únicamente que saben cómo enseñar este sistema, sino que se comprometen a educar de esta forma el resto de sus vidas.

Parece un método muy moderno.

Puede parecerlo, pero en realidad se remonta a la Antigua Grecia. En aquel entonces Sócrates trató de cambiar la forma de enseñar y lo condenaron a la pena de muerte por corromper a la juventud por hacerla pensar. El filósofo iba preguntando a la gente ¿por qué piensas así? ¿No crees que hay una forma mejor de hacer lo que afirmas? Es lo que se conoce como preguntas socráticas. Muchos siglos después, otro filósofo, San Agustín, dijo que para educar a los estudiantes primero había que enseñarles a pesar. Ya en la Edad Moderna Rousseau proclamó lo mismo, pero lamentablemente en todas esas ocasiones no lograron cambiar nada.

¿En qué se diferencia su método del actual?

El método antiguo es el del profesor que representa la máxima autoridad y en clase los alumnos se limitan a tomar notas. Nuestra forma de enseñar es mejor, los extraordinarios resultados lo avalan.

¿En qué países se aplica?

En muchos, cada vez en más. Dentro de unos días iré a Montevideo para tratar con una veintena de escuelas que quieren aplicarlo y luego me trasladaré a Sofía.

¿Y en Canarias?

En el colegio Heidelberg lo han aplicado, pero la mayoría sigue con el método antiguo. Es difícil conseguir cambiar de forma de pensar a toda la sociedad, porque no hay que tratar únicamente con los educadores, los padres también son parte del proceso y muchos de ellos no quieren que sus hijos aprendan a pensar sino a obedecer.

Pero internet está cambiándolo todo.

Internet no va a cambiar nada, porque su principal utilidad es facilitar rápidamente una información que antes hacía falta semanas o incluso años para conseguirla.

¿En el hecho de que la gente no sepa pensar está el origen del triunfo de Donald Trump?

Sin lugar a dudas, es un ejemplo perfecto, mucha gente votó a Donald Trump porque no cuestionaron detenidamente lo que decía, solo porque les gustaba, sin reflexionar acerca de las consecuencias de sus acciones, y ahora nos hemos dado cuenta de que fue un error.

¿El origen del problema es la educación?

Como en la mayoría de los problemas, la causa está en la educación. Trump ganó las elecciones norteamericanas porque a los votantes no se les enseñó a pensar.