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Dos mil algas sientan las bases de la economía azul en la Isla

El Cabildo, el BEA y el ITC impulsan la creación de riqueza en torno a la biodiversidad marina de Canarias, Azores y Madeira

Una investigadora en una de las cáramas del Banco Español de Algas, con sede den Taliarte.

Las microalgas constituyen una de las más importantes reservas de nuevos productos y aplicaciones para las industrias farmacéuticas, de cosmética, alimentación, energías... Estos organismos cobran en la Isla un especial protagonismo por el alto conocimiento científico generado en torno a ellos desde hace más de tres décadas en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria a través del Banco Español de Algas (BEA), y del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC). Esto, unido a la riqueza de la biodiversidad marina del entorno, hace de Canarias un lugar único en el mundo para el desarrollo de la industria de la biotecnología azul.

En este escenario nace el proyecto Rebeca, donde la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (Spegc) del Cabildo, el BEA y el ITC han unido sus recursos en conocimiento y gestión para favorecer la atracción y creación de empresas en torno a las microalgas. Se trata de una red de excelencia en biotecnología azul que parte con una colección de unas 2.000 cepas de microalgas, 1.670 aportadas por el Banco Español de Algas, y cerca de 400 por el ITC y otros socios como la Universidad de Azores.

Antera Martel, directora científica y responsable de la colección de cultivos del BEA, y Juan Ramón Rodríguez, promotor de Economía Azul para la Spegc del Cabildo de Gran Canaria, definen el proyecto Rebeca como una plataforma de colaboración entre distintas regiones de la Macaronesia (Canarias, Azores y Madeira) y de África (Cabo Verde y Mauritania). Consolidan así una red de excelencia en biotecnología basada en la Economía azul, dirigida a potenciar la I+D+i en el campo de las algas en la región macaronésica. Cuenta con un presupuesto de 2,35 millones de euros, financiados en el 85% con fondos europeos Feder.

Esta iniciativa se enmarca dentro de los programas Interreg MAC 2014/2020 y surge a partir de la Plataforma de Excelencia en Biotecnología de Algas (PEBA), apoyada por el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Gran Canaria y la ULPGC, y promovida por el ITC, la Spegc y el Banco Español de Algas.

La misión del BEA, dentro del proyecto Rebeca es desarrollar la recolección de la materia prima (microalgas) y el análisis de las propiedades que pueden tener. "Hacemos la prospección de microalgas, el aislamiento, mantenimiento, depósito de cepas, identificación, valoración de los compuestos bioactivos que contienen esas algas que nosotros tenemos en colección, y experimentación de los cultivos. Hacemos una selección de las cepas para valorarlas desde el punto de vista químico, y las que contenga mejores resultados se las sugerimos al ITC para que las desarrollen en su planta piloto", indicó la investigadora Antera Martel.

La función del ITC en el proyecto sería la del cultivo a gran escala de esas microalgas seleccionadas, así como el estudio de como poner el producto de calidad en el mercado, es decir, el salto industrial a través de una planta de demostración y transferencia. Por su parte, la Spegc da apoyo logístico para la promoción de esta actividad en el entorno empresarial, facilitando el contacto con las empresas, y favoreciendo la gestión de las mismas para llevar a cabo sus proyectos en la Isla.

Empresa

"Desde la Spegc se está promoviendo al sector para crear una industria innovadora basada en la tecnología de algas en Gran Canaria, y para ello estamos poniendo todos los esfuerzos en asistir a los eventos internacionales más relevantes en este campo, atraer a las empresas y facilitarles una agenda muy personalizada con todas las ventajas que puedan obtener, tanto a nivel de servicios, como de apoyos fiscales o I+D", apuntó Juan Ramón Rodríguez.

Este escenario de cooperación institucional, también incluye a las Universidades de Madeira y de Azores, así como a Mauritania, y Cabo Verde, país con el que el BEA se ha comprometido a montar la primera colección de microalgas allí. "La idea del proyecto Rebeca es que cada comunidad o cada centro tenga su propia colección, un estudio de su biodiversidad y la incorporación de la misma a las condiciones de cultivo", apuntó Martel.

