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Ciencia

La lectura modifica el cerebro

Leer incrementa las redes neuronales que previenen las enfermedades mentales

En la imagen, una mujer disfruta de la lectura de un libro. ANDRÉS GUTIÉRREZ

Leer es un ejercicio tan indispensable como hacer deporte. Cuando leemos, las neuronas aumentan su actividad y comienzan a ejercitarse. De esta manera, se ponen en forma y previene la aparición de la demencia, mejoran la capacidad de concentración del individuo e incluso las estrategias sociales que posee.

"Cuando lees la información entra por la vista y se activan una serie de circuitos que hacen que se quede grabada en redes neuronales, lo que hace que la estructura interior del cerebro sea más intrincada", explica el neurólogo José Ramón Lorenzo.

Leer genera nuevas conexiones que, como señala el doctor, "se lo ponen difícil a la enfermedad". Cuando la demencia aparece la información no puede ser procesada porque se cortan los canales por los que circula; sin embargo, si las neuronas han creado redes nuevas, se ha trabajado en la reserva cognitiva, el corte se solventa porque existen otros canales.

Hace ya dos décadas, Alexandre Castro Caldas, actual Director do Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica portuguesa, comprobó que la lectura podría tener incluso una repercusión anatómica en el cerebro: las fibras nerviosas que unen ambos hemisferios son más gruesas en los lectores habituales, según un estudio en el que también concluyó que los analfabetos tienen más problemas para identificar las palabras habladas que los letrados.

El éxito académico también puede depender del nivel lector. Varios estudios han demostrado que aquellos alumnos que obtienen mejores notas poseen más habilidades de compresión de textos y expresión. El fracaso escolar -cuando las circunstancias personales y familiares del niño son estables- está muy relacionado con una falta de herramientas para el análisis de textos y la poca capacidad de concentración, otra capacidad que se estimula con la lectura.

La sociedad lee más que nunca, sea en soporte físico o digital, libros, prensa, tratados o revistas. "Cada uno lee como quiere y se siente cómodo, lo importa es leer", sentencia Lorenzo. Sin embargo, advierte que "no vale leer de cualquier manera, hay que enterarse de lo que se ha leído sino no sirve para nada" . Las nuevas tecnologías han propiciado una lectura rápida e intermitente que no siempre es efectiva. El doctor considera que se pierde la concentración en la lectura porque "voy dispuesto a leer de cualquier manera". Recomienda que la se ejercite con concentración, sin importar tanto qué se está leyendo sino cómo se está haciendo. "Si creas una rutina reposada, la aplicarás a otras cosas; si lo haces manga por hombro, así harás otras actividades".

Las novelas y otras literaturas también han demostrado que ayudan a los individuos a ser más empáticos y desarrollar mejores habilidades sociales. Aprenden a interpretar situaciones y sentimientos y conocen más estrategias para saber resolverlas. Además, los lectores son más felices. La Universidad de Roma III publicó en 2015 un estudio sobre el nivel de felicidad cuyos resultados indicaban que los que leían habitualmente tenían un índice de bienestar del 7,12 frente al 6,92 de los no lectores, se sentían más felices y experimentaban menos sentimientos negativos.

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