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Salud

El colapso de la UMI obliga a suspender operaciones en el Hospital Insular

Pacientes de Intensiva ocupan 14 camas de Despertar y comparten espacio con los de Reanimación

Panorámica del Hospital Insular. ANDRÉS CRUZ

El colapso de la Unidad de Medicina Intensiva (UMI) del Hospital Insular, tras varios meses saturada por el elevado número de pacientes y la falta de soluciones, ha desatado el caos en otros puntos del centro sanitario. Como piezas de dominó que caen una detrás de otra, el problema se ha trasladado a otros servicios y ha provocado que en las últimas semanas se hayan suspendido varias operaciones en quirófano.

Ese estado de desorden se sufre, de manera considerable, en la Unidad de Despertar y Reanimación. De las 20 camas que dispone ese servicio, 14 -todas las programadas para Despertar- han sido ocupadas por pacientes derivados desde la UMI, alteración que genera dos contratiempos graves: el aplazamiento de intervenciones quirúrgicas ya programadas y la cohabitación en la misma zona del hospital -separados por una simple cortina- de enfermos que acaban de abandonar la sala de operaciones -destinados a las seis camas de Reanimación- con pacientes que presentan diferentes dolencias.

La convivencia entre pacientes del servicio de Reanimación y enfermos derivados de la UMI, según explican trabajadores de la primera unidad, conlleva un peligro extremo. "Pueden darse casos de contagio", advierten, "porque estamos hablando de una estancia de rango quirúrgico, cuyo cometido es la recepción de personas que salen del quirófano y permanecen en ella durante periodos que podrían considerarse agudos". "Estos pacientes", prosiguen, "se consideran inmunodeprimidos y se quedan ahí hasta que sus condiciones mejoran y pueden pasar a otra unidad. Mezclarlos con gente que viene de la UMI, con patologías infecciosas, supone un agravante para la salud de los enfermos de Reanimación".

Los trabajadores de la Unidad de Reanimación y Despertar del Hospital Insular, ante este panorama, han trasladado una queja a la gerencia del centro y a la consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. En el comunicado también recalcan que el ingreso de los pacientes de la UMI en su servicio "ha traído consigo una sobrecarga asistencial" de los profesionales de esa estancia. En ese sentido, además, critican la política de contrataciones temporales del centro para reforzar la unidad.

"A pesar de la contratación de personal", detallan en el comunicado, "esta carece de las habilidades necesarias" por falta de experiencia en este tipo de unidad. Dos empleados del servicio recalcan a este periódico que "es cierto que entran enfermeros, pero con contratos de siete días". "A la semana", prosiguen, "se van, entra otro grupo con las mismas carencias y seguimos con el mismo problema. Para estar en esta unidad se requiere una experiencia específica y sensible, porque si no lo que se logra es cargar de trabajo y estrés al personal fijo".

Producto de ese caos, la supervisora del servicio ha presentado su dimisión. "Es que han convertido una estancia que tiene rango quirúrgico en una UVI", señala una enfermera consultada por este periódico. "Es horrible trabajar en estas condiciones", admite antes de asegurar que "parte del personal es inexperto, porque en los turnos coinciden seis empleados temporales con tres más veteranos". "El paciente", puntualiza, "que viene del quirófano está en estado crítico y encima tiene que compartir espacio con otros que podrían, por ejemplo, tener la gripe A. Es un caos y ya no aguantamos más".

Entre el personal de la Unidad de Reanimación y Despertar se destaca que los problemas en el Insular se acumulan desde hace casi cuatro meses. "El 4 de noviembre", recuerda una empleada, "ya advertimos del colapso que se estaba generando en la estancia. En enero, en un primer recuento, se hizo saber que 78 pacientes derivados de la UMI habían pasado por nuestro servicio". "Desde entonces", matiza, "calculamos que ya suman unos 200. Y no pueden decir que es por una epidemia, que no la hay; esto sucede por un problema de gestión".

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