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Entrevista a Silvia Pérez Cruz

"Tengo que sentir lo que hago, si no no funciono o me quedo bloqueada"

"En directo tengo la sensación de conectar siempre, de que ocurre algo colectivo donde sobresale la emoción", confiesa la cantante

La cantante Silvia Pérez Cruz. LA PROVINCIA / DLP

Al margen del fuerte cambio a nivel de instrumentación, ¿qué conserva este Vestida de Nit de su anterior trabajo Domus ?

Vestida de Nit es un trabajo de solo cuerda y voz grabado en directo con todos los músicos a la vez. En Domus incluimos guitarra, saxo, teclados, bajo, etc y estuvo superproducido. Pero, ciertamente, hay una conexión porque cuando hice Domus yo estaba tocando con el grupo que tengo actualmente y entonces en alguna canción ellos participaron. Vestido de Nit se grabó después de tres años tocando juntos. Hay una unidad con respecto al anterior ya que todos los discos que hago, o los produzco o coproduzco yo, es una manera de ordenar las cosas, es muy mía.

Y la canción que titula el disco parte de una historia familiar.

Sí, porque la música es de mi padre y la letra de mi madre. Es una canción que tiene 30 años, que la cantaban los grupos de mi pueblo, y es muy conocida a nivel local. En 2010 la canté por primera vez con mi padre en el festival de habaneras más popular de Cataluña y a partir de ese momento me la empezaron a pedir en todos los conciertos. Pero no quería apresurarme, sino que llegara en el momento bueno y ese era este porque a mi padre le gustó el arreglo que había hecho el chelista para ese concierto concreto y dijo que tenía que ir en este disco y le pusimos el título.

Se trata de un disco de versiones que alterna con otras rescatadas del resto de su discografía.

Sí, pero hay un trabajo muy fuerte a nivel sonoro. Es cierto, están el Ai, ai, ai, Nao sei y Loca, pero quería trabajar la sonoridad del quinteto, que los músicos tocaran, que improvisaran, que hubiera un trabajo de equipo muy grande. Que no fuera una cantante que fuera a cantar sus éxitos con una orquesta de cuerda, sino un trabajo de mucha entrega y muy valiente por parte de todos. Ha costado, pero con mucha paciencia ha sido cuestión de aprender a romper los límites, las dinámicas, ver cómo empiezan a improvisar, cómo se miran los músicos, cómo se escuchan.

Y supongo que eso habrá alterado la forma de su directo.

Sí, porque el carácter y la manera de tocar de los músicos es más popular que no de música clásica. La actitud es de libertad total y todos los días cambian una barbaridad. Para poder hacer eso necesitaba un repertorio en el que yo me sintiera supersegura, era un ataque de confianza hacia mí misa. Y gracias a este repertorio conocido pude perderme más en la sonoridad, era el reto y el orgullo del disco.

Se ha lanzado a la piscina de lo anticomercial, como se dice.

Siempre. Yo creo música para compartir, no miro mucho a mi alrededor, ni tengo prisas a la hora de triunfar. Yo tengo que sentir lo que hago, sino no no funciono, me quedo bloqueada. La única manera que sé de actuar es siendo honesta, y cada vez investigo algo que me llame la atención. Pienso en hacer algo que me guste y tenga un contenido. No sigo los cánones de la estética más comercial. Y ser numero 1 en el Ipond o ser disco de oro es algo que llega por añadido.

En este nuevo disco a veces el quinteto se introduce por terrenos más propios de la música de cámara contemporánea.

Pero al final es como si fuera una guitarra, yo trato al quinteto como si fuera una guitarra, aunque parezca que suene una orquesta grande con muchos registros. Lo que pasa es que es arriesgado hacer un disco sólo con cuerdas.

Realiza dos lecturas muy curiosas de Lambada de Kaoma y Hallelujah de Cohen

Lambada es una melodía que siempre quise cantar y le pedí a mi amigo Javi Márquez de la Rosa los arreglos aunque él pensara que estaba loca. Pero me encanta haberlo hecho con quinteto. Y lo de Hallelujah la improvisamos un día en el camerino y sonó tan bonito que le pedí al productor que la produjera. En un principio la descarté, pero al cabo de unos meses, cuando murió Cohen, la volví a escuchar, la volví a cantar desde otro punto. Me emocioné y le vi sentido.

¿En su forma de cantar hay algo de las grandes figuras de la música portuguesa y brasileña?

Mi hermana vive en Portugal donde mayoritariamente compongo. La música brasileña me gusta antes del fado y me ayudó a cantar mejor en catalán que, curiosamente, es mi lengua materna, pero tiene una alegría y unos ritmos fantásticos. Al final lo que me gusta es la música, es como estar en casa, estar a salvo, y ahí dentro hay de todo y de todo voy aprendiendo. Las personas que te vas encontrando te enseñan una música u otra. Sin duda, la música brasileña, el flamenco, la música clásica y el folclore, son los estilos que más me han quedado, pero también me encanta la actitud punk, no tener miedo en ir para adelante.

¿Va a incluir No hay tanto pan en el repertorio del concierto?

No está en el disco pero la llevamos al directo, ya que me siento muy orgullosa al ver cómo la gente reacciona, como si siguiera cantándola y unida. Cuando la grabé para Domus acabé muy contenta, pero sólo hubo un par de directos de ese disco. Y ahora la he traído aquí y he tenido momentos de llorar en la plaza ya que es muy emotivo ver la reacción del público.

Usted ha logrado el sueño de muchos artistas: ser conocida a nivel popular y, a su vez, respetada por los expertos.

Yo estoy tranquila porque hago lo que amo. Yo en una multinacional no quería ser famosa. Me juego mi felicidad. Aquí me enfrento con mi ser. Que compren tus disco y te respeten es fabuloso. Pero me hace mucha ilusión cuando mis amigos músicos están contentos de que me vaya bien, me emociono mucho. Buenafuente me presentó como "una chica que no es muy conocida, pero es muy respetada". Y yo dije "vaya piropazo".

¿Y qué siente en un directo?

La sensación de conectar siempre, de que pasa algo colectivo. Saber que en todos lados somos todos muy iguales, que el humor y la emoción es lo que sobresale.

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