En el caso de Canarias, el BEA aporta su colección, pública y oficial de 1.670 cepas; a las que se sumarían las colecciones del ITC y de la Universidad de Azores, unas 400 más entre los dos. De momento la Universidad de Madeira no tiene colección con lo cual empieza a partir de este proyecto a crearla, la de Cabo Verde será creada por el BEA que también se encargará de formar al personal de dicho país para trabajar en ella; y Mauritania figura como socio observador.

"Nosotros, como Banco Español de Algas, no podemos ser conservadores de toda la biodiversidad de la Macaronesia, por eso se nos ocurrió invitar a otros actores de esta zona geográfica para que nos ayuden en esta labor de conservación", aclaró la investigadora del BEA.

Con dichas colecciones de cepas de microalgas, "además de una labor ética y estética de conservación de la biodiversidad", a través del proyecto Rebeca se desarrollará un estudio de mercado para conocer qué compuestos bioactivos se está demandando, tanto para el sector de la alimentación, de las farmacéuticas, cosmética..., "de forma que nos centremos en buscar en nuestras algas esos productos que va a demandar el mercado a corto, medio y largo plazo".

Por tanto, tras establecerse los cultivos de las cepas aisladas de los muestreos y comprobado su nivel óptimo de crecimiento, "porque aunque contengan muchos productos interesantes para la industria si esas algas no crecen, no hay nada que hacer", la clave está en dirigir los cultivos a obtener los productos activos más valorados en el mercado. "Actualmente lo que más valor añadido tiene por inversión, son los compuestos bioactivos que se utilizan en cosmética, nutracéutica, farmacéutica... Hablamos de ácidos grasos, poliinsaturados, compuestos con actividad antioxidante, antifungica, antivírica, anticancerígena, pigmentos, proteínas... Pueden ser un sólo compuesto o sinergias de varios".

En dichos estudios, los investigadores del BEA no sólo valoran las algas más aptas por crecimiento y por contenido bioactivo, sino también el uso del residuo que generan para otros fines. "La idea es crear una gran industria que sea sostenible, y que esté dentro del concepto de biorefinería", un valor añadido más para atraer empresas o impulsar su creación en este campo.

La doctora Martel señaló al respecto que entrar en el sector de la biotecnología azul requiere de un alto nivel de competitividad, y en este sentido Gran Canaria cuenta con muchos recursos. "Tenemos la Facultad de Ciencias del Mar y la Escuela de Ingeniería de la ULPGC, con quienes colaboramos para diseñar sistemas de cultivo innovadores. Por tanto, el potencial de conocimiento es muy alto. A esto se le suma la capacidad humana para la formación de especialistas en cultivos; los recursos medioambientales, de biodiversidad, y científicos. Sólo faltaba ponerlo todo junto a trabajar y ahí surge el proyecto Rebeca, que también da valor a otras regiones, involucrando nuevas especies que no pueden estar aquí".

A modo de ejemplo, Martel apuntó las especies de ambientes extremos que generan una serie de compuestos químicos en su metabolismo de gran interés para la industria. "Cabo Verde tiene salinas y ambientes muy secos y cuando vienen las lluvias pasa a muy húmedo, con lo cual hay muchas algas que producen polisacáridos en ese momento de cambio de seco a húmedo; Madeira es una isla muy verde; y Azores tiene fumarolas, géiseres..., las algas que conviven en condiciones tan extremas, soportando temperaturas muy elevadas, tienen altas concentraciones de productos como sulfúricos. Poder tener toda esa biodiversidad con un potencial biotecnológico muy elevado, es una oportunidad muy importante".

Dicha materia prima les permitirá apostar por algas que actualmente no están en el mercado, y que forman parte de una colección única en el mundo, teniendo en cuenta la riqueza de la biodiversidad de la región macaronésica.

La Spegc, por su parte, está haciendo hincapié en dar visibilidad a todo este potencial y acercarlo al ámbito empresarial, a través de una página web específica, vídeos, estudios de mercado, acuerdos de colaboración... Entre sus acciones han abierto un servicio de atención a emprendedores, que permite a todos los interesados consultar de forma gratuita los requisitos necesarios para montar una empresa.

Además, destaca el trabajo que realizan para eliminar las barreras legales y administrativas. "Crear una empresa en el ámbito biotecnológico no es tan fácil como en cualquier otro sector. Por primera vez se ha coordinado esfuerzos de diferentes administraciones para facilitar todo esto, y se está trabajando en las certificaciones y autorizaciones de cultivos de diferentes especies", concluyó Rodríguez.

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