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Universidad

El Neolítico inspira dos investigaciones de la ULPGC seleccionadas por Europa

La beca Marie Sklodowska-Curie incentiva los trabajos de Jonathan Santana y Miguel del Pino sobre las importantes transformaciones acontecidas en esa era

Yacimiento neolítico en Siria, uno de los territorios que centran la investigación de Jonathan Santana. LP/DLP

Nuestros ancestros del Neolítico protagonizaron un salto abismal que aún intriga en sus motivaciones y detalles a la investigación historiográfica. El hombre, hasta entonces un mero cazador-recolector, comenzó a domesticar para su alimentación plantas y animales, conquistando así modos de vida sedentarios que le permitieron abandonar la azarosa errancia nómada. A la vez, la nueva tecnología cerámica, óptima para la mejor conservación y preparación de los alimentos, posibilitó el asentamiento en primitivos núcleos poblacionales estables, semilla de los posteriores modelos civilizatorios. Dos doctores de la ULPGC han hecho de esta fascinante mutación el objeto de sus pesquisas, y el empeño les ha valido sendas becas Marie Sklodowska-Curie, reservadas a la élite investigadora europea.

El proyecto de del historiador Jonathan Santana, que efectuará su estancia en el Departamento de Arqueología de la Universidad de Durham (Gran Bretaña), se propone estudiar la dieta de estos antecesores neolíticos a partir de los restos de alimentos hallados en diferentes yacimientos de Oriente Próximo.

"Esa transición neolítica es la revolución más importante de la humanidad", comienza explicando, "ocurre hace unos 10.000 años, primero en la región de Oriente Próximo y luego se extiende por toda Europa, Norte de África y Asia Central. Los seres humanos empiezan a domesticar plantas y animales en su beneficio, cuando hasta entonces eran cazadores recolectores. Justo en ese momento comienzan a ser más sedentarios, se juntan en aldeas y domestican una serie de productos, como los cereales, las cabras, ovejas y cerdos. Yo abordo cómo se refleja esto en la dieta, cómo impacta en las personas y el modo de vida la aparición de la agricultura y la ganadería, la sustitución de unos productos por otros. Analizo diferentes esqueletos de varios yacimientos que proceden de este periodo".

Santana tiende un gran arco temporal en el que se verifican esos cambios cruciales: comienzan hace unos 12.000 años, cuando algunos cazadores-recolectores se concentran en la recolección de cereales, y en el cuarto milenio antes de Cristo ya quedan plenamente consolidadas la agricultura y la ganadería.

El territorio que se dispone a estudiar este universitario se corresponde con las actuales Jordania, Israel, Arabia Saudí y Siria. Algunas de las circunstancias que expone pueden parecer sorprendentes, porque estas formas evolucionadas de vida supusieron en ciertos aspectos un retroceso: "En un principio la dieta dependía de las estaciones y era muy variada y muy rica. Una de las cosas más curiosas que ocurre con el neolítico es que la gente empieza una alimentación centrada en el consumo de cereales y se produce un empeoramiento en la calidad de vida en general. No sabemos muy bien por qué deciden intensificar la recolección de cereales. Seguramente les permitían programar cuánta comida iban a generar. Pero esa dieta es menos rica y produce problemas que a lo largo del tiempo se irán solucionando, cuando se domestique las plantas y se recuperen niveles de vida parecidos a los de la dieta cazadora-recolectora".

Los motivos de este cambio dietético de gran trascendencia para los humanos no están claros. "Queda por saber qué ventajas vieron para dedicarse a la agricultura y abandonar la caza-recolección, es uno de los grandes misterios de la arqueología", explica Santana.

El investigador detalla distintos factores que convergen en esta transición: "Con el cambio climático del final de las glaciaciones, con el holoceno, se produce un empeoramiento de las condiciones medioambientales de determinadas áreas del planeta, de forma que no había tantos recursos que explotar. También se da entonces la aparición de estructuras jerárquicas dentro de las comunidades, estructuras que es más sencillo reproducir en un territorio determinado".

Cambios irreversibles

En todo caso, estas innovaciones trastocaron de forma irreversible las formas de vida de los hombres, reforzando la convivencia en comunidades y allanando el camino hacia el desarrollo posterior de las primeras civilizaciones. "La agricultura y la ganadería permiten programar con cierta temporalidad los recursos de que va a disponer la comunidad", añade el investigador, "así se puede aumentar la cantidad de alimentos que se producen. Y al producirse más, crece el tamaño del grupo". El trabajo que emprende Santana es también un buen recordatorio de hasta qué punto la intervención del hombre moldeó desde un principio la producción agrícola. "La domesticación significa que plantas capaces de reproducirse solas van a necesitar de la mano de las personas para poder reproducirse. Hay mutaciones genéticas y los seres humanos seleccionan cuáles son los cereales más grandes y los que aguantan más en la espiga. Es un proceso de cientos de años de selección de las plantas más aptas", apostilla.

Los cereales son tambíén una pieza clave en el trabajo del otro doctor de la ULPGC seleccionado con una beca Maria Sklodowska-Curie, el historiador Miguel del Pino, quien ya ha concluido el primer año de su investigación en el Departamento de Arqueología de la Universidad de Sheffield. Su estudio se centra en los restos cerámicos fechados en torno al año 5.500 antes de Cristo.

La aparición y generalización de la cerámica fue crucial para moldear los cambios alimenticios que se asientan en el neolítico. "Desde Oriente llegan algunas tecnologías, como las cerámicas. Yo las estudio en el sureste de la Península Ibérica, zona de Almería y Alicante, y comparo ese proceso con el que acontece en el Norte de África. Quiero ver cómo se implanta este conocimiento en estos dos territorios", señala.

Un examen detallado de las piezas de cerámica ayudará a recomponer el complejo paisaje socioeconómico del periodo, asociado a las nuevas formas de vida : "La cerámica llega de una forma muy parecida a toda la zona mediterránea desde Italia a la Península Ibérica. Es la llamada cerámica radial, decorada con la impresión de conchas. Me interesa cómo van cambiando las decoraciones, qué materias primas se emplean..."

Su investigación también quiere iluminar los flujos y contactos que van permeando las diferentes áreas. "No sabemos bien cuáles eran las relaciones entre la Península y el norte de África", señala Del Pino", parece ser que en este última parte también existían otras tradiciones cerámicas".

La producción de cerámica llega a la Península Ibérica y el norte de Marruecos junto a nuevos hábitos alimenticios, un binomio que será clave como dinamizador de cambios. "La cerámica posibilita cocer los alimentos, consumirlos de otra manera. Así, se pasa de cazar y recolectar a producir alimentos que se pueden cocinar y conservar de nuevas formas. La conservación a largo plazo está en el origen de transformaciones sociales que llevarán a sociedades complejas", explica.

En este punto convergen ambas investigaciones, pues como señala Miguel del Pino, "alimentos como los cereales tienen que cocerse o guisarse para poder consumirse, si no es muy difícil digerirlos. La cerámica también es ideal para conservarlos. Es dura e impermeable hasta cierto punto y defiende a los alimentos de la humedad y de las plagas". Las piezas van encajando en el mosaico neolítico.

La revolución que posibilitó la cerámica caerá, a su vez, destronada por la introducción de la metalurgia, aspecto que también destaca esta investigación. "La segunda parte del proyecto se centra en la edad del cobre en la zona de Almería, para estudiar cómo la introducción de la metalurgia afecta a la tecnología de la cerámica que existía entonces", finaliza.

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