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Astrofísica

El siglo XXI mira a la vida extraterrestre

Telescopios como el 'TMT' en La Palma o el 'James Webb' multiplicarán la aparición de candidatos a albergar presencia alienígena

El siglo XXI mira a la vida extraterrestre

Hay siete Tierras orbitando ahí fuera en torno a una pequeña estrella del tamaño de Júpiter, a "sólo" 39 años luz de nuestro planeta. Y tres de esos siete cuerpos celestes están a la distancia precisa para albergar vida. Este reciente descubrimiento, comunicado por la NASA con mucho ruido mediático, es sólo el aperitivo de lo que nos espera en los próximos años.

"Habrá un goteo continuo de nuevos exoplanetas. Sin ninguna duda. Desde los años noventa, con la mejora en las prestaciones de los telescopios, los descubrimientos no han hecho más que crecer", afirma el naveto Simón Díaz, doctor en Astrofísica, especialista en galaxias e investigador en la Universidad de Oulu (Finlandia). "El futuro es prometedor, máxime con la nueva generación de telescopios en Tierra, como TMT (Thirty Meter Telescope) -que se proyecta para la isla canaria de La Palma-, y el nuevo en el espacio, el James Webb, que estará operativo a partir del próximo año". El TMT dispondrá de un espejo primario de 30 metros, "lo que revolucionará sin duda la astronomía", subraya Díaz. "Por comparación, el mayor telescopio óptico del mundo a día de hoy es el Gran Telescopio de Canarias, cuyo espejo mide 10 metros", matiza. Nuevos instrumentos, nuevos horizonte: "La búsqueda de la vida extraterreste puede comenzar mucho antes de lo previsto y algunas respuestas podrían estar disponibles en una década", decía The New York Times en un editorial al día siguiente del anuncio de la NASA.

Las siete Tierras del sistema Trappist-1 (así se denomina técnicamente la estrella enana ultrafría que está en su centro) han de incorporarse a la larga lista de exoplanetas detectados hasta la fecha y que suma ya casi 4.000 cuerpos. El año pasado, por ejemplo, el astrofísico español Guillem Anglada-Escudé localizó Próxima b, el planeta fuera de nuestro sistema solar más cercano a nosotros con posibilidades de albergar vida. Está a "sólo" 4,2 años luz. Ahora el reto está en encontrar indicios consistentes de existencia de vida.

Sobre los planetas de Trappist-1 orbitan ya muchas preguntas. Por ejemplo: estos planetas que circulan tan rápido en torno a su estrella (los ubicados en la zona que puede albergar vida completan un giro completo entre 6 y 12 días) no tienen noche/día, una cara siempre está mirando a su sol y la otra permanece en oscuridad, entonces ¿es posible la vida sin el ciclo día y noche, como en la Tierra? El debate está abierto. Expertos de la Nasa, que pocos días después del anuncio respondían en la web a esta pregunta, consideraban que sí, que si hay una atmósfera "el calor circulará alrededor del planeta". Preguntas como ésta ayudará a responderlas el telescopio espacial James Webb, que se lanzará en octubre de 2018, un ingenio de las dimensiones de un campo de tenis.

La búsqueda de vida extra­terreste será, sin duda, uno de los grandes objetivos de la astronomía moderna. Es, al fin y al cabo, una aspiración muy humana. "Es natural que cualquier animal omnívoro de tamaño medio que haya evolucionado en la Tierra esté profundamente interesado en otras formas de vida: ¿nos comerán? ¿podremos comerlos?", reflexionaba hace días, y con cierta sorna, el diario británico The Guardian en su editorial sobre los hallazgos de la Nasa. También se preguntaba cómo era posible que hasta la fecha no tengamos ningún indicio de vida inteligente fuera de la Tierra. Quizá, añadía el diario, la explicación obvia sea que ésta no puede desarrollarse más allá de una etapa sin aniquilarse a sí misma. Una etapa que los humanos en absoluto hemos superado.

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