Los médicos canarios celebraron ayer con cautela la mejoría de los síntomas del asma mediante suplementos diarios de fibra soluble para modificar la microbiota o flora intestinal, anunciada la pasada semana por la Universidad de Newcastle durante la reunión anual de la Sociedad Torácica de Australia y Nueva Zelanda. La investigación del centro australiano resulta relevante para Canarias, casi en su antípoda, a causa de una prevalencia superior a la media estatal de la enfermedad respiratoria, con alrededor de 300.000 pacientes en las Islas.
"Es una aportación importante y abre una gran vía dentro de la medicina integral, pero aún queda mucho por investigar, bastantes años", subrayó el jefe del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, Anselmo Sánchez, después de recordar la correlación entre el descenso del asma y el aumento de los bacterias en bebés ya observada por el doctor Brett Finlay en Canadá. A juicio del también expresidente de la Sociedad Canaria de Alergia e Inmunología Clínica, "está demostrado científicamente que los probióticos [alimentos con microorganismos vivos] mejoran diversas patologías, como la dermatitis atópica, no solo el asma, pero falta corroborar con más estudios".
Precisamente, la presidenta de la Asociación Canaria de Neumología y Cirugía Torácica (Neumocan), Alicia Pérez, valoró con mayor precaución el avance oceánico hasta "leer la letra pequeña", ya que "los datos tiene que ser sólidos". En su opinión, "no se está trabajando mucho en este tema y no hay nada serio, aunque cualquier línea de investigación puede aportar".
Pese a mostrar cautela, "a priori", la también neumóloga del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria en Tenerife no consideró "extraña" la correlación entre las inflamaciones intestinales y respiratorias porque "el organismo está muy interconectado". Además, Alicia Pérez reconoció el interés del estudio austral para una comunidad autónoma con una "alta prevalencia del asma", cifrada en alrededor del 15% de la población canaria.
La proporción de personas que sufren la enfermedad crónica respiratoria con respecto al total de la población española se sitúa en el 5%, alrededor de 2,5 millones de ciudadanos, según los datos de los proyectos European Community Respiratory Health Survey y el International Study of Asthma and Allergy in Childhood citados en el XXXI Congreso Regional de Neumocan. Celebrada el pasado noviembre en la capital grancanaria con la participación de una treintena de ponentes, la convención reveló que la patología acarrea un coste de casi 1.500 millones de euros, alrededor del 2% de los recursos sanitarios españoles, y la mitad del gasto se destina al tratamiento de pacientes con asma grave mal controlada, sobre 2.365 euros anuales por persona.
Clima y consanguinidad
Desde Neumocan atribuyeron la mayor prevalencia al clima subtropical existente en Canarias, cuyas temperaturas estables y elevada humedad a lo largo del año favorecen el desarrollo de los ácaros del polvo. "Un colchón canario tiene diez veces más ácaros que uno peninsular", ejemplificó entonces Alicia Pérez.
Además de los causas climáticas, Anselmo Sánchez añadió los factores genéticos: "Aquí ha habido consanguinidad, la endogamia, hasta la llegada del turismo en los años 60 y los no consanguíneos presentan menos posibilidades de desenrollar asma, cardiopatías, isquemias, tiroides o reuma". Igualmente, el también profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria achaco la mayor prevalencia del asma a la abundancia de animales domésticos, como perros y gatos, y al tabaquismo.
El asma bronquial produce un estrechamiento de las vías aéreas (broncoespasmo) con la consiguiente sensación de ahogo y falta de aire (disnea) como consecuencia de la exposición a una serie de estímulos, físicos (ácaros del polvo doméstico, pólenes o pelo de animales), ambientales (climas húmedos) o emociona-les (estrés), según recordaron desde Neumocan. Por ello, la primera recomendación de los neumólogos a los asmáticos consiste en evitar la exposición a los estímulos identificados como cau-sa de su enfermedad.
