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Letras

El potencial literario del agua

La Fundación Acuorum entrega los premios de su concurso de relatos a cinco ganadores en castellano, gallego, catalán, portugués y euskera

El potencial literario del agua

El agua como personaje, como metáfora, como síntoma o como telón de fondo. El agua registra tantas posibilidades, cambios y formas como la literatura, porque el fluir de ambas representa el de la propia vida. La convocatoria del concurso literario internacional Relatos de Agua, impulsado por la Fundación Acuorum con el objetivo de vincular la escritura a su principal área de trabajo, planteó el doble desafío de escribir un cuento breve alrededor de un tema tan concreto como universal.

El fallo resultó en cinco relatos ganadores escritos en cinco idiomas, que se distinguieron entre un total de 302 trabajos presentados -196 en castellano, 56 en catalán, 8 en euskera, 36 en gallego y 6 en portugués-. Sus títulos y autores son El maestro ha muerto, de Francisco León (castellano), Babuxa, a pinga, de Sara Castro López (gallego), Águas livres, de Teresa Moure (portugués), Itsasaldia, de Judit Ruiz de Munain (euskera) y Dos dits de vida, de Daniel Borrull (catalán). Los integrantes del jurado del certamen fueron los escritores Andrés Sánchez Robayna y Fernando G. Delgado, al frente del fallo de las obras en castellano; Carme Riera, en catalán; Pedro Feijoo, en gallego y portugués; y Bernardo Atxaga, en euskera.

Pluralidad

La publicación final con los relatos ganadores a cargo de la Fundación Acuorum recoge un mosaico de relatos de enfoques diversos, temáticas distintas y cinco idiomas que confluyen en la misma desembocadura: el potencial literario del agua. Los ganadores, que se citaron ayer en el Gabinete Literario con motivo del acto de entrega de los premios, coincidieron en el acierto de las múltiples posibilidades que brinda la temática del agua y, sobre todo, en la singularidad de un certamen que admite obras escritas en distintas lenguas.

"Lo primero que me llevó a participar en este concurso fue la posibilidad de escribir en catalán fuera de Cataluña, porque no es nada común", apuntó ayer Daniel Borrull, "de hecho, ha sido el primer certamen que he encontrado con estas características". También Ruiz de Munain y Moure celebraron esta vertiente: "Creo que es un argumento importante para todos, porque es totalmente inhabitual".

La mayoría de los participantes descubrió la convocatoria del concurso el pasado julio de 2016 a través de los medios de comunicación y portales de escritores, pues el conjunto se dedica a la escritura, si no de forma profesional, sí como una de sus grandes pasiones.

El filólogo Francisco León, natural de Icod de los Vinos (Tenerife), revela que escribió su relato El maestro ha muerto a partir de una vivencia personal. "En un principio, el agua me pareció un tema muy abstracto pero, casualmente, fui a visitar a un pintor noruego en Tenerife, aquejado de cáncer, al que iban a realizar una exposición en el TEA. Y vivía en un caserón muy antiguo del siglo XVI, entre plataneras, con una fuente de agua en el jardín. Y empecé a tirar del hilo", explica. El maestro ha muerto ilustra "la relación entre este personaje y el navegante Thor Heyerdahl, donde el agua funciona a nivel simbólico como puente hacia la muerte". León, que cultiva la poesía, revela que "escribo los relatos como si fueran un poema. Me interesa más una voluntad de estilo que el argumento".

Por su parte, la novelista, poeta, dramaturga y ensayista Teresa Moure señala que Águas livres utiliza "toda una familia léxica relacionada con el agua, pero sin hablar nunca del agua". "No es común que los concursos literarios tengan tema y me llamó la atención este tema tan concreto que, a la vez, encierra muchas posibilidades, en el que no sabía si el agua tenía que ser protagonista o paisaje", apunta. Al final, su relato trenza un diálogo entre una estudiante y su profesor, donde el agua juega "un papel emotivo". "Me decidí por un relato irónico y erótico, donde el agua está como elemento de fondo".

En el caso de la ingeniera Judit Ruiz de Munain, su relato Itsasaldia (La Marea) constituye su primer triunfo literario. "Esta es la primera vez que gano", admite. "Me pareció un reto bonito, porque cuando te marcan un tema, te enfocas más. La mirada depende de cada uno y, en mi caso, el agua siempre me ha dado mucho desde pequeña". Su relato reviste un marcado tono futurista, con pinceladas de humor, a partir de "un personaje que, de repente, tiene mucha sed". "A partir de este punto, he ligado la trama con el cambio climático y con la posibilidad de evolucionar hacia algo diferente".

Por su parte, Daniel Borrull, profesor de Biología, cultiva una trayectoria literaria emergente, con dos libros sufragados vía micromecenazgo y el refuerzo de este premio de Acuorum. Su relato se desencadena a partir de un naufragio que despunta con la sugerente frase: El mar es un desierto de agua. "En esa trama se entrecruzan la esperanza y la angustia, y el miedo a la pérdida entre un padre y una hija, con la consciencia sobre la importancia del agua potable, a la que no le damos importancia hasta que escasea". Por último, la gallega Sara Castro, compositora musical y profesora de pilates, debuta en el terreno literario con Babuxa, a pinga (Rocío, la gota), que forma parte de un conjunto de relatos en torno al agua que comenzó a moldear antes de descubrir la convocatoria de Acuorum.

"Yo acababa de trabajar en un musical infantil y me apetecía hacer algo sola. Y se me ocurrió construir un personaje que fuera una gota de agua con katiuskas rosas y que se rodea de otros personajes", revela. "Cuando descubrí el certamen, traduje el primer cuento al gallego, porque estaba escrito en castellano, pero me encanta escribir en gallego, porque tiene una dinámica y una cadencia preciosa".

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