El mundo apagó ayer la luz durante una hora, por décimo año consecutivo, para recordar que la lucha contra el cambio climático y el despilfarro energético representa uno de los mayores desafíos de la humanidad en el siglo XXI.

Más de 150 países participaron en la iniciativa de la Hora del Planeta promovida por la ONG ecologista Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF), que ha conseguido establecerse como una cita clásica en el comienzo de la primavera y como la acción global más importante en favor del medio ambiente.

En Gran Canaria se unieron a esta iniciativa el Cabildo de Gran Canaria, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. En España, más de 400 ciudades, 237 entidades, partidos políticos, cadenas hoteleras, sindicatos, ministerios, medios de comunicación, ayuntamientos, medio centenar de ONG y cientos de instituciones apagaron las luces. Esta edición, que contó con la meteoróloga Mónica López como embajadora del evento, arrancó en el madrileño Palacio de Oriente con una fiesta animada por un espectáculo de luz alimentado por energía renovable, en el que los asistentes interpretaban al planeta que queremos en el futuro. El apagón, entre las 20:30 y las 21:30 horas peninsular, dejó a oscuras en Madrid el Palacio y la fuente de La Cibeles, la Puerta de Alcalá, la fuente de Neptuno, el alumbrado de la Plaza de la Villa y el de la Plaza del Dos de Mayo, así como la catedral de La Almudena. Otros monumentos y edificios como el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, la Real Casa de Correos, las estaciones de Atocha y Chamartín, Mercamadrid, el Ministerio de Agricultura, se han quedado a oscuras.

A las 20.30 en punto (19.30 GMT), el símbolo parisino por excelencia, la Torre Eiffel, apagó por completo la iluminación que la hace visible desde casi toda la capital francesa, incluida la de su potente foco giratorio, ante miles de personas que se habían reunido en la cercana plaza de Trocadero para presenciar el momento.

Pero la Torre Eiffel sólo recogía el testigo de otros edificios emblemáticos que ya habían fundido a negro a lo largo de la jornada, como el Kremlin en Moscú, las Pirámides de Guiza o la Ópera de Sidney, donde se celebró en 2007 por primera vez este evento, con la colaboración de más de dos millones de personas y 2.000 negocios. Otras construcciones tan conocidas como el Big Ben londinense o el Empire State Building neoyorquino se quedaron también a oscuras. "No se trata sólo de una hora", dijo la presidenta de WWF Francia, Isabelle Autissier, al presentar la ceremonia en París. "Apagamos las luces para decir que sabemos que la cuestión del clima y el cambio climático es una de las más importantes del siglo XXI".