El pasado miércoles, a las 5.24 -hora canaria-, el verano se coló por la ventana del hemisferio Norte. Durante 93 horas y 15 días, la mitad boreal de la Tierra -por la inclinación del eje del planeta- permanecerá más próxima al Sol y, además de temperaturas más altas, más horas de luz, más cervezas, más playa y menos ropa, la estación estival trae al calendario varios espectáculos naturales con el cielo como escenario. A final de julio, por las noches, -con mayor intensidad el día 31-, se dejarán ver en el firmamento las Delta Acuáridas. Serán la antesala de las Perseidas -o lágrimas de San Lorenzo-, que registrarán su pico más alto de actividad el 12 de agosto. Este año, además, los meteoros no vienen solos. Para el 7 de agosto se espera un eclipse de luna -palpable en las Islas durante sus últimas fases-. Y el 21 de agosto tendrá lugar un eclipse total de sol en América del Norte que se dejará ver al atardecer en Canarias. Son las estrellas del verano.

La temporada de espectáculos en el cielo arranca con las Delta Acuáridas, una lluvia de meteoros de la constelación de Acuario que cada año, puntuales, se cruzan con la órbita de la Tierra. De origen aún por concretar -se cree que forman parte de la estela que deja el cometa 96P Machholz; aunque una primera hipótesis situaba su principio en la colisión de dos cometas-, la presencia de estos astros fugaces -más lentos que las Perseidas- en el firmamento se notará durante varias semanas. Su punto de máxima actividad se registrará el 30 de julio, aunque su visibilidad podría ser más nítida entre los días 23 y 25 de julio -sin la presencia de la luna-.

Las Delta Acuáridas abrirán el paso a las estrellas más famosas del verano: las Perseidas. Conocidas popularmente como las Lágrimas de San Lorenzo, entre el 12 y el 13 de agosto registrarán su pico más alto de actividad -en plena fase de luna creciente, lo que reducirá el nivel de condiciones lumínicas para su observación-. El periodo de actividad de estos meteoros, procedentes de la estela del cometa Swift-Tuttle -que completa una órbita del Sol cada 133 años-, arrancará el 13 de julio y se cerrará el 26 de agosto.

Para el 7 de agosto los movimientos de la Tierra, el sol y la luna provocarán un eclipse parcial del satélite de nuestro planeta, que será visible -sobre todo- en Oceanía y Asia y que será perceptible en Canarias. Tanto en Las Palmas de Gran Canaria como en Santa Cruz de Tenerife se podrá observar durante la fase penumbral -cuando la luna entra en la zona de sombra que la Tierra genera al tapar el sol-, aunque la altura del satélite en las Islas será muy bajo para poder disfrutar con claridad del fenómeno.

Estados Unidos -sin que Donald Trump tenga algo que ver-, Canadá y México y la cuenca del Caribe quedarán a oscuras la tarde del 21 de agosto por culpa de un eclipse total de sol que, al atardecer, se dejará sentir de manera parcial en Canarias. En las dos provincia del Archipiélago, si las condiciones climáticas lo permiten -cielo despejado-, alrededor de las ocho menos diez de la noche la luna cubrirá parte del astro rey. Será el mejor momento para disfrutar de uno de los espectáculos del verano.