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Mascotas

Los perros son negocio en Canarias

Cada propietario gasta al año un mínimo de 817 euros en comida y veterinario para su mascota

Manuel Pariboni da de beber a su perra Frida, un braco alemán, en el parque San Telmo. ANDRÉS CRUZ

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente estimaba, en 2015, que había algo más de cinco millones de perros en los hogares de España. La cifra, comparada con las valoraciones de 2012, registraba un aumento considerable -de un 10,3 %- y certificaba un fenómeno sociológico: acoger a un can se ha convertido en un hábito en un país cada vez más concienciado con los derechos de los animales. Esa tendencia, de paso, ha derivado en un negocio al alza: según un trabajo europeo, el coste medio de mantenimiento de un chucho en Canarias alcanza los 817 euros: 359 en cuidados veterinarios y 458 en alimentación.

Pasar a ser propietario de un perro abre las puertas a un mundo nuevo en el que la oferta de consumo y ocio se ha multiplicado durante los últimos años. Alimentar a un can es mucho más que elegir un saco de pienso que se adapte a las necesidades del animal. Las tiendas de mascotas ofrecen una amplia gama de productos para satisfacer las necesidades del chucho: snacks, combinados de pollo y cordero -con forma de huesos-, galletas, barritas, pastas, comida dental -para combatir el sarro o el mal aliento-, bebidas energéticas y hasta pizzas -también de pollo o cordero- aparecen entre el género más reclamado por los dueños de los perros.

La alimentación figura como un gasto innegociable junto a los tratamientos veterinarios. En ese apartado, el primer año de un perro supone el de la inversión más elevada: entre vacunas -algunas obligatorias; no cumplir con ellas acarrea sanción administrativa- y consultas un cachorro puede gastar cerca de 400 euros. Antes de que el can pueda salir a la calle debe recibir tres inyecciones: parvovirosis, moquillo y dos polivalentes -primer control-; polivalente -segundo-; y refuerzo de la polivalente -tercer examen-.

La filariosis

Cumplido el primer tramo del calendario de vacunas, el perro deberá regresar al veterinario para recibir una inyección contra la rabia, la instalación del chip de control -su precio ronda los 60 euros- y pinchazos de refuerzo cada año.

Durante los primeros 12 meses el propietario de un chucho deberá asumir que su cachorro afrontará el periodo de mayor riesgo de sufrir enfermedades infecciosas. Y en Canarias el principal peligro tiene nombre: la filariosis, también conocida como la enfermedad del gusano del corazón -una dolencia parasitaria causada, mayoritariamente, por las picaduras de los mosquitos y que puede provocar la muerte del animal si el gusano alcanza el corazón-.

Canarias está a la cabeza, a nivel nacional, en el número de perros que padecen la filariosis -hasta un 20 %, con más incidencia en la provincia de Santa Cruz de Tenerife que en la de Las Palmas-. Para combatir este problema, el can debería recibir mensualmente una loción cutánea -administrada desde una pipeta y aplicada en la parte posterior del cuello-. Ese tratamiento, antes de pasar a una inyección anual, ronda los 120 euros.

El mercado de los chuchos ofrece mucho más que alimentación y tratamientos veterinarios. Hasta su muerte se ha convertido en un negocio. El primer paso, en caso de deceso del animal, es notificar su fallecimiento en el registro de cada comunidad autónoma -en Canarias corresponde llamar a Zoocan (928 296 959 / 922 226 203)-. Y a partir de ahí, las opciones que aparecen en el horizonte son dos: dejar su cuerpo a los servicios municipales o, desde hace unos años, recurrir a una funeraria especializada en animales.

En Gran Canaria, una empresa ubicada en Santa María de Guía cuenta con un crematorio para su incineración. En Santa Cruz de Tenerife ese servicio lo ofrece la Asociación de Defensa y Protectora de Animales de Canarias (Adepac).

La comodidad y bienestar del perro también tiene cuota de mercado. En las estanterías de las tiendas especializadas hay productos que evidencian hasta qué punto ha evolucionado el negocio canino: camas ortopédicas, chalecos salvavidas, piscinas, disfraces, cinturones de seguridad para el coche, juegos de inteligencia, masajeador dental, transportines o una de las novedades relacionadas con las nuevas tecnologías: una pelota selfie, que se pone en la pantalla del móvil, para que el animal mire a cámara.

Con las peluquerías para perros como servicio al alza -corte y pedicura-, la sección de cuidado del pelo es igual que la de cualquier supermercado para personas: hay champús perfumados para pelos blancos marrones, blancos o negros, con olor a chocolate o café, bálsamos quitanudos, acondicionadores, aerosoles calmantes para la piel y hasta protectores solares.

El aumento de hogares con perro -se calcula que el 51 % de las casas en España cuenta con un animal de compañía; mayoritariamente canes- ha multiplicado también el número de adiestradores y guarderías para corregir la conducta de los chuchos más díscolos. En Gran Canaria, para estos servicios, destacan Canservan Canarias y Educan; en Tenerife sobresalen Don Perro y La Trailla.

El boom de familias con perro también ha provocado que algunos municipios hayan acotado algunas zonas de playa para que los propietarios puedan disfrutar junto a sus canes de una jornada de sol y mar y multitud de restaurantes u hoteles en todo el mundo ya se han declarado amigos de los perros - friendly dogs, la expresión conocida a nivel internacional- para aprovechar el tirón de un mercado al alza. El mejor amigo del hombre es también un buen negocio.

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