El Instituto Geográfico Nacional (IGN), dependiente del Estado, es la institución responsable por decreto de la vigilancia volcánica que se realiza en Canarias. Forma parte del Comité Científico que vela por la seguridad en esta materia en el Archipiélago y es su trabajo, en última y primera instancia, la motivación para que se declare una situación de alerta en el Archipiélago por erupción de un volcán. Su presencia en Tenerife (la segunda delegación con mayor número de trabajadores de toda España después de Yebes, en Guadalajara) es vital. Se trata de islas volcánicas en las que el Teide requiere de una atención especial por su idiosincrasia. Su comunicación con la sede central, que trabaja durante las 24 horas del día, es continua para garantizar una correcta vigilancia.

El IGN tiene en Tenerife una treintena de estaciones de medición repartidas por diferentes localizaciones de la geografía insular, aunque están valorando la incorporación de nuevas herramientas con las que mejorar todos los resultados que obtienen a diario. El Sistema de Vigilancia Volcánica no es solo sísmico sino paramétrico. Controlan la deformación del terreno con estaciones GPS; la existencia de anomalías magnéticas; la presencia de gases volcánicos con las estaciones geoquímicas; e, incluso, a través de cámaras que vigilan el entorno de su emplazamiento. El trabajo de vigilancia que desarrolla el IGN en Tenerife es por una parte científico pero sobre todo un servicio a la ciudadanía.

Que exista una anomalía en una de estas estaciones de medición, de forma independiente, no tiene que traducirse en un riesgo inminente de erupción volcánica. Es lo que ocurrió el pasado 6 de enero, con el temblor de magnitud 3.0 que fue localizado en la vertical del Teide. Itahiza Domínguez, jefe de Sismología del IGN en Tenerife, deja claro que "tienen que coincidir muchas variables" para que se considere que el Teide o cualquier otro volcán de la Isla o de Canarias vaya a entrar en erupción.

De hecho, por la trayectoria que se ha ido sucediendo con el paso de los años, décadas y siglos, todo apunta a que la siguiente erupción no se producirá en la montaña más alta de España y sí en sus alrededores. La última erupción en el Teide de la que se tiene constancia fue hace 1.200 años. Antes, otro de los fenómenos más significativos se produjo hace 2.000 años en Montaña Blanca. "Fue una erupción explosiva, con una gran nube de ceniza", concreta Domínguez.

De forma rutinaria

Además de las mediciones que se realizan con carácter rutinario y de forma continua, también se realizan análisis de forma concreta y periódica. "No es solo lo que se ve en superficie, también tenemos en cuenta el control de las galerías de agua, por si existiera algún indicador que resultara anómalo, debido a la presencia de gases magmáticos", subraya.

Incluso después de tantos años de trabajo e investigación diaria, desde el IGN son conscientes de que todavía queda mucha labor por hacer. Mejorar su comunicación con la sociedad, para transmitir la información de manera rápida y precisa en momentos en los que se produzcan acontecimiento significativos, es una tarea en la que ya trabajan.

Desde hace un año se desarrolla en Tenerife una investigación denominada Caracterización Multiparamétrica de la Actividad del complejo Volcánico Teide-Pico Viejo (MultiTeide). Se trata del primer proyecto de investigación sobre vulcanología coordinado por el IGN. Fue adjudicado por el Ministerio de Economía y Competitividad dentro del Programa Estatal de Investigación. Participan investigadores del IGN así como del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y de la Universidad de La Reunión. Su principal objetivo es el estudio mediante técnicas sismológicas, geodésicas, geomagnéticas, geoquímicas y gravimétricas del estado actual y pasado de la actividad volcánica del Teide y sus alrededores para poder definir y mejorar con los resultados que se obtengan el Sistema de Vigilancia Volcánica en la Isla.

Riesgo

Según establece el IGN, el complejo Volcánico Teide-Pico Viejo representa uno de los mayores riesgos naturales asociados a fenómenos volcánicos de Canarias, debido a la conjunción del tipo de erupciones que se esperan en la zona y del elevado número de habitantes de la isla de Tenerife. Esa es la razón por la que se convierte en imprescindible disponer de un sistema de alerta volcánica que permita hacer valoraciones precisas del estado de actual del complejo, para lo cual se requiere conocer el tipo de señales que se reciben para cada nivel de actividad volcánica. Además, continúa el instituto, es necesario discriminar los efectos externos que pueden afectar a las medidas, como es el caso de las condiciones atmosféricas cuya existencia limita la interpretación de los datos que se obtienen. "Siempre hay cierto margen de error, pero hay que saber valorar todos los datos en función del entorno", apuesta el investigador.

Dentro del proyecto se desarrollan herramientas de cálculo que permiten estudiar la correlación entre los distintos parámetros analizados. Los resultados obtenidos con estos análisis permiten caracterizar las posibles variaciones estacionales de cada uno de ellos, así como las variaciones relacionadas con fenómenos meteorológicos. Por otra parte, permiten identificar la respuesta de todos los parámetros analizados frente a eventos tradicionalmente estudiados con una técnica, como episodios cortos de tremor registrados esporádicamente en el entorno del complejo Teide-Pico Viejo, o alteraciones del sistema hidrotermal del complejo volcánico.

Los resultados de este gran proyecto que se prolongará durante al menos cuatro años serán de gran utilidad tanto para cualquier campaña geofísica, geodésica o geoquímica que se realice posteriormente en la zona de estudio, como para su vigilancia volcánica. Además, junto con el análisis retrospectivo de datos planteado en el proyecto, se incrementará de forma considerable el conocimiento de los niveles base de actividad del sistema Teide-Pico Viejo, lo que mejorará la detección e interpretación de posibles señales precursoras de reactivación volcánica en el futuro, incrementando la seguridad de los ciudadanos de Tenerife desde un punto de vista volcanológico.