Los maestros que promueven el diálogo frente al discurso, la acción a la teoría, la creatividad a la memorística y las preguntas a las respuesta son los que integran a sus alumnos en el proceso de aprendizaje y ese es el gran reto de la innovación educativa. Uno de sus máximos exponentes en España, el profesor aragonés César Bona, candidato al Global Teacher Prize 2014 -considerado el Premio Nobel de la Educación- ha sido el invitado especial de las Jornadas de Innovación Educativa celebradas en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), los pasados lunes y martes, donde desgranó algunas claves de su metodología a los futuros maestros que se forman hoy en la facultad grancanaria.
"Para mí, la primera herramienta para ser maestro es tener buen corazón: parece una tontería, pero no lo es, porque vamos a ser una influencia fundamental en esos chicos. Cuando nuestros hijos vayan a la escuela cruzaremos los dedos para que la influencia de sus maestros sea positiva", señala. A su vez, el profesor de Primaria destaca que el proceso educativo pasa por "escuchar". "No podemos seguir viendo a los niños como recipientes que tenemos que llenar. Los alumnos tienen muchísimas más cosas que aportar y, si no tenemos esto en cuenta, nos dejamos mucho en el camino. El conocimiento también es invitar a los niños a que compartan lo que saben".
Su batalla contra las rigideces de la enseñanza convencional ha cristalizado en los libros La nueva educación y Las escuelas que cambian el mundo (ambos en Plaza y Janés), donde el maestro desglosa una serie de técnicas educativas que sitúan al alumno como protagonista del aula. Para ello, Bona solicitó una excedencia el pasado 2015 para dedicar el último año y medio a visitar distintos centros españoles al abrigo del proyecto Escuelas Changemaker de la ONG estadounidense Ashoka, con sede en España. "Los niños necesitan sentirse escuchados, valorados y queridos", apunta. "Tenemos que invitarles a reflexionar y a pensar que el conocimiento no es sólo para uno mismo, sino que sirve para mejorar el mundo donde vives. Ese es el compromiso social que debería estar en todas las escuelas y que hoy está en muchas en España".
El maestro recuerda que en su candidatura al Global Teacher Prize se valoró "un proyecto de cine mudo que planteé a los niños para arreglar los problemas de dos familias". "A raíz de eso, valoraron el hecho de escuchar a los alumnos e invitarles a participar en la sociedad; a mirar por la ventana y querer mejorar el mundo donde viven".
Y al respecto de la situación educativa en España, el docente asegura que "hoy se están haciendo muchos proyectos chulos y hay miles de maestros entusiastas que están deseando formarse, pero que siguen pensándose islas, aunque, en realidad, no estamos solos, sino que somos muchos los que queremos dar un paso hacia adelante".
En este sentido, reivindica que "hay que mirar para adentro y pensar que el cambio educativo ha de empezar por uno mismo. Tenemos que dar cada día nuestra mejor versión para sacar la mejor versión de los niños". Pero también admite que "en España sigue predominando un sistema memorístico. A los niños se les dan respuestas que tienen que repetir y se deja de lado el proceso, que es investigar, compartir, dialogar o preguntarse algo tan básico como para qué les va a servir lo que han aprendido".
Para concluir, Bona esgrime dos claves: "creatividad e imaginación". "Ambas deben entrar en el aula y, en este sentido, el currículum pesa demasiado, pensamos que es el centro de todo, pero el centro es el niño. Y sólo basándonos en su gran curiosidad podría bastarnos para que aprendieran muchísimas cosas", concluye.
