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Entrevista a Juan González-Carbajal García

"Si nos examinaran para mantener el carné de conducir suspenderíamos todos"

"La mayor parte de los accidentes es por despistes y porque somos insolidarios", afirma el presidente de la Asociación Española de Investigación de Accidente de Tráfico (Aeiat)

Juan González-Carbajal-García. IRMA COLLÍN

Juan Manuel González-Carbajal García, presidente de la Asociación Española de Investigadores de Accidentes de Tráfico (AEIAT) y profesor titular de Derecho Administrativo, es contundente en sus conclusiones porque "son muchos años de estudio y de análisis".

Ustedes investigan accidentes de circulación. ¿Encuentran errores en los informes que realizan los agentes de Tráfico?

El problema es que se carece de formación y de medios. Los agentes hacen lo que pueden, pero, por ejemplo, no he visto ni un solo informe en el que se analice el escenario de un accidente revisando las barreras de protección, que incumplen las normas claramente, sobre todo las que tienen más años. Y si no cumple las normas, significa que actúa como una raqueta de tenis, lo que supone que el coche sale rebotado. Igual la culpa no es toda del conductor.

¿Y de quién es?

Potencialmente se busca el hecho delictivo, que la culpa es del conductor. Y a veces, muchas veces, existe una corresponsabilidad clara de la Administración, que es la que tiene que velar por el buen estado de las vías, por su mantenimiento y porque las medidas de seguridad son las apropiadas. Otra cuestión: no se puede medir la velocidad a la que iba un coche siniestrado con esa rueda que usan. Es arcaico. Ahora hay instrumentos digitales, pero además hay que ver si la huella es de arrastre o de frenada, el peso por eje, el rozamiento... Todo eso lleva a que se puedan cometer errores muy importantes a favor o en contra del implicado.

Las víctimas aseguran que enfrentarse a la Administración es como la lucha de David contra Goliat, que siempre gana.

Desde el punto de vista administrativo patrimonial, son muchas las condenas a la Administración. En ese sentido no existe trato de favor por parte de los tribunales. Otra cosa es que se hagan públicas o no las sentencias, pero la Administración es condenada muchas veces.

Pues utiliza fórmulas contra las que es difícil pelear, como lo de la velocidad inadecuada.

Eso es un cajón de sastre, porque se supone que la velocidad se debe de ajustar a las condiciones de la vía. Pero la vía debe estar en buenas condiciones. Es en situaciones de este tipo cuando, entre otras, se puede entrar en una concurrencia de culpas.

Las víctimas de accidentes viales, sobre todo los motoristas, se quejan de que son dos veces víctimas, en el accidente y después en el aspecto legal.

Es cierto que los seguros luchan cada vez más por aclarar las circunstancias de los accidentes y sus consecuencias. En el ejercicio 2015-16 se ahorraron 2,5 millones en fraudes y en casos en los que existe concurrencia de culpa. Pero es que hay muchos factores. Uno es el análisis del escenario del accidente. Es esencial la toma de datos, y si el agente no tiene medios, ese escenario desaparece rápido y hace difícil averiguar las causas. En los informes forenses tampoco veo el estudio de compatibilidad de lesiones con lo que ha pasado, una descripción del mecanismo lesional.

¿Conducimos como locos, con exceso de velocidad y mal?

Conducimos como insolidarios. La velocidad en las carreteras es una causa importante de accidentes, pero en general se circula entre 105 y 120 kilómetros por hora en autopista y autovía. Pero la mayor parte de los accidentes es por despistes y porque somos insolidarios. El ejemplo más claro está en las glorietas. En Inglaterra, por ejemplo, hay una especie de pacto de caballeros y se comparte espacio con respeto. Aquí no. Otro ejemplo son los ciclistas, y los peatones. La responsabilidad es de todos.

¿Si tuviera que examinarse todo el mundo para mantener el carné de conducir...?

Suspenderíamos todos. Algunos ya al sentarse al volante.

¿Cómo hay que sentarse al volante?

De ir enterrado en el asiento a ir alto y con el volante por debajo del área de visión, la visibilidad mejora entre 7 y 14 metros. Hay que poder flexionar bien el pie hasta que los pedales llegan al fondo sin tener que estirarse. Y los brazos deben ir semiflexionados, sin dar con los codos en el cuerpo. Un truco es estirar el brazo y que el volante quede en la muñeca.

¿Qué prohibiría usted que ya no esté contemplado?

Fumar en el coche. Entre eso y el móvil...

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