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Formación

"De niños nos siguen todo el día; en la adolescencia los seguimos nosotros"

"Debemos reflejar las cualidades positivas de nuestros hijos, no estar siempre en lo que no nos parece adecuado", expone la escritora y psicóloga de 'Hermano mayor'

"De niños nos siguen todo el día; en la adolescencia los seguimos nosotros"

¿Hay una comunicación que promueva la autoestima?

Hay técnicas de comunicación que nos pueden ayudar con los hijos a la hora no solo de conectar con ellos, sino de convertirnos también en sus líderes; en sus personas de influencia. Creo que es muy importante asegurarnos de que no siempre estamos en la queja, en lo que no nos parece adecuado, porque a veces confiamos en exceso en la crítica como un buen método para cambiar conductas. Y, si reflexionamos sobre qué personas nos han influido más en la vida y miramos atrás, estoy segura de que vamos a encontrar a figuras que, más que criticarnos, nos han alentado y motivado. Sobre todo, reflejaron nuestras cualidades positivas. Yo creo que eso es lo que debemos proponernos con nuestros hijos.

¿Por tanto, cómo convertirnos en 'influencers' de nuestros propios hijos? Defina las pautas.

No es algo nada sencillo, entre otras cosas porque la comunicación con nuestros hijos está bañada de emociones y, muchas veces, nos llevan a actuar de una forma impulsiva. Para poder comunicar adecuadamente con las personas a las que amamos, es importante que los padres en primer lugar aprendan a regular las emociones: a no comunicar nunca en un estado de alto enfado, de alta frustración, o de mucho miedo... Probablemente, lo más normal es que terminemos comunicando erróneamente, o mandando mensajes equivocados. Ese es uno de nuestros primeros objetivos: el más difícil e importante. También lo es conectar; algo que cuesta mucho trabajo a los padres hoy en día. Conectar quiere decir ser capaces de disfrutar a lado de nuestros hijos, a pesar de que habrá cosas que no nos parezcan bien de sus hábitos y comportamientos... Preservar siempre una parcela ajena a todas las tareas y deberes, fuera de todos los conflictos, donde podamos conectar con ellos y disfrutar. Es cierto que durante la primera fase de la vida, ellos pasan prácticamente el día persiguiéndonos a nosotros para jugar. Luego, en la adolescencia, yo creo que toca perseguirles un poquito. Acercarnos a sus intereses a sus aficiones, para poder preservar esa parcela.

Más que la cantidad de tiempo que se les dedica, ¿es cuestión de la calidad del tiempo?

Totalmente. La calidad siempre ha determinado el tipo de relación que tenemos con nuestros hijos. Es verdad que a los padres y, más específicamente a las madres, nos angustia la cantidad de tiempo compartido con nuestros hijos. Es algo que llevamos siempre en la mochila, a la espalda, como deberes que no se han cumplido. Pero yo creo que si fuéramos capaces de cuidar el tiempo disponible que tenemos a su lado y hacerlo de calidad, los resultados serían más que suficientes para poder inculcar los valores que nos parecen importantes.

¿A qué edad se forma la personalidad del niño?

Desde que nace tiene una personalidad. Lo que ocurre es que muta a través de la educación, a través de las circunstancias de la vida de cada uno, de las experiencias, de su propia formación -tanto de la reglada, como de la vital-. Y los objetivos en educación también son cambiantes. La labor educativa de un padre es crónica, es para toda la vida.

¿Han visto familias con secuelas de la violencia filio-parental?

Sin duda, la violencia tiene secuelas. Normalmente en los casos en los que hemos intervenido, la afectación psicológica es más frecuente en las madres, quizás porque soportan un nivel de violencia mayor que el varón. Pero ni ninguna persona está preparada para aceptar la violencia y carece de los recursos necesarios para tratar de digerirla. Siempre hay sintomatología como ansiedad, depresión, pensamientos a veces de flashback.

Aparte de aplausos, han recibido críticas al programa por tratar un tema de tanta actualidad en el que muchos profesionales consideran que espectacularizan y que frivolizan...

Realmente, lo que más me llama la atención en el tiempo que llevo participando en el programa es que a veces falta credibilidad en las imágenes. Creo que es por pura incredulidad de la gente, que no puede aceptar que lo que está viendo es real. Lo que se ve en pantalla es verídico, real y espontáneo. Una de las características básicas de Hermano mayor es que jamás se corta o se repite una toma, ni se manipula una imagen. Queremos mostrar la realidad que está viviendo un adolescente ante determinada situación. Estoy convencida de que todas las críticas, en el día día del programa, no tienen fundamento.

¿Cree realmente que ponerlo en el espejo público ayuda?

Queremos aportar nuestro granito de arena en casos que de otra forma no hubiesen recibido ningún tipo de apoyo, ni ayuda psicológica. O bien por un tema económico o por un tema de hábitos, o de compromiso, no se hubiese realizado una terapia. Mi trabajo se centra en hacer reflexionar al adolescente, de comprometerle con un cambio. Es un comienzo, un despertar. Después, cada familia y cada adolescente tienen un largo camino por delante para afianzar lo aprendido y para seguir mejorando.

¿Estaba antes silenciada la violencia filio-pariental o ha aumentado en los últimos tiempos?

Yo creo que muchas veces este tipo de situación se ha ocultado porque los padres la viven con un gran sentimiento de vergüenza, de culpa y han intentado incluso proteger a sus hijos, tapando el problema. Con el programa H ermano mayor, nos hemos dado cuenta de que no vale de nada taparlo. Al contrario, generalmente se produce un aumento de toda esa violencia. Tanto los padres como en ese caso los adolescentes, sufren enormemente en ese círculo tan difícil. Cuanto antes intervengas, el pronóstico es mejor.

¿Han ayudado a visualizar el problema?

Creo que todo el equipo hacemos una labor importante para la sociedad por haber puesto volumen en un problema más frecuente de lo que creíamos. Yo creo que ha ayudado a muchas familias, no va a normalizar la situación, pero sí a darse cuenta de que lo que les estaba pasando no era tan excepcional. Sobre todo, que sientan que hay profesionales que trabajamos en esa área, que abordamos casos que se pueden resolver, que tienen solución.

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