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Ciencia

Inventario marino en Príncipe

Investigadores de la ULPGC identifican en la isla africana de Santo Tomé más de 70 especies nuevas y algas propias del Caribe

Inventario marino en Príncipe

El hallazgo de más de 70 especies nuevas, un elevado número de peces herbívoros de escaso tamaño, presencia de algas propias del Caribe, áreas de bosque de manglar... Estos son algunos de los resultados preliminares de la expedición marina Bio-Príncipe 2016, realizada por el Instituto Universitario de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (Ecoaqua) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, bajo la dirección del investigador Ricardo Haroun, en Príncipe, una de las dos islas de la República Democrática de Santo Tomé y Príncipe, situada en el Golfo de Guina.

Esta antigua colonia de Portugal, es Reserva de la Biosfera desde 2012, y uno de los objetivos de la misma es fomentar la investigación en esta zona del trópico, porque actualmente se desconoce su biodiversidad, tanto terrestre como marina. En este marco se sitúa la expedición científica Bio-Príncipe 2016, resultado de un acuerdo de colaboración a largo plazo entre la Reserva de la Biosfera de Isla Príncipe y el Instituto Universitario EcoAqua de la ULPGC, según apuntó Haroun.

Tras un viaje previo en mayo por parte del catedrático de Botánica de la ULPGC para reunirse con el gobierno de la citada isla africana y el director de la Reserva de la Biosfera, el pasado mes de octubre se inició la campaña científica en la zona, coordinada por Haroun en la que participaron ocho investigadores del Instituto Ecoaqua de la ULPGC, Francisco Otero, Fernando Tuya, María Teresa Asensio, Aketza Herrera, Marcial Cosme, Irene Fuertes, Javier Santana y Alejandro García; además del investigador de la Universidad de Cádiz, Lucas Cervera; y cinco científicos vinculados a la Reserva de Biosfera de Príncipe.

"Hicimos más de 20 muestreos bajo el agua, a tres profundidades, 30, 20 y 5 metros, para tratar de tener un gradiente, ver si la vida marina era similar a esas profundidades, y más de 40 transectos (trayectos de muestreos) en los cuatro puntos cardinales de la Isla", indicó el investigador principal.

Durante la expedición, celebrada entre el 21 de octubre y el 13 de noviembre, se detectó una elevada presencia de peces herbívoros y de peces oceánicos (carángidos, túnidos...); así como de invertebrados; gran cantidad de macroalgas, sobre todo de especies tropicales semejantes a las de mar Caribe; muy pocas algas pardas y numerosas especies de rodolitos (algas rojas coralinas o calcáreas).

Además de la catalogación de la biodiversidad marina; la campaña tenía otros dos objetivos, el mapeado de los fondos y su hábitat; y el primer estudio de contaminación por microplásticos en el Golfo de Guinea. Para ello, los investigadores de la ULPGC utilizaron técnicas de muestreo novedosas.

"Nos llevamos un sonar de barrido lateral, tecnología que compramos con el proyecto de investigación Ecoaqua, que se utiliza para obtener una imagen de grandes porciones del suelo marino. Hicimos barridos en varias zonas de la Isla, para caracterizar los tipos de sustratos o hábitats que hay debajo del agua, y así lograr el primer mapa del hábitat marino de Príncipe", subrayó el jefe de campaña.

Esta iniciativa es importante de cara a localizar, por ejemplo, nuevas áreas para la actividad pesquera. "Los pescadores de allí conocían varias zonas donde van a pescar, pero con este mapeado le hemos identificado otras diferentes".

Este trabajo es el punto de partida de un trabajo dirigido a una gestión más eficiente de los recursos marinos de la isla. "Una vez que cuantifiquemos y veamos lo que hay en biodiversidad, veremos las posibilidades de establecer las bases de una explotación pesquera sostenible", informó Haroun, haciendo hincapié en que el objetivo final de la campaña, tras analizar más de 20 áreas de muestreo en los cuatro puntos cardinales, será establecer una o varias áreas marinas protegidas. "De momento estamos haciendo el análisis biológico, y luego entraríamos en el económico y social, ver los usos de la zona y si es compatible o no protegerla".

En lo que respecta a los estudios realizados sobre la contaminación por microplásticos, evaluada por primera vez en el Golfo de Guinea, se utilizó una técnica de alta precisión desarrollada en el Instituto Ecoaqua de la Universidad grancanaria. En total se llevaron a cabo labores de muestreo en siete zonas, y se comprobó que había muy poca contaminación de plásticos, sólo en dos de las playas estudiadas.

"En comparación con otras zonas marinas estudiadas, podemos decir que las aguas del Golfo de Guinea están prácticamente limpias de microplásticos".

Para el profesor Haroun, la importancia de este estudio radica en que es el punto de partida de un seguimiento en materia de contaminación por microplásticos. "Ahora sabemos lo que hay en 2016 en el Golfo de Guinea en tema de microplásticos, una línea base de partida para futuros estudios". Y lo mismo ocurre con el catálogo de la biodiversidad marina, que será una de las bases científicas para determinar qué zonas costeras son más apropiadas para el establecimiento de áreas marinas protegidas, objetivo compartido entre el gobierno autónomo de la Isla y la Reserva de la Biosfera de Príncipe.

A partir de los principales resultados obtenidos en Bio-Príncipe 2016, está previsto la organización de futuras expediciones de investigación marina en esta región ecuatorial africana, fomentando un conocimiento sólido de su rica vida marina tropical y promoviendo un uso responsable de sus valiosos recursos marinos. "Estamos buscando financiación para hacer otra campaña el año que viene, repetir el mismo protocolo para ir viendo la evolución en la zona en estas tres áreas de trabajo".

Además de protagonizar los primeros estudios en biodiversidad, hábitat y contaminación de microplásticos, como principal conclusión de esta experiencia científica, el investigador del Instituto Universitario de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos de la ULPGC apuntó una serie de resultados preliminares del estudio a nivel de gestión pesquera, fundamentalmente.

"No encontramos muchos peces grandes, y no hay casi tiburones, que son depredadores de alto nivel y normalmente indicadores de la riqueza de especies, porque la presencia de tiburones revelan que el ecosistema está bien, su ausencia indican que la zona es pobre, no hay donde comer. Con lo cual esta situación nos está indicando que hay o ha habido, una presión pesquera bastante fuerte. Pero es lógico porque la isla vive del cultivo de cacao y de lo que pueden pescar", concluyó el especialista.

El próximo paso será determinar las áreas más ricas e importantes en biodiversidad para determinar su protección con el fin de ayudar a una gestión pesquera más eficiente. "Lo que ya sabemos es que, en todo el mundo, cuando hay un área protegida marina, a los pocos años hay beneficios para los propios pescadores, con lo cual dicha protección no quiere decir que les estás quitando de comer, sino gestionando mejor el área para que puedan seguir teniendo pescado. Esa es una de las líneas futuras en las que vamos a seguir trabajando, profundizar en la biodiversidad y decidir las zonas prioritarias para generar una protección en esa zona", concluyó.

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