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Salud

Canarias vuelve a cubrir sus necesidades de sangre tras la alarma de febrero

La escasez obligó a reprogramar intervenciones en el Negrín, entre otros

Extracción de sangre en una unidad móvil del ICHH.

Las donaciones de sangre se recuperan en las Islas tras un principio de año crítico que obligó a reprogramar 34 intervenciones quirúrgicas, según reconoció esta semana en pregunta parlamentaria el consejero regional de Sanidad, José Manuel Baltar. Esta medida, que afectó a dotaciones como el grancanario Hospital Doctor Negrín y los tinerfeños Hospital Universitario de Canarias y Hospital Nuestra Señora de la Candelaria, creó una especial alarma al difundirse por las redes sociales y los servicios de mensajería. No obstante este mal arranque, según datos aportados por el Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia (ICHH), a 15 de mayo ya se habían acumulado 26.121 donaciones de sangre o plaquetas en las Islas, un 5,33% más que durante el mismo periodo de casi cinco meses de 2016. En cuanto a las intervenciones reprogramadas, que no tenían carácter urgente, se postergaron apenas unas semanas, hasta que se recuperaron los niveles habituales de suministro, explican desde la Consejería de Sanidad.

Según explica Christian Méndez, presidente del ICHH, el inicio del año y las vacaciones de verano son épocas especialmente complejas, pues se dan cita diferentes circunstancias que disminuyen los niveles de sangre disponible. Por un lado, mucha gente sale de viaje, por lo que disminuye el número de donantes. Pero, además, en esos meses se verifican más accidentes, por lo que sube la demanda de sangre, frente a un menor stock. "Tenemos varias temporalidades", señala, "con bajadas en las donaciones, periodos estivales y vacacionales de Navidad y Semana Santa, cuando hay un incremento en la siniestralidad. Hay un cuello de botella en verano y a primeros de años un incremento de la demanda, porque todos los hospitales están con presupuestos renovados y programan más operaciones".

Este año, el momento crítico se produjo sobre el 16 de febrero, en plenos prolegómenos de los carnavales, cuando se verificó la rotura de stock del grupo sanguíneo cero positivo, que puede donar a cuatro grupos, pero sólo recibir de los dos ceros. Las existencias de este grupo bajaron a niveles de alarma, pues sólo había suficiente para cubrir la distribución durante tres días. Hay que tener en cuenta que tres días es lo que se tarda en procesar y distribuir la sangre extraída, por lo que ese plazo marca el umbral crítico. Cuando ocurre esto se hace un llamamiento para que los posibles donantes de sangre acudan. Méndez señala que, independientemente de las previsiones que se puedan establecer en las necesidades de sangre "hay un factor muy alto de aleatoriedad que no podemos controlar".

La sangre es necesaria para intervenciones quirúrgicas, pero también para transplantes, urgencias y para pacientes oncológicos que periódicamente necesitan ser transfundidos. De hecho, este último apartado es el que acapara la mayor parte de la sangre que se transfunde en los centros hospitalarios. "Los más complicados son los grupos ceros", añade Christian Méndez, "porque cuando llega al hospital un paciente muy urgente, tiras del cero negativo, que puede ser transfundido a todos".

Amador Martín, director técnico del ICHH, señala que lo ocurrido el pasado febrero no es tan inusual: "Ha pasado en otras ocasiones, pero quizá otras veces no ha tenido el cariz mediático de ésta por el impacto de las redes sociales. Hay que dejar claro que las urgencias o los servicios que son de vida o muerte están totalmente cubiertos. Se reprograma lo no urgente".

Martín recuerda que "se dan situaciones puntuales en los principios de año. Es la campaña de navidad y hay reducciones de extracciones, días libres de personal... Todos los años se produce un desequilibrio".

Extracción

No todos los que se presentan a los puntos de extracción con la voluntad de donar sangre cumplen con los requisitos exigidos para poder hacerlo; un 15%-16% de las donaciones se descartan por el Instituto. Esto se puede deber a diferentes factores, que se esclarecen o bien en el test informativo que se obliga a rellenar a estas personas o en una sucinta analítica practicada sobre el terreno -el célebre pinchazo en el dedo-. Quedan excluidos los menores de 18 años y mayores de 65. Además, no pueden donar aquellos que se hayan puesto un tatuaje o piercing en los últimos cuatro meses, los que tomen determinadas medicaciones que podrían provocar alergia en quien va a recibir la sangre, los que se han sometido a cirugía en los últimos seis meses, quienes tengan determinadas patologías como el sida y quienes hayan viajado recientemente a países donde existe la posibilidad de contraer la malaria.

