"¿Ya despidieron a don Antonio?", pregunta el taxista en la puerta del cementerio de Las Palmas tras el sepelio de Antonio de Bèthencourt Massieu (Las Palmas de Gran Canaria, 1919-2017), evidencia de un reconocimiento social logrado por el historiador que transciende los círculos académicos.

Alrededor de un centenar de personas acudieron ayer al camposanto de Vegueta, barrio en el que nació 97 años atrás, para acompañar por última vez al catedrático emérito de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) e Hijo Predilecto de Las Palmas de Gran Canaria y de Gran Canaria, entre otros títulos, y presentar sus condolencias a su viuda, Marichu, y al resto de sus familiares, que velaron desde el jueves su cuerpo en la Finca Salvago de Tafira. En representación de la familia, su sobrino mayor, el procurador Francisco de Bèthencourt Manrique de Lara, expresó el agradecimiento por las muestras de cariño recibidas desde el jueves: "Impresiona la cantidad de personas importantes que han ido a la capilla ardiente a despedirse de él y dar el pésame a su viuda, es entrañable".

Una quincena de coronas

Catedráticos de Historia de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) como Manuel Lobo, también exrector del centro académico, y José Miguel Pérez, exvicepresidente y exconsejero de Educación, Universidades y Sostenibilidad del Gobierno de Canarias, coincidieron en las honras fúnebres con Ángel Tristán, presidente del Consejo Social de la ULPGC, Tomás Van de Walle, director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria y extitular autonómico de Medio Ambiente y Política Territorial, o José Sánchez Rodríguez, máximo responsable del grupo empresarial JSP, entre otras personalidades grancanarias. Además, una quincena de ofrendas florales reflejaron el reconocimiento del Cabildo de Gran Canaria, los ayuntamientos tanto de la capital como de diversos municipios de la isla y, sobre todo, de la ULPGC, institución a la que Bèthencourt Massieu asesoró durante sus primeros años de existencia al regresar a su ciudad natal procedente de Madrid tras su jubilación.

No obstante, el también Premio Canarias de Acervo Histórico y doctor Honoris Causa por la ULPGC y la UNED nunca abandonó el ejercicio de la historiografía, ya que hasta sus últimos días se dedicó a dirigir el Anuario de Estudios Atlánticos, editado por la Casa de Colón del Cabildo grancanario. Al frente de la principal publicación científica del Archipiélago, Antonio de Bèthencourt relevó a su maestro, Antonio Rumeu de Armas, dos nombres que junto al de Francisco Morales Padrón constituyen un trío esencial en el estudio de la Historia de Canarias como un proceso continuo en permanente conexión con todo su entorno atlántico durante los últimos cinco siglos.

"Tuvo la cabeza perfectamente hasta el final y eso es una suerte, porque 97 años son muchos años y hay que dar gracias a Dios de que haya llegado tan bien a esa edad y hayamos podido disfrutar de él tanto tiempo", valoró De Bèthencourt Manrique de Lara, también extesorero de la Unión Deportiva Las Palmas. Y su hermano Fernando de Bèthencourt ejemplificó: "Cuando estaba en el hospital, ya en su lecho de muerte, abrió los ojos durante la visita de uno de sus mejores alumnos y, nada más verlo, dijo: 'Oye, que me debes dos artículos para el Anuario y no me los has mandado".

De su incansable actividad hasta sus últimas fechas también testificó ayer José Miguel Pérez, exsecretario general del Partido Socialista en Canarias que recibió las oportunas correcciones de Antonio de Bèthencourt al artículo sobre el Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (Mpaiac) publicado junto al periodista Francisco Pomares en el último número del Anuario de Estudios Atlánticos. "Como decía muy bien Manolo Lobo, el gran mérito que ha tenido ha sido crear una escuela en los historiadores de Canarias, a pesar de la enorme diferencia de edad, consiguió conectar con la gente joven , porque muchos historiadores importantes en la actualidad de Canarias podrían ser sus nietos, indudablemente, los éxitos de mi tío Antonio están muy vinculados a sus discípulos, al trabajo en común", añadió Francisco de Bèthencourt Manrique de Lara después de definir a su tío Antonio como "un ejemplo magnífico, muy buena persona, ayudaba y colaboraba con todo el mundo".

El funeral de don Antonio se celebrará el próximo viernes, a las 19.00 horas, en la Catedral de Santa Ana de la capital grancanaria. Tras el responso oficiado por su sobrina María Dolores de Bèthencourt, Hija de la Caridad de San Vicente de Paul, el féretro del exrector de la Universidad de La Laguna se sepultó en la Capilla de Casa Rocha, situada junto al muro sur del primer cementerio capitalino, casi en la esquina más cercana al océano Atlántico sobre el que nació y a cuyo estudio histórico dedicó su casi centenaria existencia.

"No quiero que se vaya", lloraba su viuda. No se va, Marichu, Antonio de Bèthencourt Massieu queda para siempre en la memoria y en la Historia de Canarias, ya descansa en paz junto al océano Atlántico.