La Provincia - Diario de Las Palmas

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"El cáncer es el precio que pagamos por haber llegado hasta aquí como especie"

"En el futuro se descifrará el genoma de los niños al nacer, ahora la prioridad es la enfermedad". destaca el bioquímico Carlos López Otín

Carlos López Otín. J.L.CEREIJIDO

¿Cuál es su papel en el Proyecto genoma del cáncer?

Soy el codirector, es un proyecto de larguísimo recorrido, hace aproximadamente un año acabó su primera fase, descifrando el genoma de 500 pacientes con los tumores más frecuentes. Al consorcio español le correspondió el descifrado del genoma de la leucemia linfática crónica, la más frecuente. Ahora se han puesto sobre la mesa las alteraciones frecuentes que la causan.

¿Podremos vencer el cáncer con la genética?

Es importante recordar que el 50% de los tumores se curan y abandonar la idea fatalista de lo que significa el cáncer y el lenguaje bélico, aquello de la lucha contra una larga enfermedad. Es una enfermedad muy frecuente, los dinosaurios tenían tumores, cualquier organismo pluricelular los tiene. Es el precio que pagamos por haber llegado hasta aquí como especie. El cáncer es uno de los precios que pagamos para sobrevivir con un genoma que tiene 3.000 millones de piezas en cada célula. Con un cambio en una pieza ya se puede generar una enfermedad. Estudiamos esos cambios, el cáncer es genético.

Pero no hay que confundir genético con hereditario.

La gran mayoría de tumores surgen por alteraciones en los genes, pero no todos son hereditarios. Sólo lo son cuando esas mutaciones en el genoma ya las traemos de fábrica. Angelina Jolie heredó la mutación que le iba a causar cáncer de mama de su madre, que la había heredado de su abuela. Ambas sucumbieron a la enfermedad porque nadie les dijo que tenían esa mutación, a Angelina sí y, por eso, pudo actuar. Los casos de cáncer hereditario son los menos, apenas un 5%. El resto son los tipos de cáncer que en los próximos años afectarán a una de cada tres mujeres y a uno de cada dos varones, según los datos más de la Asociación Española de Oncología. Según vayamos viviendo más, será más frecuente.

¿Cada tumor es diferente?

Es una historia personal y única. Hay que avanzar para que ese conocimiento que ahora tenemos en general, sea más individual. Saber en cada paciente qué alteraciones se han producido. Por ejemplo, ante un cáncer de un fumador detectamos miles de mutaciones y hay que distinguir cuáles son las importantes. Es necesario también que la farmacología avance e incidir en la educación en salud.

¿Aconsejaría que todos nos hagamos descifrar el genoma?

Einstein decía que dar ejemplo no es una manera de influir en los demás, es la única manera. Y yo, que he descifrado cientos de genomas, no voy a descifrar el mío porque voy a cumplir 60 años, no tengo ninguna enfermedad ni en mi familia las ha habido y para saber que tengo el pelo oscuro no necesito descifrarme el genoma. ¿Qué alguien lo quiere? Es legítimo, pero ahora que aún hay pocos españoles capaces de hacerlo, centrémonos en los enfermos. En esos casos ha de ser obligatorio. En EEUU Obama financió descifrar el genoma de un millón de ciudadanos sanos, y allí se ven predisposiciones, no sólo a las enfermedades, también a los talentos: el musical, para subir el Everest, el matemático... Todo está escrito de alguna manera en el lenguaje genómico y en los que surgen de su interacción con el entorno a través de otros lenguajes que llamamos epigenoma y metagenoma. Sin duda en un futuro no tan lejano se descifrará el genoma de los niños al nacer. Ahora la prioridad es la enfermedad.

¿El envejecimiento se ha vuelto un tema de actualidad?

Está empezando a aparecer la idea de que si la tecnología ha llegado donde ha llegado, los humanos tenemos unas capacidades tan extraordinarias que podemos incluso plantearnos la inmortalidad. Hay grupos con intereses económicos que abonan esta idea, impulsados desde EEUU por sociedades muy ricas, incluyendo grandes empresarios de Google, Facebook... Seguramente porque son ricos y se han dado cuenta de que lo único que no pueden comprar es más tiempo de vida. También mucha desinformación: en medios serios he visto últimamente que se repetía la afirmación de que en 2045 seremos inmortales. Me gustaría que los que lo dicen hubieran estado junto a mi padre los últimos meses de su vida, cuando una enfermedad lo fue demoliendo física y mentalmente. Me parece obsceno jugar a ser inmortales cuando aún no podemos curar un solo caso de alzhéimer. La ciencia sólo tiene significado si encuentra una dimensión social.

¿Hasta dónde sí es realista decir que se alargará la esperanza de vida, de promedio?

122 años, un millón de horas. Jeanne Calment murió en Francia a los 122 años, cinco meses y catorce días; sin reprogramación celular, sin descifrarse el genoma... Un estudio reciente estima que ése es el límite de la especie humana, siempre que te respeten las enfermedades. Cada especie tiene su límite, que es el tiempo en el que puedes mantener el genoma con una cierta estabilidad. Y para eso hace falta tener mecanismos de reparación de los daños de ese sistema con 3.000 millones de piezas. En el rato que llevamos hablando hemos sufrido miles de mutaciones y miles de células se han suicidado por el bien común. Y aquí estamos. Los mecanismos de reparación reconstruyen o evitan las mutaciones; los de suicidio celular eliminan las defectuosas, y los de renovación renuevan los tejidos. Pero hay un momento en que los cimientos no pueden aguantar el edificio. Llegar a 120 años no será algo complejo, en España ya hay 15.000 centenarios. Pero para superar los 120 años hará falta algo distinto, una nueva biología.

¿Qué opina de las críticas a las donaciones de Amancio Ortega ?

Es delicado. De entrada, bienvenido todo lo que sea cubrir las carencias del sistema público. Este tipo de donaciones finalistas son muy frecuentes en EEUU, pero allí van siempre acompañadas de apoyo a largo plazo a la investigación, al conocimiento. Si no, las donaciones sólo serán efectivas hasta que haya que renovar los equipos.

¿Cómo evolucionará el cuerpo del ser humano?

La evolución biológica es lenta. Los cambios no se producirán hasta dentro de siglos: iremos notando que nuestros ojos son más grandes; los dedos pensé que serían más afinados al abandonar los trabajos manuales, pero ahora creo que igual no se alargarán ya que podremos transmitir información con el pensamiento y quizás el cerebro aumente de tamaño.

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