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Tecnología

Los albores del ojo biónico

El primer sordociego implantado en Europa comienza a ver formas y siluetas en blanco y negro

Carlos Martínez (derecha) frente a la segunda implantada ciega en España, Guadalupe Iglesias. EFE

"Por un ojo no veo absolutamente nada, y por el otro donde tengo el implante biónico, veo clarooscuros, veo que hay luz en la calle, pero no a las personas, sino mezclas de blanco y de negro, unos píxeles desordenados". Así definió ayer Carlos Martínez, el primer sordociego implantado con un ojo biónico en Europa y segundo del mundo, su evolución tras la innovadora intervención a la que se sometió el pasado mes de diciembre.

El edificio de Humanidades de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria acogió ayer la conferencia de Carlos Martínez (Barcelona, 1965), en su primera visita a Canarias, titulada La Sordoceguera: Un mundo desconocido, organizada por la Facultad de Traducción e Interpretación de la ULPGC y el centro especializado canario en Lengua de SignosGC.

Durante su intervención, Martínez, sordo de nacimiento y ciego tras sufrir retinosis pigmentaria, describió como era su vida antes y después del implante del ojo biónico, una tecnología que proporciona la estimulación eléctrica de la retina para aumentar la percepción visual en personas ciegas.

El implante, cuyo coste está en torno a los 120.000 euros, consta de una parte interna y otra externa, que se basa en unas gafas que tienen una pequeña cámara en su parte frontal. Los impulsos que recibe el paciente estimulan las células sanas que quedan en la retina y transmiten la información al cerebro a través del nervio óptico para crear la percepción de patrones de luz, que los pacientes aprenden a interpretar.

"En estos momentos de mi rehabilitación lo único que veo son luminosidades. Yo tengo memoria visual, porque antes veía, fui perdiendo la visión poco a poco, y el ponerme el ojo biónico me ha dado una visión diferente, no como la entendemos las personas que hemos visto, sino que se me juntan una serie de pixeles que me dan el contorno y tengo que ir averiguando, entrenando y probando. Estamos todavía en fases de pruebas".

Entre los avances experimentados apunta que, si bien no tiene una calidad de visión óptima, "me permite, por ejemplo ver las cosas mejor en la mesa a la hora de comer". Pese a que está en fase de rehabilitación y en un proceso de mejora continua de la tecnología, anima a las personas sordociegas a que se operen y a seguir dando pasos hacia la igualdad social.

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