"Salió el Gordo". Faltaban unos minutos para las 11.00 horas de la mañana cuando se hizo el silencio en un tramo de acera de la calle Pedro Infinito. "El Gordo, el Gordo. Ya está aquí". Hasta entonces, como cómplices de un quinto premio, el del 22259, un interrogante se colaba en todas las conversaciones entre los vecinos del barrio de Schamann reunidos junto a La Bola de Cristal, como si la suerte se compartiera con el roce y la mera proximidad. ¿Quién será? Se preguntaban unos y otros. Imposible saberlo. Las terminales informáticas trabajan desde el anonimato. Pero todo cambió cuando Jonay Pérez, uno de los tres hermanos responsables de este despacho de loterías, anunció el premio más compartido. "513. Salió el 513. Y nosotros tenemos el 39513; además, la serie al completo", voceó. La alegría, con cerca de 200.000 euros repartidos entre los 1.650 décimos de un número con denominación de origen, se impuso pese a tener tan cerca la gran lluvia de euros. No importó que el disparo hubiera acabado en el larguero. "Tenemos los tres últimos del Gordo", proclamó Jonay. "¿Y cuánto es eso?", repetían unos y otros. "Pues qué pena que no saliera completo, pero por lo menos le ha tocado un dinerillo a medio barrio y la gente lo necesita". Y así, una alegría humilde y compartida se instaló ayer en este comercio de arraigo en Schamann, el de la antigua tienda de la abuela Tinita, en el que el primer premio del Gordo se rozó con la yema de los dedos.

La Administración de Loterías número 28 de Las Palmas de Gran Canaria tiene dos número agraciados. Primero salió, sobre las 9.30 horas, el 22259, un quinto premio vendido en máquina y con 6.000 euros al décimo. Los hermanos Doramas, Jonay y Cira Pérez Rodríguez ya estaban contentos, por el hecho de repartir algo de felicidad en el barrio que lo vio crecer. El de ayer fue su primer 22 de diciembre, su primera mañana de nervios, ilusión e incertidumbre, ya que apenas llevan siete meses al frente del negocio. "Esta mañana me levante como un niño el día de Reyes. Pero también queremos el Gordo para el barrio, así que vamos a esperar", avanzó Jonay, pocos minutos antes de que el número 66513 saliera ganador de los bombos de la suerte en el madrileño Teatro Real, y favorecer con ello a los propietarios del 39513, dotado con 1.200 euros a la serie.

La Bola de Cristal se erigió ayer, con la suma de los dos números, en el estanco de Gran Canaria que más dinero distribuyó ayer con el canto hipnótico de los niños de San Ildefonso. "Hemos repartido 198.000 euros por la finalización 513, además de un mínimo de 6.000 euros por el 22259, quinto premio, que previsiblemente algún cliente de compró a través de las máquinas", explica Jonay. Sin saber, quién o quiénes compraron el quinto premio, éste razona que probablemente tenga un solo propietario, según los hábitos de compra de sus clientes. "Por regla general, si es a través de la máquina, piden uno solo y si compran dos, lo normal es que elijan dos números distintos. Es raro que alguien pida dos números iguales a través de una terminal", expuso éste.

Lo que sí tienen claro es que si compartir es vivir, según el refranero, "creemos que hay mucha gente contenta en Schamann, ya que está muy repartido porque hemos vendido los 1.650 décimos del número 39513, con un premio de 120 euros cada uno, salvó algunos que mandamos a Mallorca porque nos lo solicitaron", expuso Jonay Pérez. Este, además, se llevó su propio pellizquito, ya que también recayó en el centenar de miembros de la peña de La Bola de Cristal.

Su clientela, según apunta, está conformada por los vecinos, la mayoría abonada durante muchos años a un mismo número y que siguen con la tradición de llevarse esos números, "incluso aunque vivan fuera del barrio vienen a comprar el número de sus padres o de sus abuelos", apuntó Jonay Pérez.

Una de estas personas es Milagrosa Martín, vecina de Pedro Infinito que anunció que "este dinero va para mis cuatro nietillos. NO es mucho pero dará para comprarles algún regalito y pasar las navidades un poco mejor, gracias a Dios, porque algo es algo y bienvenido sea. Yo lo juego casi todo los años, con el 37 o el 57, que también son mis preferidos", aseguró esta.

La administración de los hermanos Pérez Rodríguez se anotó ayer su primer gran tanto, con tan solo siete meses de vida. Y lo hicieron con en el recuerdo presente de su abuela Tinita, "en paz descanse" y que durante muchas décadas regentó, con su esposo, una tienda de aceite y vinagre en el mismo espacio, el número 168 de Pedro Infinito, que ocupa La Bola de Cristal.

La administración se encuentra en el mismo edificio en el que hace muchos años se mudaron los abuelos de los hermanos Pérez Rodríguez, cuando estos decidieron traer a la familia desde Santa Lucia de Tirajana. "Aquí mismo, en un garaje, crearon una tienda de aceite y vinagre que fue muy popular en el barrio y que era conocida como la tienda de Tinita", revive el nieto. Ellos decidieron retomar este espacio y lanzarse a la aventura comercial por el cariño y el valor sentimental cuando los antiguos propietarios de La bola de cristal decidieron liquidar el negocio hace siete meses. "A nosotros nos crió el barrio, porque mi abuela nos dejaba siempre con los clientes mientras ella atendía los pedidos. Antiguamente era así", explica Jonay arropado por sus vecinos.

Los dueños anteriores repartieron dos primeros premio de la lotería nacional en 2004 y 2012, un segundo premio en 2006, dos participaciones de la Bonoloto con 40.685 euros (1998) y 44.584 euros en 2008. Por último, en 2014, un Joker, sorteo asociado a La Primitiva, con una bonificación de 100.000 euros. Los actuales han logrado entregar una Quiniela de 10.000 euros y una Bonoloto de casi 3.000 euros. "No podríamos estar más contentos. El cariño es grande porque este barrio es muy agradecido para estas cosas", finalizó Jonay.