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Salud

Embriones humanos esperan destino

El banco del Materno guarda congelados unos 2.500 especímenes en tanques de nitrógeno

Proceso de fecundación in vitro. SABRINA CEBALLOS

Cerca de 2.500 embriones humanos aguardan congelados en las instalaciones del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil, único centro sanitario público de la provincia de Las Palmas autorizado a almacenarlos por el Consejería de Sanidad del Gobierno canario. Los embriones permanecen vitrificados, según un procedimiento de congelación ultrarápido que puede mantenerlos en óptimas condiciones sine die en tanques que los almacenan a muchos grados bajo cero. ¿Cuáles pueden ser sus destinos?

El importante desarrollo científico en el ámbito de la fertilidad nos sitúa hoy ante unas realidades que no hace tanto hubieran parecido propias de una exuberante trama de ciencia ficción. Los bancos de embriones están con nosotros desde hace más de una década y demandan respuestas que sobrepasan el ámbito estrictamente científico para exigir también regulaciones jurídicas y posicionamientos éticos bastante complejos.

¿Cómo llegan los embriones a estos bancos? Alejandra Torres, coordinadora de la Unidad de Reproducción Humana del Materno, explica que la mayoría proceden de parejas que acuden a este centro a someterse a un tratamiento de fertilidad: "Hacemos un ciclo de fecundación in vitro y obtenemos los embriones. La ley permite transferir un máximo de tres, pero para minimizar el riesgo de un embarazo triple se transfieren dos. Eso hace que haya embriones sobrantes que se congelan". En otros casos, no se transfieren los embriones tras la fecundación in vitro debido a problemas de salud en la mujer, como niveles hormonales que no son óptimos, de forma que se congelan todos los obtenidos. Finalmente, se da el caso de parejas lésbicas o mujeres solas que deciden ser madres y acuden a un banco de semen para la consecuente fecundación in vitro.

En el caso de que uno de los integrantes de la pareja vaya a someterse a un tratamiento médico que puede conllevar su esterilidad, como una quimioterapia o una radioterapia, existe la posibilidad de que congele sus óvulos o espermatozoides, no el embrión.

El banco de embriones del Materno se habilitó en 2003 y ha crecido bastante desde entonces. Aunque se ha estabilizado desde hace años en algo más de 2.000 embriones, durante cinco años experimentó un fuerte crecimiento que lo llevó a doblar el alojamiento de los 1.000 especímenes que tenía.

¿A qué esperan esos embriones? Torres enumera los supuestos que pueden justificar la descongelación de uno de ellos para dar paso a la gestación de una vida: "La ley contempla tres posibles destinos. En primer lugar, la paciente o pareja que lo donó puede decidir utilizarlo para ella misma, una opción que se puede ejercer hasta que la donante sea menopáusica. También puede o pueden decidir donarlo a otra mujer o pareja, en cuyo caso se necesitaría la autorización expresa de la o los dos donantes. En este caso tienen que cumplir además con una serie de requisitos relativos a la edad con que se realizó la fecundación y a la no existencia de enfermedades infecciosas en los donantes en ese momento".

El tercer posible destino es la donación del embrión para proyectos de investigación, pero, como explica la facultativa, "ahora mismo en este hospital no hay ningún proyecto en marcha con embriones. Son muy escasos y limitados. Tienen que estar autorizados por la Comisión Nacional de Reproducción". La donación para investigar necesita también la correspondiente autorización.

Destrucción

Y si no se da ninguno de estos tres casos, ¿qué ocurre con los óvulos? Torres señala que "cada cierto tiempo las pacientes se tienen que poner en contacto con el banco para decir si quieren donar o utilizarlo. En todo caso, el banco no podrá destruir los embriones hasta que llegue la menopausia de la donante". No siempre las pacientes que han donado son tan exquisitas en el cumplimiento de esta obligación informativa, así que cuando se va acercando la edad de la menopausia es el centro quien se pone en contacto con ellas. En el caso de centros privados, que cobran una cantidad anual por conservar los embriones congelados, sí es más común la llamada de las pacientes si no van a utilizarlos.

La realidad es que una parte importante de los embriones reunidos en el banco permanecen allí un buen número de años. La coordinadora de la Unidad de Reproducción humana del Materno señala el motivo: "Las pacientes que tienen más embriones congelados suelen ser la más jóvenes, pues a ellas consiguen extraerles más óvulos. Muchas no tienen claro que haya terminado su deseo reproductivo y no quieren desprenderse de esos embriones". Además, el más reciente y efectivo proceso de vitrificación supone que ahora se congelen más embriones que antes, incluyendo algunos que con los antiguos procedimientos hubieran parecido no óptimos para su conservación. "A partir de 2008, con la vitrificación, hubo un boom", añade.

En todo caso, y aunque los centros de titularidad pública que tienen bancos de embriones no cobren por su mantenimiento, esto no quiere decir que no conlleve importantes costes. "Todo esto genera un gasto, porque los embriones están almacenados en tanques de nitrógeno, y requieren mantenimiento, personal, espacio físico", argumenta Alejandra Torres.

Los criterios de inclusión de pacientes en los programas de fertilidad varían mucho según se trate de un centro de titularidad pública o privada, siendo más restrictivos en el primer caso por razones obvias. En el Materno sólo pueden concurrir a un tratamiento de fertilidad mujeres de hasta cuarenta años, una limitación que no rige en los centros privados. Este hospital tampoco permite al acceso a uno de estos tratamientos a parejas que ya tienen hijos entre sí.

Una vez iniciado el proceso, en primer lugar se intenta la fecundación con los propios ovocitos, con óvulos y espermatozoides de la pareja que se somete al tratamiento. A los embriones donados se recurre cuando no se pueden obtener esos propios ovocitos y hay que acudir a una donación externa para poder llevar a cabo la fecundación.

Es importante conocer que si los que acuden a la fecundación son una pareja, ambos serán considerados donantes y los dos consentimientos serán necesarios para donar los embriones a terceros o para investigación. Esto también es así en el caso de una pareja de lesbianas.

La casuística que comprenden los bancos de embriones es compleja y así se refleja también en la regulación jurídica, que trata de agotar los diferentes supuestos que se acogen bajo este manto.

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