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Entrevista a José Luis Gómez

"La Orquesta Juvenil de Venezuela ha dado dignidad a mucha gente"

"Recuerdo haber tocado 'Margariteña' de Carreño con unas partituras que habían sido hechas a mano", cuenta el director de orquesta

José Luis Gómez, ayer, en la playa de Las Canteras. TONY HERNÁNDEZ

¿Por qué resulta extraño ver la obra Margariteña en los programas de música europeos?

Porque no hubo ediciones en partitura hasta hace muy poco. Es una composición que yo recuerdo haber tocado con partituras hechas a mano. Eso hacía que fuese un poco más complicado que saliera del ámbito venezolano. Pero el lenguaje musical es muy sinfónico. Son canciones folclóricas que están muy bien adaptadas. Y, por tanto, no va a ser una sonoridad diferente, pero sí unas texturas o unas atmósferas muy particulares.

¿Y en qué consisten concretamente esas particularidades?

La música latinoamericana siempre es muy particular, tiene su identidad propia. En el caso de Margariteña son canciones propias de la Isla de Margarita muy reconocibles para la gente que ha nacido en esa isla que es conocida como la perla del Caribe, donde hay unas playas magníficas, las mejores de Venezuela. Pero también está esa forma de hacer música isleña que tiene que ver con la forma de ser de los canarios. La malagueña o la isa resultan muy particulares. El sentido de la isla tienen mucho que ver con la música.

¿Cómo es la obra desde el punto de vista del lenguaje?

Muy melódica y agradable. Como una especie de posromántico tardío. La particularidad de Inocente Carreño es que sabe usar muy bien la orquesta y da mucho más protagonismo a las trompas. La obra hace referencia a que de muy niño su abuela le cantaba siempre canciones. Tienen que tienen ver con que las generaciones se transmiten esas canciones populares. Es un compendio de canciones folclóricas y los de mi generación que estuvimos en las Orquesta Juveniles de Venezuela, tocamos muchas veces esta pieza, especialmente con Carreño.

Usted se formó en el sistema de Orquesta Juveniles. ¿Eso le ha dado una identidad propia?

Sí, todos los músicos venezolanos hemos pasado por esa experiencia. Es una gran ventaja poder vivir desde pequeño el estudio y la dedicación individual compartida con un grupo más grande. Lo que quería el maestro Abreu es que cada pueblo tuviera su propia orquesta y coro, para que la educación fuera una cosa colectiva. Es como dar dignidad a unas personas que están pasando por una situación complicada porque tener un instrumento en la mano te hace sentir que no estás solo. Y puedes transmitir esas emociones.

¿Cómo está considerada la figura de Carreño en Venezuela?

Como un compositor que no es importante solo por la música que ha hecho, sino por la imagen que ha transmitido ya que se ha convertido en una institución en el país por su labor con las orquestas juveniles. Tocar una obra de Vicente Carreño es como tocar la obra del compositor más conocido en Venezuela, por su cercanía.

La siguiente obra es un título del brasileño Villa-Lobos .

Villa-Lobos es uno de los pilares de toda la música de Latinoamérica. La obra, Uirapuru, crea una atmósfera especial. Él siempre tiene la música popular brasileña como lenguaje denominador de su obra, como Las bachianas, que es música inspirada en Bach pero con temas brasileños. Uirapuru parte de una leyenda indígena. Y, al igual que lo que representa Margariteña, es que habla de la tierra y la fauna. Uirapuru es el nombre de un pájaro muy abundante en Brasil, pero también es el símbolo de buena suerte o del amor. Y para los indios es todo un símbolo poder capturarlo. Es un animal que tiene un canto muy particular. Y es que, cuando canta, todo está silencioso, y sólo se oye su canto. Villa-Lobos hace un homenaje a esta leyenda con todo lo que implica. El pájaro tiene una magia y especial belleza.

¿Entonces existe una conexión clara con la anterior obra?

Sí, porque lo que Carreño hace con las melodías populares, Villa-Lobos lo hace con la melodía del pájaro. Con una cosa que está viva. Y lo describe muy bien. Realmente es una especie de experimento, como lo que hizo Stravinsky con La consagración de la primavera, que se basaba en historias paganas rusas. O con El pájaro de fuego, que habla sobre otra leyenda rusa. Villa-Lobos realizó como un ballet de un solo acto de 20 minutos.

¿Cómo transcribe esa leyenda al lenguaje musical?

De forma muy acertada. Y hay momentos en que parece que estás en el bosque y oyes animales: grillos, y en medio el canto del uirapuru. Es música del siglo XX, tonal. Él fue más bien tirando a neoclásico. Pero aquí es un poco más venturoso porque está buscando efectos con la orquesta para describir la historia. Y lo que estamos viendo son acciones dentro de la leyenda con la música.

Ha tenido mucha repercusión en Latinoamérica

Y Estados Unidos porque él fue el principal expositor de su propia música. Pero a veces se olvidan un poco en los escenarios del resto del mundo. Sus grabaciones las puedes englobar en la época de Stravinsky y Ravel. Su música es como una versión latinoamericana de ese impresionismo, de ese querer buscar describir sensaciones.

Y, por su puesto, el carácter claramente nacionalista.

Casi toda la obra de Villa-Lobos es nacionalista. Él siempre buscó que su música tuviera ese toque. Y por eso es tan apreciada en Brasil, porque le dio una exposición mucho más grande que la que tenía la música folclórica y tradicional brasileña, pero en un marco académico. Es como si nos mostrara la música de Jobim, pero en un tono sinfónico y académico.

Y termina el programa con una obra de Nielsen.

El punto de unión entre las tres obras que vamos a interpretar es la cercanía a los pueblos de los compositores. Y la obra de Nielsen siempre está plagada de elementos folclóricos. Es el compositor por excelencia danés y esta es una de las sinfonía suyas que más se tocan. Nielsen utiliza los elementos folclóricos de la música escandinava para hablar de los cuatro temperamentos o humores. De ahí viene el título. Los cuatro elementos significa que dependiendo de ciertos niveles de los fluidos corporales uno estaba melancólico, alegre, colérico u optimista.

¿Cómo aparece reflejado todo eso en la música?

Hay muchos elementos descriptivos. Del colérico, con sus ritmos muy fuertes, pasamos a otro pasivo que sería el flemático, y luego a uno triste que es el melancólico y el último, más folclórico, que es el feliz. Nielsen desarrolló de forma muy natural el lenguaje sinfónico. Puedes identificar los elementos y las historias. Aquí podemos encontrar elementos en común de toda la música del mundo. Cada uno plasmó en su música sus vivencias a diferentes niveles.

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