La Fundación Disa, en colaboración con El Gato Animaciones, impulsa el proyecto Todos somos uno para concienciar a los jóvenes sobre el acoso escolar y transmitir una serie de recomendaciones ante un caso de bullying. Presentada este lunes en el Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Guanarteme, la iniciativa se desarrollará entre los cursos académicos 2016-2018 en 77 centros de Gran Canaria con 20.000 alumnos.

La consejera de Educación y Universidades del Gobierno de Canarias, Soledad Monzón, la concejala de Educación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Lourdes Armas, y la directora de la Fundación Disa, Raquel Montes, presentaron una actividad que utiliza el teatro social como herramienta para prevenir y luchar contra este fenómeno, según informaron desde la empresa energética.

"Las instituciones públicas tenemos la responsabilidad de apoyar iniciativas como Todos somos uno contra el acoso escolar", subrayó la consejera de Educación y Universidades del Gobierno de Canarias, Soledad Monzón. A su juicio, "la Fundación Disa es una de las organizaciones que más colaboran en la educación en Canarias e iremos de la mano en el nuevo plan contra la violencia que estamos desarrollando".

La directora de la Fundación Disa, Raquel Montes, explicó que "en Canarias se detectan cada año cerca de 100 casos de acoso escolar, lo que nos lleva a poner en marcha todos los mecanismos de los que disponemos para prevenirlo y detectarlo a tiempo. Con Todos somos uno queremos aportar nuestro granito de arena para apoyar al profesorado y familias de alumnos ante este tipo de situaciones".

La iniciativa busca acercar a los menores de entre 11 y 16 años la importancia de hacer frente a un problema que, en los últimos tiempos, ha adquirido mayores dimensiones, sobre todo, porque algunas de estas situaciones se dan en el propio centro de estudio, a la vez que busca evitar conductas de riesgo y promover actitudes positivas como el respeto, la tolerancia y la armonía.

Con el objeto de despertar el interés entre los jóvenes, Todos somos uno se apoya en el teatro social para llegar hasta ellos, representando escenas que ayudan a identificar la realidad que se trata en la obra y las diferentes soluciones para resolver el conflicto. Además, una de las peculiaridades que se dan es que el alumno puede cambiar el rumbo de la historia atendiendo a la señal de Stop, reemplazándose con uno de los personajes sin saber cómo reaccionarán los demás protagonistas.

Se trata, por tanto, de un espectáculo de una hora y media de duración que invita a la reflexión y que enseña a los menores a rechazar cualquier acto de violencia, ya sea física, psicológica o verbal, concluyeron desde Fundaciçón Disa.