La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un estudio de la ULPGC descubre que la muerte súbita de bóxers es intratable

El catedrático Montoya toma parte en esta premiada investigación, que concluye que todos los tratamientos aplicados hoy a esta patología son ineficaces

Un estudio de la ULPGC descubre que la muerte súbita de bóxers es intratable

La terrible muerte súbita no sólo atenaza a los seres humanos. Muchos bóxers caen muertos, desplomados sin previo aviso, como consecuencia de un fallo cardiaco. Esta patología canina es objeto del trabajo científico Miocardiopatía arritmogénica del bóxer, en el que han tomado parte José Alberto Montoya, catedrático de la ULPGC, y Elena Carretón, investigadora postdoctoral de la universidad grancanaria. La indagación, que mereció el Premio al Mejor Artículo Científico Divulgativo Veterinario del año 2016 que concede la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España, concluye de forma descorazonadora que los actuales tratamientos son incapaces de evitar la muerte de los perros afectados por esta condición.

Montoya ciñe el origen de la enfermedad a una malformación genética de carácter hereditario. "Es un problema de genes defectuosos que se transmite, una mutación genética de cromosomas que va pasando de unos a otros. Hay una alteración de genes que se traduce en una alteración en las fibras del corazón, produciendo arritmias", comienza explicando. "Se muere de golpe, conduce a una muerte súbitamente", añade el investigador.

Este mal afecta a entre el 5% y el 10% de la población mundial de bóxers, si bien el catedrático estima que en Canarias la incidencia es menor a la que señala esa banda porcentual. A pesar de que a día de hoy no existe tratamiento capaz de frenar el hachazo de la enfermedad, Montoya recomienda someter a todos los perros de esta raza a una exploración de sus funciones cardiacas, consistente en la implantación de un holter que delatará la posible presencia de arritmias. El objetivo de estos diagnósticos es retirar a los enfermos de la reproducción, para que la patología no se expanda más.

La mayor o menor incidencia de esta malformación cardiaca depende de un tejido de factores, que detalla: "En las zonas donde hay muchos enfermos y consanguinidad, la incidencia es muy grande. En Canarias se ven relativamente pocos casos, y aquí hacemos pruebas normalmente, con los holter detectamos si tienen arritmias".

El pronóstico de todos estos casos es malo: "Hemos visto que, le des el antiarrítmico que le des, el animal se muere igual. No importa que le des uno de hace 40 años o el que acaba de salir al mercado. Hay un fallo en el músculo, de forma que el animal va caminando y cae de golpe por un ataque al corazón, por una fibrilación ventricular".

La investigación en la que han colaborado los dos profesores de la ULPGC se adentra en la caracterización sintomatológica de esta patología, así como en los abordajes farmacológicos con la que hoy se la enfrenta, para concluir su inefectividad. El trabajo también está suscrito por los doctores Lain García-Guasch y Jordi Manubens del Servicio de Cardiología del Hospital Veterinari Molins de Barcelona, y por la doctora Alicia Caro, del Servicio de Cardiología del Hospital clínico Veterinario de la Universidad Complutense de Madrid.

Montoya confía en que con la generalización de estas medidas de diagnóstico y la retirada de la reproducción de los canes enfermos la incidencia de la enfermedad vaya poco a poco cayendo. En cuanto al galardón, cree que se ha reconocido los méritos de "un artículo de divulgación sencillo. Los premios siempre son bien recibidos".

Mejor jóvenes y sin síncopes

  • La investigación veterinaria premiada dedica su corolario a un análisis pormenorizado del pronóstico que tiene esta enfermedad. Comienza alertando de que "algunos perros fallecen de una arritmia grave sin mostrar signos clínicos previamente. Por lo tanto, la ausencia de signos clínicos no significa que no exista riesgo de muerte súbita".En cuanto a la supervivencia que espera a los perros aquejados de este mal, el tiempo medio "es superior en perros jóvenes y en pacientes sin síncopes -365 días en bóxers con síncope versus 693 días en bóxers con síncope-". Además, el documento señala que "la probabilidad de fallecer antes de un año a partir del momento del diagnóstico es 4,8 veces superior en perros con síncopes. Por tanto el mejor pronóstico es para jóvenes sin presencia de síncopes". Así, si bien no hay antídoto contra el hachazo final de esta enfermedad, éste se puede demorar más o menos en función de estos dos factores.

Compartir el artículo

stats