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Astronomía

Una estación para las estrellas caídas

El equinoccio da hoy paso a la primavera astronómica, que está protagonizada este año por las lluvias de meteoros

Una estación para las estrellas caídas

Hoy llega la primavera. Una estación esperada por la población para que pasen el frío y las precipitaciones y empiece el mejor tiempo. Pero sí que habrá lluvias a lo largo de los próximos tres meses, solo que lo que caerá del cielo serán estrellas.

Alrededor de las 10.30 de la mañana de hoy se producirá el equinoccio de primavera, un evento astronómico que se produce cuando el Sol forma un eje perpendicular con el ecuador. Esta situación entre el planeta y la estrella provoca que la duración del día sea exactamente igual que la de la noche, situación que se produce en marzo y en septiembre, cuando se registra el equinoccio de otoño.

Para los astrónomos, la fecha implica un cambio de estación. Los movimientos de La Tierra en su órbita hacen a partir de hoy y hasta el solsticio de verano que se producirá en junio, el día comenzará robarle horas a la noche. En esa trayectoria, la visión del Universo que rodea a la población va variando, de tal manera que por ejemplo a lo largo de estos tres meses se dejarán ver en el firmamento hasta tres planetas: Júpiter, Mercurio, Venus y Saturno, aunque no todos en el mismo momento.

Venus y Mercurio

Será precisamente hoy cuando dos de ellos se asomen al horizonte, ya que poco después de la puesta de sol Venus y Mercurio podrán verse hacia el Oeste. Júpiter será el siguiente planeta en visitar el cielo planetario y lo hará en apenas unas semanas. En concreto, durante el mes La Tierra se sitúa entre el Sol y el planeta, pero su oposición mayor se producirá en la noche del 7 al 8 de abril. En ese momento, se situará a aproximadamente 666 millones de kilómetros, la distancia más corta a la Tierra, lo que a ojos de la población adquirirá más brillo.

Eventos astronómicos

La visibilidad de los planetas se unirá estos meses en el cielo con los eventos astronómicos más esperados por los aficionados a la observación estelar y a curiosos y noveleros en general: Las lluvias de estrellas. Hasta cuatro eventos de este tipo se repetirán hasta junio, aunque ninguna de ellas con la intensidad de las Gemínidas de diciembre ni la popularidad de las Perseidas, en agosto.

Las primeras de ellas llegará el 22 de abril, por lo que las Líridas se convierten en una excusa perfecta para recibir el Día del Libro con unas páginas en lo que se espera a que caigan los meteoros, que en este caso provienen de los restos del cometa Thatcher. Poco después, casi sin despedir a las Líridas, llegarán al firmamento otra lluvia de estrellas conocidas como las Pi-Puppidas, que serán más visibles cuanto más al sur se encuentre la zona y se caracteriza porque suele dejar estelas persistentes durante varios segundos. Se cierra el mes de abril con lágrimas en el firmamento y arranca mayo con otra: Las Eta-acuáridas. Este espectáculo celeste está considerado como el más importante de la primavera, ocurre como consecuencia de los restos del cometa Halley, que pasó cerca de la Tierra por última vez en 1986. Este fenómeno produce estrellas fugaces muy rápidas. Su máximo llegará el día 5 de mayo y este año al coincidir con luna en fase creciente tendrá condiciones óptimas para su observación justo antes de que se produzca el alba. Precisamente, la luna será protagonista de otro evento que los aficionados a la astronomía no deben perderse, puesto que en torno al día 7 de mayo al observar al satélite del planeta se contemplará también a su lado un cuerpo brillante: Júpiter. Este hecho curioso junto con la lluvia de estrellas son los dos motivos más destacados para mirar hacia la inmensidad del cielo durante mayo.

Junio se estrena, literalmente, con más estrellas fugaces, las conocidas como Ariétidas, aunque son más difíciles de observar. Pero en realidad será el mes de Saturno. El planeta será visible durante toda la noche con su máximo brillo anual al situarse a 1.353 millones de kilómetros de La Tierra. Este hecho permite unas condiciones excelentes con el empleo de telescopios, especialmente por el hecho de la inclinación hacia el Sol de los anillos de este año.

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