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Salud

"Los conciertos con la privada son menos que cuando se transfirió la sanidad"

"Conozco al consejero hace mucho tiempo y es una persona convencida al 100% de la gestión pública", afirma Conrado Domínguez, director del SCS

Conrado Domínguez, esta semana en su despacho de la capital grancanaria. J. PÉREZ CURBELO

La Consejería de Sanidad, además de la gestión de Obras Públicas y el reparto del Fondo de Desarrollo de Canarias, causó la ruptura del pacto entre nacionalistas y socialistas en el Gobierno autonómico a fines de 2016, a falta de los cien días de gracia, plantearon un pacto político y social sobre el sistema público.

Me gusta mirar siempre para adelante, no hacia atrás para buscar culpables, solo para aprender. En una situación de guerra política se ha usado la sanidad como arma, pero hay que intentar quitar el foco del enfrentamiento diario, discutir para acordar. Estamos intentando revertirlo y ya iniciamos un proceso llamado Compromiso para la mejora de la sanidad pública, paso previo del siempre hablado pacto social. Nos hemos autoimpuesto una fecha, el 15 de septiembre, porque queremos demostrar de verdad que todos los agentes del ámbito sanitario somos capaces de aportar una hoja de ruta entre todos. Ya nos hemos reunido con sindicatos, pacientes o colegios profesionales y soy muy optimista, será un documento con una serie de compromisos a corto plazo, en el presupuesto del próximo año, como la apuesta por la estabilización del personal. El sistema se mantiene gracias a los profesionales, su compromiso es brutal y resulta vital con la crisis que hemos pasado. Hay ejemplos, el País Vasco tiene un pacto por la sanidad que respetan todos los partidos, lo que no quita para que digan al consejero qué hay que cumplir o mejorar, pero no es bueno para los profesionales ser siempre usados cuando interesa. La sanidad y la educación son la base de los derechos sociales que hemos tenido en este país, que no deberíamos perder nunca, y no hay más riesgo que criticar gratis.

El fichaje del consejero, José Manuel Baltar, de la sanidad privada tampoco tranquilizó.

Es un gestor de la sanidad pública que en un momento dado dejo de ser gerente del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil y tuvo la posibilidad, lícita, de trabajar en el ámbito privado. Ha estado mucho tiempo y ahora se incorpora de nuevo a la gestión pública en un cargo d e responsabilidad política. Lo conozco desde hace mucho tiempo y es una persona convencida al 100% de que la administración pública debe prestar los servicios esenciales.

¿Apuestan por reducir los conciertos con el sector privado?

Por utilizarlos lo que necesitemos en cada momento, solo en ese grado, ni más ni menos. Estamos intentado que la actividad que se realiza en nuestra casa sea cada vez mayor, pero ya estamos llegando al máximo de capacidad, poniendo todos los recursos que podemos tanto humanos como materiales, que las infraestructuras no estén paradas por las tardes o los fines de semana. Este verano, por primera vez, hay quirófanos de tarde operando en el Doctor Negrín. Necesitamos que el sector privado nos resuelva problemas, claro, no entiendo que seamos sustitutivos, pero no es admisible que los recursos que ahora estamos poniendo en la parte pública se deriven a la privada sin antes realizar un análisis.

¿Cuánto se gasta?

187 millones de euros anuales en todos los conciertos, el 6,86% del presupuesto de Sanidad en 2016 frente al 8,61% en 2000. Está bajando, cada vez más los últimos años, concertamos menos que en la época inicial de la transferencia sanitaria a la comunidad autónoma. Es una parte pequeña del presupuesto, pero se necesita. Lo importante es resolver el problema de la población, primero con tus recursos al máximo, y cuando ya no puedas más, acudir a los medios privados a mano. Aquí y en todo el mundo.

¿Hay 150.000 personas en lista de espera?

Todas los pacientes que esperan una consulta con especialista, una prueba diagnóstica o una intervención quirúrgica sí pueden ser 150.000 personas. En diciembre había sobre 30.000 en listas quirúrgicas, que espero mejoren en julio, y ahora 120.000 aguardan por una consulta, que es el mayor grupo pero presenta muchas incosistencias. Es una situación estructural que se une a un problema que, principalmente, también nace de la crisis, porque no se ha invertido lo que se debía durante mucho tiempo en los sistemas de información y no funcionan de manera homogénea. Hay un ejemplo paradigmático, una persona derivada de primaria a un hospital con petición de cinco consultas, a lo mejor el médico de familia prescribe tantas para un solo problema de espalda por el propio conocimiento del sistema y de que no sabe cuál va a ir más rápido. También comparten la lista un paciente en su primera cita, otro en un programa de cribado y un crónico, que si le dan para dentro de un año no está demorado. Intentamos afinar, que termine de cuadrar todo para tener un registro perfecto.

¿Y para reducir las cifras?

Trabajamos intensamente para incrementar toda la actividad en los hospitales e intentar liberar las listas de espera, es decir, hacer accesible el sistema a los pacientes. Hemos puesto en marcha muchísimos programas en estos meses, de cirugía mayor ambulatoria, el plan sobre las patologías con más demora, como obesidad mórbidas, raquis y demás. Por ejemplo, en el Doctor Negrín se realizan pruebas diagnósticas, como TAC y resonancias, los fines de semana, casi 1.200 en siete u ocho, pese a que es una manera de tirarnos piedras sobre nuestro propio tejado porque pueden entrar después en la lista quirúrgica, pero para un paciente y para la resolución del problema en el sistema lo más importante es saber qué tiene, si es grave o no. Y también aumentar la baja actividad en verano, una de las desventajas del sistema, aunque siempre surgen menos tareas y el personal toma vacaciones, se intenta reducir la diferencia entre un mes normal y uno estival. Se ha cerrado muchísimo menos en los hospitales, lo imprescindible por ausencia de actividad o por mejoras, casi un 30% menos en el CHUIMI y cerca del 40% en el Negrín con respecto al pasado año.

Los médicos de familia también reclaman más medios...

Otra de nuestras líneas estratégicas es potenciar la atención primaria. Tenemos que incrementar su capacidad de resolución y el trabajo en coordinación con los especialistas. No es nuevo, pero vamos a intentar hacer un poco de palanca e impulsar ahora que tenemos posibilidad de más recursos, medios para saber si tienen o no que derivar al paciente a un especialista. Pero no solo equipamiento, sino la propia relación entre los médicos de primaria y del hospital. Incluso sacar algunos para que estén en primaria, ya existe la figura de los consultores y funciona muy bien, permiten que el médico de familia tenga más capacidad para decidir si hay que remitir o no a un especialista. No puedo concretar, porque estamos justo en el proceso de identificar necesidades con las gerencias de atención primaria, pero sí hay una determinación y antes de final de año tendremos una idea más clara. También darle más capacidad diagnóstica con el plan de urgencias, rayos o química seca, para resolver los problemas de las personas, que no estén esperando a todo el proceso de especializada. Y, por supuesto, la prevención y la promoción de hábitos de salud también son básicas.

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