En todos esos casos se busca proteger al posible receptor de la transfusión, pero hay otros supuestos de exclusión en los que lo que se ampara es la salud del propio donante. Así, se rechaza la donación de personas a las que se les detecte anemia o niveles bajos de hemoglobina, una situación que puede coincidir con el periodo menstrual de las mujeres. Los registros anormales de la tensión -sea por excesivamente alta o baja- también desaconsejan la donación. Aun así, puede ocurrir que, cumpliendo con estos requisitos previos y tras la extracción, en las analíticas que se realizan en el procesado posterior de la sangre se detecte un problema médico que la hace inutilizable para transfundirla. En ese caso, además de desechar la sangre, se notifica al donante para que acuda a su centro de salud.

Cada extracción es de aproximadamente 450 mililitros de sangre. En caso de que no haya problemas, una vez extraída, sufre un fraccionamiento. Se segregan glóbulos rojos, plaquetas y plasma. Los primeros se envasan en bolsas de 400 mililitros, listos para su distribución. Se transfunden unos u otras en función de la necesidad del paciente. Tienen, también, diferentes periodos de caducidad: para el concentrado de leucocitos son 38 días y siete para las plaquetas. ¿Y qué ocurre con el plasma? Se envía a la industria farmacéutica, donde se fracciona y se obtienen componentes específicos para enfermedades concretas como la hemofilia.

El ICHH suministra sangre a los hospitales públicos y privados de Canarias. En realidad, se las vende. Cada bolsa de concentrado de glóbulos rojos vale 93,7 euros.

Hay, un tipo de donación especial, la aféresis, en la que no se extrae sangre sino directamente plaquetas. El procedimiento es más largo que en el tipo habitual: si ésta apenas tarda 15 minutos en completarse, la aféresis triplica el tiempo de extracción. Se le suele plantear esta posibilidad a la gente que es donante habitual.

Canarias no presente buenas estadísticas de donación de sangre. De hecho, es la última región de España en número de donaciones en relación a su población, sólo superada por las ciudades de Ceuta y Melilla. Así, al año se registran 34 por cada 1.000 habitantes. Amador Martín achaca esto a varios factores, con uno preponderante: "Lo más determinante es la fragmentación del territorio, con algunas islas que además tienen una población con edad media más alta que otras, con gran movilidad de población o población inmigrante que no está bien integrada". Estos condicionantes unidos a la dificultad de desplazarse en según qué islas para alcanzar los puntos de extracción desalienta las donaciones en las Islas.

El director técnico del ICHH contextualiza estos datos en el entorno español, para notar una especie de diferenciación en torno a un eje que separa norte y sur. "Canarias no tiene tanta diferencia con Andalucía, la región que sigue. Cuando se analiza la distribución, se ve que determinadas comunidades como Castilla León o el País Vasco tienen un porcentaje mayor. Asimismo, Cataluña y Madrid no están mal; el norte está mejor", explica.

La crisis económica de la última década también tuvo un efecto desalentador sobre las donaciones de sangre en las Islas, que cayeron a partir del año 2008. "El comienzo de la crisis tuvo un efecto negativo sobre el número de donaciones, que comenzaron a caer", señala el director del ICHH, que apunta diferentes factores que pueden explicar este descenso. "Por ejemplo, se acude a un polígono industrial en busca de donantes en las empresas abiertas, pero ha descendido el número de trabajadores. Además, con la crisis cundió un estado de desánimo que no incitaba a colaborar. A esto hay que añadir que hay gente que confunde esto con un centro de negocios", finaliza Amador Martín.

Campañas de concienciación

  • Ante el bajo nivel de donaciones de sangre registrado en Canarias, y en vista de las dificultades inherentes al Archipiélago por su fragmentación territorial, hay que insistir en la concienciación a través de campañas que hagan ver a los isleños lo importante que es colaborar con la salud de los demás con un acto tan sencillo como eficaz. Amador Martín señala que "estamos tratando muchos aspectos, como la voluntad de la gente. Se hacen campañas de concienciación en ámbitos como el universitario". Además, las unidades móviles refuerzan estas acciones, pues acercan al potencial donante todo el dispositivo necesario para hacer efectiva su colaboración. Según afirma el director técnico del ICHH, todos estos vectores se van traduciendo en un aumento de las donaciones: "Llevamos dos o tres años con incrementos en los niveles de donación. Hoy están cubiertas todas las necesidades".

Glóbulos viajeros

  • La solidaridad interregional también existe en el terreno de las donaciones de sangre. No es inusual que, ante una gran emergencia, viaje la sangre de un territorio a otro. Amador Martín lo explica: "No es excepcional que se pase sangre de una comunidad autónoma a otra. Cuando los atentados de Madrid había neveras de sangre volando hacia allí". Madrid y Barcelona son los destinos más comunes de estos envíos, pues son centros de referencia para el tratamiento de muchas patologías. En cuanto a Canarias, no se ve tan beneficiada por esta solidaridad debido a dos handicaps: la lejanía, que implica un viaje de tres horas por avión, y un régimen fiscal distinto al que rige en la mayoría del territorio peninsular.

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