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Salud

Las implicaciones éticas encienden el debate sobre los vientres de alquiler

El Partido Feminista rechaza de forma frontal esta "explotación del cuerpo de la mujer"

Dos menores en las cunas de un centro de acogida. LP / DLP

La maternidad subrogada ha abierto un complejo debate en el seno de la sociedad española, que asiste a la expansión de una práctica que, si bien no es legal en este país, ya consta con luz verde en otros territorios. Las implicaciones éticas de una alternativa de reproducción que es a la vez transacción mercantil enrarece la toma de posiciones en torno a una opción que presenta muchos y contradictorios matices.

El colectivo feminista se opone con fiereza a los vientres de alquiler, que contempla desde la perspectiva de género. Así, el Partido Feminista de España se posiciona frontalmente contra la posibilidad de que la gestación subrogada sea legal en España. María Jesús Hernández, coordinadora de esta formación en Canarias, es taxativa en su rechazo a la implantación de esta fórmula en nuestro ordenamiento jurídico: "Es una explotación del cuerpo de la mujer", comienza explicando, "va en contra de los derechos humanos. Las gestantes son mujeres pobres y los que pagan son personas ricas, bien sean mujeres u hombres. Los vientres de alquiler aumentan allí donde hay pobreza".

Hernández detalla las deplorables condiciones en que, asegura, consiste esa explotación en muchos casos. "A la mujer que gesta la encierran durante once meses en un habitáculo y no la dejan salir", asegura esta feminista, que señala muy especialmente a países como Nigeria, Turquía y Pakistán como escenarios de estos abusos vinculados a la práctica de la gestación subrogada.

¿A quién beneficia el negocio?

Detrás de todo esto hay un pingüe negocio de alcance planetario, sostenido por una serie de mafias que, asegura Hernández, hunden sus tentáculos en otros modos de explotación de la mujer, caso de la prostitución.

Al final, la gestante es quien menos dinero percibe. "Lo que está por medio es un negocio. En estos momentos, el precio de una gestación subrogada está entre 50.000 y 200.000 euros. A la mujer que se queda embarazada, una vez que le arrancan el hijo le dan 5.000", afirma la coordinadora feminista. Así, por ejercer una labor de intermediación estas mafias se quedarían con la parte del león del gran negocio que generan los llamados vientres de alquiler.

Así, la gestación subrogada no sólo subrayaría una estratificación social en función de la capacidad económica, sino que ahondaría en esa estamentación. María Jesús Hernández asegura que la pobreza caracteriza a las gestantes de alquiler: "Indudablemente la mujer rica no se presta a esto". El Partido Feminista de Canarias presentó el mes pasado una plataforma contra los vientres de alquiler que pretende hacer de esta reivindicación algo transversal, compartido por diferentes formaciones y colectivos a los que llama a integrarse en este espacio común.

Hernández contextualiza la explotación que vincula a los vientres de alquiler. Según explica, éstos comparten paisaje y prota- gonistas con otras formas de subyugar a las mujeres: "Son las mismas mafias de la trata de blan- cas. De hecho, en países donde no se permite la gestación subrogada, como Suecia, son menores los índices de trata de blancas y prostitución".

La feminista cree que la maternidad subrogada, a pesar de no estar aprobada en España, trata de granjearse un estado de opinión favorable que allane el terreno para una posterior legalización. Como ejemplo pone la celebración el pasado mes de mayo en Madrid de una feria temática dedicada a los vientres de alquiler, a pesar de estar prohibidos, que amenaza con una segunda edición este año. "Protestamos ante el ayuntamiento madrileño y estamos pendientes de que la alcaldesa Manuela Carmena nos conteste. Porque existe la voluntad de celebrar una segunda feria en el próximo mes de mayo", asegura María Jesús Hernández.

Buena medida de lo poco pacífica que es esta cuestión la da el hecho de que Gamá (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Canarias) ha sido incapaz de consensuar una postura unificada en torno a lo que supone la maternidad subrogada. El colectivo, que a día de hoy carece de un posicionamiento oficial en este asunto, llegó a abrir un debate interno en el que se pusieron de manifiesto posturas encontradas en el seno de la organización, que no lograron confluir.

Precisamente, la comunidad LGTB está especialmente concernido por esta cuestión, ya que la maternidad subrogada ofrece la posibilidad de tener hijos a parejas conformadas por dos varones. De hecho, varias parejas conocidas en Canarias que han acudido a esta técnica obedecen precisamente a esta tipología. Aun así, Gamá no ha logrado perfilar un mensaje unívoco al respecto, en medio de un agitado debate que cada vez interesa más al grueso de la población.

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