La NASA ha descubierto un nuevo sistema solar independiente al nuestro. Estos exoplanetas, aquellos que giran alrededor de una estrella que no es el Sol, son importantes desde el punto de vista científico porque su descubrimiento, sobre todo en caso de ser rocosos, tener un tamaño similar al de la Tierra y poseer agua, sirve para buscar vida más allá de lo que se conoce.

Una vez que son detectados, los científicos investigan con todas las herramientas que tienen a su alcance, si son mundos gemelos al nuestro o si cuentan con posibilidad de albergar agua en estado líquido. Estudian también su atmósfera para determinar si es posible su habitabilidad.

El avance de la tecnología y la investigación sobre exoplanetas comenzó a materializarse durante el siglo XX. El objetivo es siempre el mismo: buscar vida y condiciones habitables para los seres humanos. El primero se halló en 1992 y desde entonces se han sucedido varios descubrimientos, con más o menos importancia para la comunidad científica. Se encuentra a 980 años luz de la Tierra.

Resulta muy difícil fotografiar directamente un planeta extrasolar con un telescopio desde la Tierra debido a la enorme distancia a la que se localizan de nuestro sistema solar. Además, la luz que reflejan es muy débil ya que los planteas no son generadores de luz como sí lo es la estrella en torno a la que giran.

La NASA contabilizaba actualmente de forma oficial unos 3.450 exoplanetas confirmados pero hay casi 4.700 que están bajo estudio constante por parte de la comunidad científica. El descubrimiento que se anunció ayer refuerza otro muy importante realizado en 2015, el exoplaneta Kepler-452b, que ofrece un hábitat similar al de la Tierra.

De forma amplia, la NASA descubrió 1.284 nuevos planetas fuera del Sistema Solar con la misión Kepler, lo que supone el mayor hallazgo hasta ese momento. Durante cuatro años, este telescopio espacial ha vigilado 150.000 estrellas de un solo trozo de cielo. En 2018 será sustituido por el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS) de la NASA, que utilizará el mismo método para controlar 200.000 estrellas cercanas brillantes y buscar planetas similares a la Tierra, informa la agencia SINC.

Del conjunto de planetas confirmados como tales hasta el descubrimiento anunciado ayer, casi 550 podrían ser planetas de un tamaño similar y de composición rocosa como la Tierra. Nueve de ellos orbitan en la zona habitable de sus estrellas, que es la distancia que permite la existencia de agua líquida y, por tanto, albergar vida.

La metodología que se utiliza para detectar planetas fuera del sistema solar se basa en un análisis estadístico que asigna una probabilidad de existencia real a cada planeta descubierto por un telescopio espacial.