El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) reforestó este sábado una parcela de la Finca de Osorio, en Teror, en homenaje a Wangari Maathai (Kenia, 1940-2011), Premio Nobel de la Paz 2004 y conocida con el apelativo de la Mujer Árbol por su lucha en defensa del medio ambiente y los derechos humanos en el continente africano.

La repoblación se enmarca en el programa de actividades organizado desde el jueves por el CAAM, en colaboración con la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria y Casa África, en el contexto de la exposición El iris de Lucy. Artistas africanas contemporáneas, que se puede visitar en el centro de Vegueta hasta el 4 de junio.

Alrededor de 150 voluntarios participaron en la reforestación de un terreno dedicado a Wangari Maathai, placa de homenaje incluida, mediante especies endémicas de laurisilva, precisamente, en coincidencia con la celebración del Día Internacional de la Tierra.

Marion Kamau, representante de la Fundación Wangari Maathai de Nairobi y del Movimiento Cinturón Verde, protagonizó una acción ambiental que también contó con la presencia del consejero insular de Cultura y presidente del CAAM, Carlos Ruiz, la titular de Igualdad del Cabildo, María Nebot, y el director del centro artístico y comisario de la exposición El iris de Lucy, Orlando Britto Jinorio.

Primera doctora del África Oriental y Central

Wangari Maathai (Kenia, 1940-2011) fue la primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz, en 2004, por su defensa del desarrollo sostenible, de la democracia, de los derechos humanos y de los derechos de las mujeres en particular, así como por contribuir al desarrollo social, económico y cultural ecológicamente viable en su país Kenia y en su continente.

También fue la primera mujer de África Oriental y Central que obtuvo un doctorado universitario, en 1964, al obtener el título en Ciencias Biológicas en la Universidad Mount Saint Scholastica de Atchison, en Kansas. También fue, en 1971, la primera profesora en Anatomía Veterinaria y luego la primera decana de la facultad de Medicina Veterinaria en la Universidad de Nairobi.

En 1977, Wangari Maathai fundó el Movimiento del Cinturón Verde, el principal y más exitoso proyecto de reforestación de árboles en África, que tan solo en Kenia ha plantado más de 10 millones de árboles y más de 47 millones de árboles en todo el mundo. Integrado especialmente por mujeres, el programa combina desarrollo comunitario y protección medioambiental.

Maathai entró a la escena política en diciembre de 2002 como diputada en el Parlamento. En enero de 2003, el presidente keniano, Mwai Kibaki, la nombró viceministra de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Vida Salvaje.

Su compromiso se vio recompensado con galardones, como el de Mujeres del Mundo de Women Aid (1989), el de la Fundación Ecologista Goldman (1991), el Premio África de Naciones Unidas (1991) o el Petra Kelly (2004), entre otros.

Maathai participó activamente en los Encuentros de Mujeres por un Mundo Mejor organizados por el Gobierno español entre 2006 y 2010 y manifestó su entusiasmo por formar parte del proyecto de la Fundación Mujeres por África poco antes de su fallecimiento.

Movimiento Cinturón Verde

Bajo la idea de que "no podemos quedarnos sentadas a ver cómo se mueren nuestros hijos de hambre", Wangari Maathai promovió la creación del Movimiento Cinturón Verde, The Green Belt Movement, un programa que inició sus actividades en 1976 y cuyo objetivo se ha centrado en la plantación de árboles como recurso para la mejora de las condiciones de vida de la población.

El programa está destinado y protagonizado fundamentalmente por mujeres. En 1986 su ámbito se amplía a otros países de África y en la actualidad se considera uno de los proyectos más exitosos en lo referente a desarrollo comunitario y protección medioambiental.

El Movimiento Cinturón Verde, con su programa de plantación de árboles que Maathai estableció para combatir la deforestación, la erosión del suelo y las sequías en Kenya, su tierra natal, es uno de los movimientos feministas más eficientes en África. Toda mujer que se une al programa recibe clases sobre el mundo natural y cómo preservarlo. Las mujeres asumen papeles de liderazgo, dirigen viveros, trabajan con silvicultores, planeando e implementando proyectos para la recolección de agua y la seguridad de los alimentos.

Esta inciativa ha movilizado a cientos de miles de mujeres y hombres para plantar más de 47 millones de árboles, lo que ha posibilitado la rehabilitación de entornos degradados y la mejora de la calidad de vida de muchas personas en situación de pobreza. Este movimiento es hoy uno de los programas de protección ambiental más potentes de África.