El tipo de matemáticas que se enseñan y el momento de la vida en el que se hace no son los adecuados, afirma el matemático Adrián Paenza, quien acaba de publicar Matemática para todos, un libro con el que quiere demostrar que esta ciencia no es aburrida. Paenza, que es doctor en Matemáticas y nacido en Buenos Aires (Argentina), presenta en su obra (editorial Debate) un conjunto de problemas de lógica, estrategia, probabilidad, intuición y juegos numéricos con los que persigue desafiar al lector para que piense y se anime a "jugar con la matemática".

El autor explica que las matemáticas no son lo que la gente cree que es y el problema radica en el colegio, donde, en general, a los niños se les plantean soluciones a problemas con los que no se identifican y están alejados de su realidad, algo "aburrido" que genera frustración, porque "no entienden para qué les sirve".

Aunque es importante estar bien educado en números, recalcó que el tipo de matemáticas que se enseñan y el momento de la vida en el que se hace no es el adecuado, lo que comparó con enseñar qué es el fútbol empezando por el concepto de barrera. "Si vinieran unos niños marcianos y les dijésemos que se pongan en una barrera para que otro patee un balón que deben frenar con su cara, lo normal sería que dijeran que no quieren jugar al fútbol, y nosotros con las matemáticas empezamos por ahí", subrayó.

La cuestión es hacer de las matemáticas algo recreativo para que los menores descubran con el juego el grupo de destrezas con las que han nacido: los niños quieren jugar y ahí la labor del profesor también desempeña un papel importante. La tarea "número uno" del docente es ser capaz de iluminar y de generar preguntas, porque "para que uno tenga ganas de pensar algo tiene que tener primero curiosidad e interés". Paenza considera que la manera en la que se ha enseñado esta ciencia hasta ahora ha fracasado y el ejemplo está en que es "algo generalizado" que la gente confiese haber tenido dificultades con los números. "Yo no creo que haya ninguna otra cosa que un adulto diga con tanta naturalidad que ignora, y genera una división entre aquellos a los que la matemática sí les va, muy poquitos, y el resto a los que no".