"El visitante se defraudará y pedirá que se devuelva el dinero si consideramos Dinópolis como un parque temático, porque ya hay fantásticos y fabulosos, también hay museos de dinosaurios muy importantes en otras partes del mundo, pero Dinópolis es un producto único, es una mezcla inusual", subrayó el director de la institución con sede en la ciudad de Teruel, Luis Alcalá, ya que en el mismo espacio se puede contemplar un fósil, un espectáculo de marionetas y, sobre todo, la experiencia de los paleontólogos que investigan los los yacimientos del Bajo Aragón.

Por ello, "no todo el mundo va a disfrutar de todo, pero va ser casi imposible que alguien no disfrute de algo, se configura como un producto para colectivos muy dispares, desde los niños a los universitarios", argumenta el responsable de Dinópolis, dependiente del Gobierno de Aragón pero con inversiones estatales en infraestructuras. Las cifras avalan el discurso de Alcalá, ya que las visitas del complejo inaugurado en 2001 se estabilizaron en el entorno de las 175.000 personas anuales después de 15 ejercicios, crisis económica incluida. Y, además, en una ciudad con 33.000 habitantes y una provincia con 140.000 personas sin el tirón turístico de otros destinos españoles, es decir, para mucha gente, Teruel existe gracias a Dinópolis.