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La adicción al juego 'online' se dispara

Rabadán aborda el aumento de las dependencias sin sustancias en Ciencias de la Educación

José Luis Rabadán en la Facultad de Ciencias de la Educación. JOSÉ CARLOS GUERRA

Las adicciones sin sustancias ya están dejando de ser la punta del iceberg, y asoman como un problema de salud importante a abordar desde el ámbito de las políticas de drogodependencia. Así lo afirmó ayer el médico especialista en adicciones de La Rioja, José Luis Rabadán que participó ayer en el seminario Modelos de intervención para retos actuales en adicciones organizado por la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente (Unad) que preside Luciano Poyatos, y la Federación de Entidades Canarias de Adicciones (Fecad) a cargo de Jorge Hernández, en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Las Palmas (ULPGC), inaugurado por su decana Ángeles Perera y el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales.

Entre los principales problemas que se están viendo en los centros de rehabilitación, el doctor Rabadán citó la adicción a las tecnologías, internet, los smartphone, al trabajo, el sexo y, en especial, el juego online "que está disparando todos los registros en cuanto a personas enganchadas a este tipo de juegos porque es más fácil de acceder que el presencial, y en nuestros centros estamos empezando a recibir muchos casos, a veces extremos y dramáticos".

Hasta tal punto ha despuntado este problema, que ha cambiado el perfil del jugador patológico, convirtiéndose ahora en el de un hombre, entre 30 y 40 años, con un nivel económico medio alto. "El juego por internet ha revolucionado el tema del juego, siempre decimos que los jugadores online no son jugadores patológicos sino usuarios de internet que juegan y dependen del juego. El perfil ahora es el de hombre, entre 30 y 40 años, que si no hubiera sido por el tema de internet jamás se hubiera enganchado al juego en la variante tradicional que son las tragaperras de los bares, con lo cual el perfil ha cambiado completamente", indicó.

Los cambios derivados del mal uso de la tecnología también requieren, según explicó el especialista, otra forma de abordar el problema de la adicción. "En las adicciones con sustancias el planteamiento inicial es dejar de repetir esa conducta, es decir, una persona que depende del alcohol debe dejar de beber, pero en las adicciones sin sustancias, al principio hay una restricción importante en cuanto a su uso, y después se le expone a la persona, primero de forma controlada, a que vuelva otra vez a hacer esas actividades".

A este respecto, Rabadán insistió en que alguien que dependa de internet no se le puede prohibir su uso, porque se trata de una herramienta que por si sola no es mala, presente en el día a día, con lo cual la intervención va encaminada a la reeducación en su uso.

"El tema está en racionalizar todo. A nadie que esté utilizando el whatsapp de forma desmesurada se le puede plantear que no lo vuelva a utilizar, porque es útil", y en este sentido, José Luis Rabadán puso como ejemplo el caso de una joven de 16 años que llegó a su consulta, porque dedicaba una media de 17 horas diarias de whatsapp, ya demás cuando se lo quitaban se volvía violenta, incluso pegaba a su madre y a su hermana.

"Lo que hay que hacer en las adicciones sin sustancia es avanzar en instrumentos de medidas, ver cuál es el paso de pasar de un uso excesivo a una dependencia. En el caso de esta niña era claro, no salía de casa, no estudiaba, no se relacionaba con nadie, y llegaba a la paradoja que algo que es para relacionarnos, a ella se lo impedía porque estaba todo el día en su habitación mandando whatsapp y esperando que alguien le contestara y de ahí venía su frustración", y dicho esto insistió en que el whatsapp "se puede utilizar perfectamente" pero, al igual que en las adicciones con sustancias, hay personas vulnerables que tienen pocas habilidades sociales, o una depresión de fondo...

Entre las herramientas de prevención, el especialista citó, en primer lugar el sentido común, "que es el menos común de todos los sentidos", insistiendo en que no hay que acortar a muy temprana edad la exposición a los móviles. "Ahora está de moda que en las comuniones, a los niños y niñas de 9 años, los padres les regale un smartphone, e igual habría que retrasarlo un poco. Además, hay que estar muy atentos al uso de estas tecnologías, ver el tiempo que lo utiliza, quitárselo cuando estudian y ponerlo en otra habitación. Cosas de sentido común", concluyó.

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